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'ANDANDO SE HACE EL CAMINO - DataSpace - Princeton University

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analógica es altamente discutible, pues hay muchas otras lecturas, de índole social y<br />

económica, que permiten relacionar el espacio con los personajes en el texto.<br />

Localizado al norte de la capital, hacia 1880 (única mención cronológica en la novela)<br />

el barrio de Chamberí constituía un área “incompleta” de la ciudad en tanto que estaba<br />

a medio urbanizar: componía un sector de rápida conformación el cual venía<br />

creciendo constante y vigorosamente desde la segunda mitad del XIX con la<br />

construcción de un hipódromo en las afueras de la puerta de Santa Bárbara en 1846, el<br />

derribo de las murallas que tenían encorsetada a la ciudad vieja mediante en 1857 y la<br />

llegada de las aguas del Lozoya un año después. Por estos motivos, era un barrio<br />

asociado a la criminalidad y la corrupción, una reputación que mantendría bien<br />

entrado el siglo XX, en parte por sus “extensos campos abandonados, sus barrancos y<br />

sus ruinas” (Répide 193). Habiendo “gozado en mejores tiempos de una regular<br />

fortuna” (Tristana 121), don Lope “no ha muchos años” (119) que vive en este barrio<br />

ruinoso, cuya elección se debe únicamente a “la baratura de las casas” (121), como<br />

bien señala el narrador. Vázquez documenta que este barrio nació en el siglo XVIII<br />

“entre fábricas, tabernas, cementerios y palacetes” (Madrid 39), lo que denota el<br />

interés que esta zona de la ciudad despertó en nobles y burgueses como lugar donde<br />

levantar sus palacetes y casas de recreo. Ya en el XIX, prosigue Vázquez, se<br />

construyó “un lujoso teatro” en las mismas afueras, el cual se convirtió en lugar de<br />

desahogo para los adinerados y junto al casi centenar de tabernas y casas de mala nota<br />

acumuladas en este barrio le ganaron la fama de “barrio ocioso y festivo” (39). No es<br />

casual, pues, que la casa de Lope, defensor de un orden reaccionario, personaje “sin<br />

ninguna ocupación profesional” quien “se pasaba la vida en ociosas y placenteras<br />

tertulias de casino, consagrado a trincas de café y a otros rincones de esparcimiento”<br />

(Tristana 121) se ubique en este barrio “excéntrico” (121). Por lo tanto, cuando<br />

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