El libro de Iván Salas

Quilish Hora Cero
Cajamarca, la lucha de un pueblo que defiende su vida y dignidad
LA PLAZA LLENA
Por: Juan Carlos Gaviria W.
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LA PLAZA LLENA
Después de frecuentar Cajamarca durante casi tres años, he aprendido que hay
dos formas de llenar la Plaza de Armas: con una inversión de, seguramente,
mayor a 100 mil dólares o con una causa justa.
El 10 de febrero (víspera de la celebración de los 150 años de creación de
Cajamarca como departamento), Cajamarca y no era para menos, un estrado de
unos 50 metros de ancho y casi 20 de envergadura, parlantes capaces de llevar
el sonido hasta la Plaza la Recoleta, dos pantallas gigantes y un programa de
artistas que tenía como inicio a Amanda Portales, para cerrar con broche de oro
con Pedro Suárez Vértiz, pasando por los hermanos Gaitán Castro, Líbido y
Cecilia Bracamonte.
Yanacocha buscaba reconciliarse con el corazón y el alma de los cajamarquinos,
pero cuando una despistada o poco oportuna Cecilia Bracamonte pronunció la
palabra prohibida «Yanacocha», los silbidos sonaron con estruendo y cuando
Pedro Suárez Vértiz (¿también despistado?) quiso saludar a su amiguita de,
otra vez la palabra prohibida, «Yanacocha», los chillidos volvieron a decirnos
que Yanacocha tendrá que invertir más que en conciertos fastuosos, para
reconciliarse con una población que no olvida su torpeza y prepotencia durante
los sucesos del Quilish.
Los jóvenes saltaban con entusiasmo y la alegría se respiraba en cada metro
cuadrado, pero los corazones de esos mismos jóvenes cajamarquinos latían
diferente y tal vez con más entusiasmo cuando más de 40 mil almas llenaron la
Plaza de Armas y sus calles aledañas, para celebrar la victoria sobre una empresa
que encontró en la tozudez y la prepotencia el estilo de relación con una población
Iván Salas Rodríguez
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