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LENGUA CASTELLANA

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282 GRAMÁnCA <strong>CASTELLANA</strong><br />

RAS en el estrado, o A LAS SEÑORAS se LAS colocó en el estrado, y no<br />

se LES colocó, como tendríamos que decir si admitiésemos el cambio<br />

del acusativo en dativo; y lo mismo cuando el complemento sea singular;<br />

así: admiran A LA REINA, O A LA REINA se LA admira, pero no<br />

se LE admira.<br />

d) Si en el ejemplo del párrafo anterior quisiéramos emplear la<br />

pasiva con se y pusiéramos el acusativo en nominativo, diciendo las<br />

señoras se colocaron en el estrado, la oración sería reflexiva, y no<br />

pasiva ni impersonal.<br />

280. IMPERSONALES INTRANSITIVAS. — También éstas se reducen<br />

a oraciones segundas de pasiva, pero de sujeto tácito; pues cuando<br />

digo aquí RIÑEN, allá CANTAN, puedo expresar los mismos juicios<br />

diciendo aqui SE RIÑE, allá SE CANTA. Estas oraciones se distinguen<br />

de las anteriores en que en la construcción activa llevan callado el<br />

complemento directo, y en la pasiva el sujeto, por venir en uno y<br />

otro caso (véase 273, a) comprendido en la significación del verbo.<br />

El complemento directo de reñir no puede ser originariamente otro<br />

que la voz riña, como el de cantar lo es el substantivo canción, y el<br />

áo. pelear,pelea. En !a voz pasiva, pues, cuando decimos se riñe, se<br />

tanta, se pelea, el sujeto callado es riña, canción, pelea.<br />

281. EL SUJETO EN LAS ORACIONES IMPERSONALES.—El sujeto del<br />

verbo de estas oraciones en tercera persona de plural debió ser en<br />

un principio un pronombre, como ellos, algunos; así como en tercera<br />

de singular es ello, él, alguien; es decir, un plonombre indeterminado,<br />

callado siempre, por venir expresado en la desinencia del primitivo<br />

verbo indoeuropeo. En primera y segunda persona no puede<br />

darse la impersonalidad del verbo, porque el entendimiento atribuye<br />

siempre la idea verbal al sujeto yo o nosotros; th o vosotros;<br />

pero en tercera no sucede lo mismo, y hay necesidad de determinar<br />

el sujeto, diciendo quién sea entre ^odos los que pueden ser.<br />

Cuando no se determina, tenemos el sujeto impersonal, que lo mismo<br />

puede ser plural que singular. Ya en latín y en griego dejó de<br />

usarse el singular de la voz activa en estas construcciones, y de<br />

ahí que usapos nosotros en ellas la tercera persona de plural aun<br />

cuando el sujeto real sea singular. Así, decimos le robaron el reloj;<br />

le dieron un tiro a traición, aunque sea uno el que haya robado y el<br />

que haya dado el tiro; y así, vemos en CERVANTES, Quijote, 11, 55:<br />

^ Quién se ha de quejar, RESPONDIERON, sÍ7io el asendereado de Sancho<br />

Panza?, donde sólo hablaba Sancho; y también en este ejemplo de<br />

Samaniego, citado por Bello: ¡Que me MATAN! ¡Favorl Asi clamaba \<br />

Una liebre infeliz que se miraba | En las garras de un águila altanera.<br />

Y tanto puede el uso, que en el Quijote se ven tres ejemplos en

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