la oscura quintería - Bibliotecas Públicas

HISTORIA
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 5 – JUNIO 2010
UNA MUERTE QUE CAMBIÓ LA HISTORIA
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Juan Carlos Zamora Muñoz
Un hecho sucedido en Villarrubia de los Ojos cambió el curso de la historia de España. Me refiero a la
muerte del maestre de la Orden de Calatrava Don Pedro Girón, acaecida en esta villa cuando iba de
camino a sus esponsales con la infanta Isabel, la que habría de ser la reina de Castilla Isabel la Católica.
El objetivo de este artículo es profundizar en lo que sucedió, para intentar dar a conocer parte del legado
histórico de la localidad transmitido durante generaciones.
La Corte de Enrique IV.
El 22 de julio de 1454 fallece tras un largo
reinado Juan II de Castilla y al día siguiente es
proclamado rey Enrique IV. Le correspondió el
trono por ser el primogénito del difunto rey, por
delante de sus hermanastros Alfonso e Isabel. El
homenaje que recibe el nuevo rey por los
grandes del reino fue unánime, comenzando su
reinado con muy buenas perspectivas, al
depositar los estamentos del reino su confianza
en el nuevo monarca, que contaba en ese
momento con la edad de 29 años.
Grabado de Enrique IV
Antes de su acceso al trono intervino en la
convulsa política castellana de la época junto a
su favorito Juan Pacheco (marqués de Villena).
En 1440 se casó a la edad de quince años con
Blanca de Navarra hija de Juan I de Navarra, de
la que no tuvo ningún hijo y por tal motivo la
repudió, consiguiendo la nulidad matrimonial.
En 1455 se casó de nuevo con su prima Juana
de Portugal, en 1462, cuando la impotencia del
rey corría como un rumor generalizado, la reina
dio a luz una niña, a la que bautizaron con el
nombre de Juana, que sería acusada de ilegitima
por un sector de la nobleza castellana.
La trayectoria seguida por Enrique IV hasta
1463 siguió los cauces adecuados por el
comportamiento que tuvo con los grandes y el
amplio uso que hizo del perdón real con los
díscolos y conflictivos desde los primeros meses
de reinado. La nobleza castellana no estaba
dispuesta a someterse incondicionalmente al
soberano, plantándole cara no solo en la defensa
de sus privilegios, sino en el uso de ciertas
costumbres.
En 1462 se había renovado el hostigamiento
contra el reino nazarí de Granada, se intenta
reconciliar con los Grandes de España huidos a
Aragón y acepta el trono de Cataluña, ofrecido
por los mismos catalanes, descontentos con Juan
II de Aragón. Precisamente la cuestión catalana
provoca, a partir de 1463, la caída en desgracia
de los nobles más cercanos al rey, estando entre
estos el marqués de Villena. Con la pérdida de
confianza en el Consejo de Juan Pacheco,
asciende a favorito del monarca Beltrán de la
Cueva, miembro de la poderosa familia
Mendoza. A partir de 1463 los nobles
desafectos emprenden una campaña contra
Enrique IV y elaboran el Manifiesto de Burgos
(1464) en el que se critican aspectos diversos de
la gestión del monarca, se incluyen las protestas
de las ciudades y se critica la sucesión al trono
en la persona de Juana, su hija, considerada
fruto del adulterio de la reina Juana con Beltrán
de la Cueva, por lo que fue bautizada con el
sobrenombre de “la Beltraneja”. La presión de
los nobles obliga al rey a ceder y a reconocer
como heredero a su hermanastro Alfonso,
estableciéndose una comisión encargada de
analizar la crisis y emitir un dictamen que
procure la pacificación de Castilla. Este
dictamen, la sentencia de Medina del Campo
(1465), de signo desfavorable a los intereses de
Enrique IV, empuja a éste a combatir a los