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los incesantes cambios de bando (partidarios o enemigos de Enrique IV). El momento culminante del ascenso de Pedro Girón se produce en el año 1445, fecha en la cual es elegido vigésimo noveno maestre de Calatrava. Tras esta elección se produjo la división de la nobleza castellana y en este enfrentamiento lucharían los dos hermanos contra Álvaro de Luna provocando su caída y de alguna manera la muerte de su mentor. A partir de su confirmación como maestre de Calatrava y una vez superadas las luchas internas, se inició la actuación de Pedro Girón como uno de los grandes de Castilla, hábil político y terrible adversario, que destacó en el caos que envolvía a Castilla como uno de los más turbulentos cortesanos. Armas del maestre Pedro Girón. Con el poder y riqueza alcanzada, este hombre de turbulenta conducta daría lugar a dramáticos acontecimientos en algunas encomiendas a su mando y con su comportamiento inmoral violó el voto de castidad realizado al profesar en la Orden de Calatrava, no impidiéndole disfrutar de la relación con Isabel de las Casas, de la que tuvo cuatro hijos, Alfonso, Rodrigo, Juan y María. Para ver la catadura del personaje, un cronista de la época, Alonso de Palencia, recoge en su crónica un intento por parte de este de mancillar el honor de la reina viuda: “… el maestre de Calatrava, don Pedro Girón, instigado por el rey, y con el mayor descaro, porque el pudor estaba desterrado de aquella corte, trató de atentar al honor de la reina viuda que, después de la muerte de su esposo, encerrada en oscura habitación y condenada a voluntario silencio, vivía dominada por tal pesadumbre, que ya degeneraba en especie de locura. Favoreció el rey cuanto pudo el inocuo propósito; mas no pasó del ánimo de los que lo concibieron, quedando libre de toda sospecha la castidad y virtud de aquella señora”. Pacto de matrimonio. Tras la “Farsa de Ávila”, Enrique IV ordenó a los nobles sublevados que dejasen el partido del DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 5 – JUNIO 2010 52 infante Alfonso y le obedecieran como legítimo rey, ante la falta de respuesta ordenó que se hiciese la guerra a Juan Pacheco y los suyos. Pero una vez proclamado rey el infante Alfonso, muchos nobles siguieron a éste, perdiendo así el monarca castellano numerosos apoyos. Con este alzamiento comenzaron tres años de enfrentamiento y división en Castilla. Junto a la lucha se iniciaron negociaciones entre los dos bandos. Enrique IV solicitó la intervención de Roma siendo apoyado por el Papa como el legítimo rey de Castilla. Mientras tanto, las maniobras de Juan Pacheco modificaron el curso de los acontecimientos. Trató de alargar los preparativos del enfrentamiento para forzar nuevas negociaciones y llegar a una tregua en la que adoptó, con la aprobación de los dos bandos en litigio, el papel de mediador. En los siguientes meses engañó a los dos reyes con su ambigua postura; por un lado mantenía entrevistas con Enrique IV y por otro dirigía el bando que apoyaba al “rey” Alfonso. En estos difíciles momentos para el reino castellano, Juan Pacheco y actuando en la sombra, su hermano, Pedro Girón, utilizaron el reino de Castilla y las tierras andaluzas como plataforma para sus proyectos y ambiciones. A raíz de la rebelión, Enrique IV se vio apremiado a realizar nuevas concesiones para atraer a la nobleza disidente, por lo que el monarca pactó con los hermanos Pacheco-Girón que abandonaran el bando de la causa del infante Alfonso, volver a la obediencia real, apoyo económico y militar en el conflicto, el perdón para éstos y el matrimonio entre Pedro Girón y la infanta Isabel, hermanastra del rey. Vuelto Pedro Girón al bando real, se dispuso a preparar la boda con la infanta. Sin embargo, el voto de castidad realizado al profesar en la Orden de Calatrava y su dignidad maestral, eran impedimentos para poder casarse y por este motivo, solicitó a Roma que le fuese dispensado el voto de castidad y se le permitiera el casamiento con la infanta Isabel y poder renunciar al maestrazgo en su hijo Rodrigo pese a su minoría de edad. Una vez aprobadas las bulas a favor de Pedro Girón, éste celebró capítulo en el Convento de Calatrava en la primavera de 1466, donde renuncio a su cargo y sentó en la silla maestral a su hijo Rodrigo con las oportunas dispensas pontificias por su nacimiento ilegítimo. Con esto pretendía seguir controlando la Orden, de donde obtenía un importante apoyo económico y militar, que preveía que iba a necesitar en un futuro para sus aspiraciones de engrandecimiento personal. El nacimiento ilegítimo de su hijo y su minoría de edad serían señalados por los cronistas de la época como motivo de malestar de algunos

