El libro de Iván Salas

Quilish Hora Cero
Cajamarca, la lucha de un pueblo que defiende su vida y dignidad
que tiene en su historia 150 años de recuerdos de sublevación contra esa
prepotencia y arbitrariedad. Una empresa que tuvo que tragarse el sabor amargo
de la derrota y aceptar una Resolución Ministerial que impedía la explotación
del Quilish. Los de aquella noche eran, seguramente, los mismos jóvenes que
impidieron los desmanes durante las movilizaciones cotidianas en la lucha por
defender el Quilish, aquellos que separaron a los provocadores para demostrar
que en Cajamarca la violencia insana no es un método preferido por las mayorías.
Con todo, el concierto fue un éxito, más allá de los niños extraviados y las
angustias maternas y paternas por hallarlos. El Programa se cumplió casi al
milímetro. Un solo detalle no pasó inadvertido, para zahoríes observadores, a
la media noche no se entonó el himno de Cajamarca, quizá para evitar se
inflame el espíritu rebelde de quienes soportaron la afrenta de un rescate y
se sublevaron para constituirse en departamento.
Max Hernández, uno de nuestros más connotados psicoanalistas (que almorzó
choclo con queso en el tradicional restaurante Salas), tal vez pueda ayudarnos a
descifrar ese finísimo matiz de cajamarquinas y cajamarquinos, que aceptaron
la fiesta, pero no hipotecaron sus conciencias. Bien por Cajamarca, una chichita
para celebrar y una coplita para recordar que el Quilish no se vende!!!
11/febrero/2004
Iván Salas Rodríguez
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