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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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durante los primeros 30 años del siglo. Junto a los derribos realizados,<br />

reestructuraciones espaciales y nuevas construcciones que se venían levantando desde<br />

mediados del XIX, será éste un hecho fundamental a la hora de determinar la<br />

configuración urbana. Los espacios de la ciudad se van a organizar para dar cabida a<br />

nuevas realidades sociales, que desde finales del XIX comienzan a preocupar a un<br />

sector de la sociedad madrileña que ve amenazados sus intereses de clase y su<br />

dominio geográfico en una ciudad que no tiene cabida para ese aluvión proletario.<br />

Ante la avalancha de inmigrantes, las casas de una planta en los arrabales y los bajos<br />

en los edificios del interior o del ensanche ya no serán suficientes. Porque el<br />

inmigrante tampoco puede pagar un alquiler en el ensanche, la solución pasará por<br />

edificar en el extrarradio en condiciones de insalubridad y falta de higiene, sin ningún<br />

orden, lo que ahogará cualquier posibilidad de crecimiento racional. Durante los<br />

últimos años del XIX se comienza a formar así un cinturón alrededor de la ciudad en<br />

forma de chozas y casuchas que se agrupan en enclaves caracterizados por una<br />

situación de miseria.<br />

Éste es el contexto en el que se ubican las novelas bajo estudio en el<br />

presente capítulo en el que se analizará la función social de la calle madrileña y del<br />

espacio geográfico en que se mueven los personajes de dos obras de principios de<br />

siglo: Aurora roja (1904) de Pío Baroja y La horda (1905) de Vicente Blasco Ibáñez,<br />

novelas cuya acción se desplaza a un núcleo urbano contrapuesto: la periferia urbana.<br />

Si bien la incorporación de los barrios marginales a la novela no es un asunto nuevo –<br />

recordemos cómo Galdós introduce el barrio de las Peñuelas en La desheredada o<br />

Chamberí en Tristana como suburbios, ciudades hechas “de cartón piedra” que<br />

reflejan el estado interior de sus habitantes—sí lo será su protagonismo. Ciertamente,<br />

periferia no significa menos interés. Supone, por el contrario, replantear el enfoque y<br />

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