electores, por ser contrario a los estatutos de la Orden de Calatrava, y dado el gran poder que ostentaban el marqués de Villena, su tío el Arzobispo de Toledo y Pedro Girón, evitó cualquier tipo de protesta sobre el nombramiento. Llega la noticia a la infanta. Tras el pacto de matrimonio realizado entre el rey castellano y el maestre de Calatrava, la joven infanta, que contaba con quince años, sintió un golpe de indignación y terror cuando le llego la noticia. Pedro Girón era un hombre viejo (una disparidad de edades frecuente en la época), un verdadero monstruo para cualquier muchacha, y aún más para una infanta, a quién tenía que repugnar el bajo origen del maestre al pertenecer a la nueva nobleza, además de la licenciosa conducta del pretendiente; al saber de los hijos ilegítimos que tenía y lo que se decía de que el maestre había intentado atentar contra el honor de la reina viuda, su madre. La infanta estaba fuera de si, palidecía de cólera y de desesperación, esta vez no podía negarse al haber realizado el pacto su hermanastro sin su consentimiento deseoso de asegurar su posición. El currículum vitae de Pedro Girón era como para echarse a temblar, se dirigía éste con su séquito, desde tierras de la Orden de Calatrava, con el propósito de inclinar la voluntad de la infanta. Isabel hizo lo que sus maestros espirituales le habían enseñado; ponerse de rodillas y pedir a Dios que le sacara de ese trance. Según cronistas de la época, su dama, Beatriz de Bobadilla, incapaz de seguir viendo sufrir a Isabel cogió un cuchillo para atentar contra la vida del maestre antes de que se esposara con su señora. Muerte del maestre de Calatrava. Algo parecía irremediable, cuando en aquella primavera de 1466 Pedro Girón dejó Almagro con un imponente séquito y sus pendones desplegados, preparado ya para la esperada boda regia como un acontecimiento inmediato, bien provisto de regalos, brocados y joyas para obsequiar a la infanta, con un lucido acompañamiento de magnates, caballeros, lacayos y servidores. Al final de la primera jornada, estando impaciente y muy contento de alcanzar poderes y grandezas, al entrar con su séquito en Villarrubia de los Ojos para hacer acopio de fuerzas y descansar con el fin de proseguir camino al día siguiente hacia la DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 5 – JUNIO 2010 53 residencia de Isabel, de pronto se sintió enfermo al llegar a la localidad. Los médicos diagnosticaron anginas, pero nada pudieron hacer para que el mal cediera. Durante toda la noche pareció como que una mano invisible fuera estrangulando por momentos al enfermo. Cuando por fin se entero de que su mal no tenía remedio y le preguntaron si quería un sacerdote, se apoderó de él una salvaje desesperación. Al tercer día, este turbulento personaje murió sin arrepentimiento, “blasfemando desesperado y acusando a Dios porque a una vida de cuarenta y tres años no añadía cuarenta días más para alcanzar la grandeza que iba a recibir”. El 2 de mayo de 1466, el soberbio maestre falleció en la casa del comendador calatravo de esta villa, que estaba situada en lo que actualmente es la Glorieta del Pato. Pedro Girón se fue de este mundo comido por su propia ambición lejos de la gloria humana y divina prometida, creyendo que con su muerte se frustraba el deseo de convertirse en uno de los personajes más poderosos del reino, ya que si se hubiese producido este enlace su linaje hubiera emparentado con la familia real. Con callada previsión, Pedro Girón hizo testamento, y todos sus bienes y títulos pasaron a manos de sus hijos bastardos. La infanta Isabel recibió la noticia de la muerte del maestre con lágrimas de alegría y gratitud, viendo ante sí el cielo abierto para crear su propio destino. Capilla del maestre Pedro Girón en la iglesia del sacroconvento de Calatrava La Nueva. Se especuló con el envenenamiento (recurso nada raro en la época), pero nunca se sabrá, quizás fuera ordenado por sus enemigos entre los Grandes de Castilla, por miembros del partido aragonés o incluso por el mismo monarca de Aragón, para evitar así el matrimonio con la infanta. En Villarrubia de los Ojos el destino fue aliado y salvador de la infanta Isabel, en el futuro reina de Castilla y uno de los personajes más fascinantes de la historia de España.

