El libro de Iván Salas

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Quilish Hora Cero Cajamarca, la lucha de un pueblo que defiende su vida y dignidad eficaz tecnología sólo consigue mitigar en algún grado sus devastadores y dramáticos efectos: destrucción y muerte (tánatos) que luego habrá que encubrirlos con engañosos eufemismos de impecable maquillaje técnico, como: «control de impactos ambientales», «límite máximo permisible», «minería con alta responsabilidad social», expresiones éstas que poseen indudable influjo en las mentes ingenuas o en aquellas que carecen de información y discernimiento. Ya en un artículo anterior sostuve que la gran minería en Cajamarca está convirtiendo a nuestros campos altoandinos en sombríos paisajes lunares: yermos, deletéreos y letales. «El Campo es Santo», es el acertado título de un importante libro de Alberto Benavides G. Sin embargo, lo que es sacro, lo que es genuinamente santo, es agresificado con furia por la irreverente y codiciosa lógica empresarial. Sí pues, nadie tiene que recordarnos que la minería genera un «gran canon», que es indispensable la inversión de capitales nacionales y extranjeros, que ella es fuente de trabajo, que tenemos que impulsar el desarrollo para vencer la pobreza. ¿Pero, de qué desarrollo, de qué superación de la pobreza y de qué bienestar social se está hablando si los suelos, las cuencas, las aguas y los aires están siendo ostensiblemente agresificados con quimotóxicos morbogénicos y letales? Como puede verse, no se necesita ser integrante ni simpatizante de organización ecologista alguna para cautelar con energía el derecho a la vida con salud y dignidad. En tanto que «el campo es santo», también ya sostuvimos que el APU QUILISH, como muchos otros, es SACRO. Intangible por esencia, antes y después de cualquier ordenanza municipal. Centinela telúrico. Colector, filtro y gran distribuidor natural de nuestras aguas. De ser asesinado y explotado, los centros poblados vecinos y la ciudad de Cajamarca tendrán que someterse al riesgo inminente de consumir aguas muchísimo más tóxicas y contaminadas de lo que ya ocurre en la actualidad. Expertos muy serios e independientes sostienen que incluso la fase de exploración generará una peligrosa toxicidad ambiental. Sí, sí. Ya sabemos que habrán estudios «muy serios» de impactos ambientales, con anterioridad a la posible explotación del Cerro Quilish…¡Oh reino de la ingenuidad!... ¿Es que acaso no conocemos que la mayoría de desastres ambientales que han ocurrido en el mundo acaecieron precisamente y no obstante la existencia allí de los ya famosos «estudios aptísimamente profesionales de impacto ambiental» y no obstante los Iván Salas Rodríguez 204
Quilish Hora Cero Cajamarca, la lucha de un pueblo que defiende su vida y dignidad «muy rigurosos sistemas técnicos de control y monitoreo» que empresas y compañías desplegaron? ¡Incontenibles tánatos!... Pues cuidado, la agresificación podría expresarse con signos muchísimo más dramáticos de no mediar el sentido común y la más sana racionalidad. De agravarse, el existente «síndrome Quilish», podría desencadenar dos manifestaciones muy lamentables: A) Una focalización reductiva (percepción sesgada) que impida ver el problema ambiental de Cajamarca es mucho más grave y complejo de lo que nos parece: es la cuestión Quilish y demasiado más que el Quilish. B) Desbordes violentistas aprovechables desde ciertos intereses políticos y desde ciertos protagonismos demagógicos… Sí, pues, ante la truculenta violencia ejercida contra la naturaleza y contra el ambiente, contra la vida y la salud, los actores sociales deberían responder con la ponderación racional más deseable, dentro de la que el diálogo se imponga como una necesidad inabdicable. Los líderes se hallan ante el imperativo categórico urgentísimo de construir una resistencia cívica ambientalista, de genuino signo pacífico y dialógico…Sólo así el «síndrome Quilish» será menos patogénico y menos agresificante…De ocurrir esto que anhelamos, el «síndrome Quilish» podría felizmente trascenderse, y el factor potencialmente violentista sería significativamente mitigado. Iván Salas Rodríguez 205
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