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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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pobres y las clases desposeídas que habitan el extrarradio carecen a menudo de salud<br />

física: las modistas de la calle del Pez y las prostitutas sufren de anemia. La<br />

enfermedad y la muerte se ceba con los más débiles, y el determinismo biológico<br />

garantiza una muerte prematura al individuo débil. La salud física es necesaria para la<br />

lucha; es por ello que el sujeto sin salud física y vitalidad no puede reflexionar sobre<br />

su situación social y la explotación que sufre de los de arriba. Así lo afirma Quimette:<br />

“La conciencia, el individualismo y los conceptos morales forman parte del arsenal<br />

humano sólo cuando la sobrevivencia está garantizada” (“Instinto ético” 89). Sin las<br />

condiciones mínimas para la existencia, el sujeto encontrará difícil, casi imposible,<br />

transformar su situación y liberarse del yugo de la autoridad.<br />

Por lo que concierne a los factores sociales que determinan el destino de los<br />

individuos, el narrador introduce en la novela muchos sujetos que sufren de taras<br />

sociales: alcoholismo, prostitución, pobreza, criminalidad, todos ellos culpables del<br />

fracaso al que se encamina el personaje. El grupo de golfos, criminales y prostitutas<br />

que Juan visita en las afueras carecen de conciencia social, parecen conformados con<br />

su suerte y simplemente luchan por sobrevivir, ya que no sienten que les pertenezca<br />

nada por lo que merezca la pena luchar, pues “el desconocimiento de las aptitudes<br />

individuales lleva inexorablemente al determinismo social; se desea sólo lo que se<br />

conoce” (Quimette 87). Por ello Manuel opina que la pena ante un delito debe de ser<br />

menor “para el que no sabe que para el que sabe” (Aurora 284). Sería ésta una mera<br />

lucha por la supervivencia, igual que la del Bizco, un producto de la sociedad que no<br />

tiene libertad para actuar, pues su pensamiento y acciones están causalmente<br />

determinados por las circunstancias que le rodean. Es un personaje sin conciencia, que<br />

“nunca se había preguntado por qué era odiado, por qué era perseguido”. El mismo<br />

narrador afirma que “había seguido el fatalismo de su forma de ser” (192). La<br />

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