El libro de Iván Salas

Quilish Hora Cero
Cajamarca, la lucha de un pueblo que defiende su vida y dignidad
privatización a ultranza. ¿Aceptaría Estados Unidos privatizar su petróleo,
entregarlo a los chinos y que de las ganancias el 2% se quede en EEUU y el
98% restante se lo lleven las empresas chinas, y que además contamine por
doquier y pague salarios precarios?
Por eso es que Joseph Stiglitz (Premio Nóbel de Economía 2001) cuestiona
severamente las tesis de los PRIVATOMANIACOS, de los tecnócratas expertos
en vender cosas ajenas.
«Al ser alguien que ha estado íntimamente vinculado a la elaboración de las
políticas económicas en Estados Unidos, siempre me ha impresionado la
divergencia entre las políticas que promueve Estados Unidos en los países en
desarrollo y las que en realidad practica en su territorio. Pero Estados Unidos
no está solo: la mayoría de los países desarrollados o en vías de desarrollo
persiguen políticas ‘heréticas similares’
(…) Mientras que los partidarios del mercado libre levantan un cerco contra
la política industrial, en Estados Unidos el gobierno apoya activamente las
nuevas tecnologías, y lo viene haciendo desde hace bastante tiempo. La
primera línea telegráfica fue construida entre Baltimore y Washington en 1842
por el gobierno federal estadounidense; Internet, gran parte del avance
tecnológico estadounidense actual está basado en la investigación en
biotecnología o defensa financiada por el gobierno».
¡Clarísimo! Los «loroliberales» peruanos ocultan que esta receta que da el
«Consenso de Washington» para países «en vías de desarrollo» como el Perú, al
interior de los Estados Unidos no la aplicarían JAMÁS. Ocultan el interés real
de: abrir las puertas de los países latinoamericanos de par en par para favorecer
los intereses de transnacionales. Culmina el artículo Stiglitz manifestando:
«(…) las economías en vías de desarrollo deberían prestar atención no a lo
que dice Estados Unidos, sino a lo que hizo durante los años en los que se
erigió en potencia industrial y a lo que hace hoy en día. Existe una similitud
patente entre aquellas políticas y las medidas activistas realizadas por las
economías triunfantes del este de Asia durante las dos últimas décadas». («Haz
lo que hicimos, no lo que decimos». «El País», diciembre 2004)
Conversando con periodistas extranjeros, investigadores, se mostraban
sorprendidos frente a las condiciones en que operaba MY, coincidían en que el
Estado peruano no defiende ni protege los derechos ciudadanos. Recuerdo un
Iván Salas Rodríguez
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