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LENGUA CASTELLANA

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PARTE 11, CAPITULO XIX 2/9<br />

como yo ME vuelvo; tü, TE lavas. En las indirectas, el sujeto es agente<br />

o no lo es, y pueden ¡levar complemento directo: Jtcati. SE da BUENA<br />

VIDA; Jtian SE ha hecho UN TRAJE.<br />

NOTA, LOS verbos que expresan afectos anímicos o emociones del<br />

alma, como admirar, pasmar, espantar^ reír, regocijar, enfadar, etc., nos<br />

enseñan, por las diversas construcciones que algunos admiten, el procedimiento<br />

por el cual atreverse y jactarse pasaron de transitivos a reflexivos.<br />

Puedo decir YO admiro la agudeza de Juan, y convirtiendo en pasiva<br />

esta primera de activa, expresar el mismo pensamiento diciendo: la agudeza<br />

de Juan es admirada POR MÍ. En las dos construcciones tenemos el<br />

mismo agente: sujeto en la primera, y ablativo en k segunda. Pero también<br />

puedo d4cir ME admira la agudeza de Jua?t, donde el sujeto yo de<br />

la primera oración se nos ofrece como acusativo de objeto directo que<br />

sufre la acción del verbo admirar, cuyo agente es la agudeza; y puedo,<br />

por último, sumar esta última construcción con la primera, y decir YO ME<br />

admiro de la, agudeza de Juan, donde la persona JÍO es sujeto como en la<br />

primera, y es a la vez objeto como en la tercera, siendo el vocablo agudeza<br />

!a causa de la admiracidn, o sea el objeto de donde ésta sale para recaer<br />

en mi, pero sin ser 3'a sujeto ni objeto directo, sino un complemento con<br />

la preposición de. Del mismo modo se pasa de la construcciónyí;í¡'íí?' valor<br />

a la ác jactarse del valor, que es como se construye hoy este verbo; y<br />

de atrever locas pesadmnbres, a atreverse a cualquier cosa.<br />

c) Oraciones reflexivas de verbos intransitivos.— En estas oraciones,<br />

los pronombres me, te, se, nos, os no son completnento directo,<br />

sino indirecto o dativo, que viene a significar que el sujeto no es<br />

mero agente de la acción del verbo, sino que se interesa en ella en<br />

cierto modo, y la verifica para sí o en su provecho, liaclendo que<br />

refleje sobré él, aunque sea de un modo indirecto.\Es el mismo reflexivo<br />

de la acepción causativa. No significamos lo mismo a! decir J^Í»<br />

í¡iiedo en casa, que. yo ME gtiedo en casa; en j^uan va, y Juan SE va;<br />

•íxiyo salgo, y yo ME salgo. Este dativo es el mismo que hemos visto<br />

en los ejemplos yo me como una perdiz, y yo me lavo las manos (véase<br />

276, tój. Y nótese cómo por traslación de sentido puede un verbo<br />

llegar a tomar acepciones que en rigurosa lógica ¡)arecer!an disparatadas.<br />

Decimos que el agna se sale del cántaro cuando éste tiene<br />

alguna renciija por la que deja escapar el líquido; pero atribuímos<br />

luego al cántaro que tiene la rendija lo mismo que decíamos deí<br />

líquido, y decimos también este cántaro se sale; como hablando de<br />

un techo, este techo se llueve. Lo mismo sucede en las construcciones<br />

tan usuales este sombrero no me entra en la cabeza; el zapato no me<br />

entra en el pie, cuando quien ha de entrar es la cabeza en el sombrero<br />

y el pie en el zapato. Curioso es el siguiente pasaje del Qidjote, II, 7,<br />

donde se alude a las dos acepciones reflexivas que hemos notado

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