los incesantes cambios de bando (partidarios o<br />

enemigos de Enrique IV).<br />

El momento culminante del ascenso de Pedro<br />

Girón se produce en el año 1445, fecha en <strong>la</strong><br />

cual es elegido vigésimo noveno maestre de<br />

Ca<strong>la</strong>trava. Tras esta elección se produjo <strong>la</strong><br />

división de <strong>la</strong> nobleza castel<strong>la</strong>na y en este<br />

enfrentamiento lucharían los dos hermanos<br />

contra Álvaro de Luna provocando su caída y<br />

de alguna manera <strong>la</strong> muerte de su mentor. A<br />

partir de su confirmación como maestre de<br />

Ca<strong>la</strong>trava y una vez superadas <strong>la</strong>s luchas<br />

internas, se inició <strong>la</strong> actuación de Pedro Girón<br />

como uno de los grandes de Castil<strong>la</strong>, hábil<br />

político y terrible adversario, que destacó en el<br />

caos que envolvía a Castil<strong>la</strong> como uno de los<br />

más turbulentos cortesanos.<br />

Armas del maestre Pedro Girón.<br />

Con el poder y riqueza alcanzada, este hombre<br />

de turbulenta conducta daría lugar a dramáticos<br />

acontecimientos en algunas encomiendas a su<br />

mando y con su comportamiento inmoral violó<br />

el voto de castidad realizado al profesar en <strong>la</strong><br />

Orden de Ca<strong>la</strong>trava, no impidiéndole disfrutar<br />

de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción con Isabel de <strong>la</strong>s Casas, de <strong>la</strong> que<br />

tuvo cuatro hijos, Alfonso, Rodrigo, Juan y<br />

María. Para ver <strong>la</strong> catadura del personaje, un<br />

cronista de <strong>la</strong> época, Alonso de Palencia, recoge<br />

en su crónica un intento por parte de este de<br />

mancil<strong>la</strong>r el honor de <strong>la</strong> reina viuda: “… el<br />

maestre de Ca<strong>la</strong>trava, don Pedro Girón,<br />

instigado por el rey, y con el mayor descaro,<br />

porque el pudor estaba desterrado de aquel<strong>la</strong><br />

corte, trató de atentar al honor de <strong>la</strong> reina<br />

viuda que, después de <strong>la</strong> muerte de su esposo,<br />

encerrada en <strong>oscura</strong> habitación y condenada a<br />

voluntario silencio, vivía dominada por tal<br />

pesadumbre, que ya degeneraba en especie de<br />

locura. Favoreció el rey cuanto pudo el inocuo<br />

propósito; mas no pasó del ánimo de los que lo<br />

concibieron, quedando libre de toda sospecha<br />

<strong>la</strong> castidad y virtud de aquel<strong>la</strong> señora”.<br />

Pacto de matrimonio.<br />

Tras <strong>la</strong> “Farsa de Ávi<strong>la</strong>”, Enrique IV ordenó a<br />

