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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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¡Ya no más desviaciones para mí!” (Tristana 241), se vuelve a ganar el derecho a<br />

controlarla y a ejercer el control sobre su sexualidad. Tristana parece interiorizar esta<br />

“operación”: pide ayuda a Saturna, el único apoyo femenino que conoce, siente<br />

vergüenza ante la profanación de su cuerpo, y hasta podría decirse que ha participado<br />

indirectamente de la misma: la racionalización lógica en términos de la ideología<br />

patriarcal que se impone en el relato es que la violación es el resultado del<br />

comportamiento provocativo femenino, lo que se encuentra en perfecta coherencia<br />

con la imagen de la castración como castigo a la labor subversiva y desviada, las<br />

escapadas urbanas, la presencia callejera y el adulterio, todos ellos comportamientos<br />

provocadores y alteradores del orden. La participación indirecta de Tristana también<br />

se deja ver en el resultado de la violación, pues la degradación física va unida a la<br />

aniquilación completa de su personalidad: aceptará el absurdo proyecto del<br />

matrimonio con Lope “con indiferencia… casi no se dio cuenta de que la casaron”<br />

(271-72), abandonará el cuidado físico de su cuerpo, cuidando “poco de embellecer su<br />

persona” (267) y el silencio lingüístico se volverá a apoderar del personaje, que no es<br />

capaz ni de escribir una carta pues “las últimas líneas apenas se entendían, por el<br />

temblor de la escritura” (240). La ausencia final de lenguaje también caracterizará a<br />

Isidora, síntoma no sólo de anomia sino de anonimia social. Antes de lanzarse a la<br />

calle a ejercer la prostitución, Isidora murmura “no se sabe qué palabras” (La<br />

desheredada 491), apoderándose de ella un “silencio absoluto durante todo el día”<br />

(494). 32 En definitiva, los efectos de subjetivación han producido un cuerpo sumiso y<br />

32<br />

Ésta parece ser una técnica recurrente en la restauración del orden que el sujeto femenino ha alterado.<br />

En La Tribuna de Pardo Bazán, Amparo se distingue por su conquista de un espacio comunitario, la<br />

fábrica de tabacos, que aunque cerrado facilita la independencia económica de la mujer. En este recinto<br />

el personaje aprenderá a leer y a dirigirse a una multitud, alzándose en su performance público como<br />

agente social. Este proceso formativo le permitirá conquistar la esfera pública y erigirse como sujeto de<br />

un discurso emancipador. Sin embargo, tan pronto conoce al amante que habrá de deshonrarla y<br />

engañarla, tras dejarla embarazada y abandonarla Amparo perderá su bien más preciado, el de la<br />

retórica: “Por más que la Tribuna pretendía echar mano de su oratoria, que le hubiese venido de perlas<br />

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