El libro de Iván Salas

Quilish Hora Cero
Cajamarca, la lucha de un pueblo que defiende su vida y dignidad
EL SÍNDROME QUILISH.
Por: Dr. Marcial Abanto Florida (*)
ANEX ANEXO ANEX O 25
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EL SÍNDROME QUILISH.
«Ya súbdito de la economía, la ciencia y la tecnología, el hombre moderno ha
olvidado su fraterna y sacra relación ontológica con la tierra, el paisaje y el
cosmos; penosa situación que pone en peligro su existencia como especie…» -
sostenía en su gran discurso académico el sabio cajamarquino don Mariano
Iberico Rodríguez, instantes después de la presentación de su bellísimo libro
«El Sentimiento de la Vida Cósmica.» (Lima, 1940).
Con similar perspectiva, lo mejor del psicoanálisis actual ha reactualizado la
clásica tesis acerca de que la pulsión fanática de los individuos (y colectividades)
deviene en tanto más agresificante cuanto mayor sea la seducción por el acceso
al disfrute de los productos económicos y tecnológicos; si este disfrute resulta
exasperado por apetitos desenfrenados, como suele ocurrir con harta frecuencia
con hasta frecuencia (hedonismo, pasión por el lucro, codicia), tal agresificación
resulta por entero violenta y destructiva. A este fenómeno cada vez más
extendido, en el que se juntan placer, codicia excesiva y agresificación, la nueva
psicopatología viene conociendo con el nombre de ibrisogenia. En tal horizonte
actitudinal encontramos la violenta agresificación a la que el ambiente es sometido
por el hombre: desestructuración hidrogeológica, contaminación de los suelos,
contaminación de las aguas, contaminación del aire, contaminación de la cultura,
contaminación de la moral social, contaminación de la mente, etc. ¡Indudable!...
Pues la actividad minera en el mundo se ubica en tal contexto agresificante. Más
allá de indudables beneficios que se derivan de la minería, ella sólo es posible
vía violenta mutación de los espacios geotelúricos, de los ecosistemas, de la
biodiversidad y de las afluencias hidrodinámicas. El uso de la mejor y más
(*) Docente Principal de la Universidad Nacional de Cajamarca.
Iván Salas Rodríguez
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