los nobles sublevados que dejasen el partido del<br />

DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 5 – JUNIO 2010<br />

52<br />

infante Alfonso y le obedecieran como legítimo<br />

rey, ante <strong>la</strong> falta de respuesta ordenó que se<br />

hiciese <strong>la</strong> guerra a Juan Pacheco y los suyos.<br />

Pero una vez proc<strong>la</strong>mado rey el infante Alfonso,<br />

muchos nobles siguieron a éste, perdiendo así el<br />

monarca castel<strong>la</strong>no numerosos apoyos. Con este<br />

alzamiento comenzaron tres años de<br />

enfrentamiento y división en Castil<strong>la</strong>. Junto a <strong>la</strong><br />

lucha se iniciaron negociaciones entre los dos<br />

bandos. Enrique IV solicitó <strong>la</strong> intervención de<br />

Roma siendo apoyado por el Papa como el<br />

legítimo rey de Castil<strong>la</strong>.<br />

Mientras tanto, <strong>la</strong>s maniobras de Juan Pacheco<br />

modificaron el curso de los acontecimientos.<br />

Trató de a<strong>la</strong>rgar los preparativos del<br />

enfrentamiento para forzar nuevas<br />

negociaciones y llegar a una tregua en <strong>la</strong> que<br />

adoptó, con <strong>la</strong> aprobación de los dos bandos en<br />

litigio, el papel de mediador. En los siguientes<br />

meses engañó a los dos reyes con su ambigua<br />

postura; por un <strong>la</strong>do mantenía entrevistas con<br />

Enrique IV y por otro dirigía el bando que<br />

apoyaba al “rey” Alfonso. En estos difíciles<br />

momentos para el reino castel<strong>la</strong>no, Juan<br />

Pacheco y actuando en <strong>la</strong> sombra, su hermano,<br />

Pedro Girón, utilizaron el reino de Castil<strong>la</strong> y <strong>la</strong>s<br />

tierras andaluzas como p<strong>la</strong>taforma para sus<br />

proyectos y ambiciones. A raíz de <strong>la</strong> rebelión,<br />

Enrique IV se vio apremiado a realizar nuevas<br />

concesiones para atraer a <strong>la</strong> nobleza disidente,<br />

por lo que el monarca pactó con los hermanos<br />

Pacheco-Girón que abandonaran el bando de <strong>la</strong><br />

causa del infante Alfonso, volver a <strong>la</strong><br />

obediencia real, apoyo económico y militar en<br />

el conflicto, el perdón para éstos y el<br />

matrimonio entre Pedro Girón y <strong>la</strong> infanta<br />

Isabel, hermanastra del rey.<br />

Vuelto Pedro Girón al bando real, se dispuso a<br />

preparar <strong>la</strong> boda con <strong>la</strong> infanta. Sin embargo, el<br />

voto de castidad realizado al profesar en <strong>la</strong><br />

Orden de Ca<strong>la</strong>trava y su dignidad maestral, eran<br />

impedimentos para poder casarse y por este<br />

motivo, solicitó a Roma que le fuese dispensado<br />

el voto de castidad y se le permitiera el<br />

casamiento con <strong>la</strong> infanta Isabel y poder<br />

renunciar al maestrazgo en su hijo Rodrigo pese<br />

a su minoría de edad. Una vez aprobadas <strong>la</strong>s<br />

bu<strong>la</strong>s a favor de Pedro Girón, éste celebró<br />

capítulo en el Convento de Ca<strong>la</strong>trava en <strong>la</strong><br />

primavera de 1466, donde renuncio a su cargo y<br />

sentó en <strong>la</strong> sil<strong>la</strong> maestral a su hijo Rodrigo con<br />

<strong>la</strong>s oportunas dispensas pontificias por su<br />

nacimiento ilegítimo. Con esto pretendía seguir<br />

contro<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong> Orden, de donde obtenía un<br />

importante apoyo económico y militar, que<br />

preveía que iba a necesitar en un futuro para sus<br />

aspiraciones de engrandecimiento personal. El<br />

nacimiento ilegítimo de su hijo y su minoría de<br />

edad serían seña<strong>la</strong>dos por los cronistas de <strong>la</strong><br />

época como motivo de malestar de algunos

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