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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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uen conocedor de la geografía madrileña, quien afirmó en 1906 que Madrid estaba<br />

rodeada por “un anillo de muladares” que tenían “aspecto de lugar<br />

marroquí”(Reorganización 17-18). Del Moral señala que la prueba más contundente<br />

del carácter preindustrial de Madrid era la precariedad de su infraestructura urbana y<br />

de sus servicios públicos, inexistentes en el extrarradio, el cual carecía de limpieza,<br />

higiene y toda clase de condiciones para ser habitado, poniendo en peligro la salud y<br />

la vida de sus habitantes (Sociedad madrileña 85). El debate y las preocupaciones<br />

alrededor de estas cuestiones sociales no encontraron solución alguna en los primeros<br />

años del siglo XX. Cuatro Caminos, el barrio obrero madrileño donde se inicia la<br />

acción de La horda y cuyas calles son “míseros avisperos de la pobreza” (La horda 9)<br />

es el ejemplo vivo de ese otro Madrid periférico que crece sin parar por el<br />

asentamiento del proletariado en condiciones de insalubridad.<br />

Muy al principio de la narración, el personaje de Zaratustra, el trapero “más<br />

antiguo del gremio” (28), ofrece un importante testimonio que no sólo documenta los<br />

cambios morfológicos y urbanísticos que ha sufrido el extrarradio madrileño,<br />

alzándose de esta manera la figura del trapero como historiador y urbanista, sino que<br />

también indica las connotaciones de lo que significa habitar en las afueras de Madrid:<br />

Yo he visto mucho: he visto al señor de Bravo Murillo traer las aguas a<br />

Madrid y saltar el Lozoya por primera vez en la antigua taza de la Puerta del<br />

Sol; he visto cómo la villa ha ido poco a poco ensanchándonos y dándonos con<br />

el pie a los pobres para que nos fuéramos más lejos. Ese fielato lo he visto en<br />

lo que es hoy glorieta de Bilbao. Donde yo tuve mi primera barraca hay ahora<br />

un gran café. Todo eran desmontes, cuevas para gente mala… y ahora anda<br />

uno por allí y todo son calles y más calles y luz eléctrica y adoquines y<br />

asfaltos, donde estos ojos vieron correr conejos… Los antiguos cementerios<br />

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