la oscura quintería - Bibliotecas Públicas

Las correspondientes a los referidas localidades
parece que alcanzaban los 100 ducados, es
decir, unos 7.500 mrs., cantidad nada
desdeñable.
Pero más compromiso existiría en Villarrubia, la
localidad donde se hallaba la cofradía madre.
Contribuía bajo dos conceptos, cuya cuantía era
igual. En primer lugar, lo que aportaba el
concejo (el ayuntamiento de entonces) en
concepto de predicación, que posiblemente se
trataba de los cultos que se hacían con motivo
del traslado de la imagen a la localidad, como
indican las Ordenanzas. Los gastos de dicho
traslado (y tal vez de los hechos cuando las
autoridades acudían a la ermita para la fiesta de
septiembre) reportaban unos 12.000 mrs.
En segundo lugar, igual cuantía aportaba la
denominada “limosna de la tela”. Desconozco a
qué se puede referir el texto con dicha
expresión. A mi modo de ver, se trataría,
posiblemente, de la cantidad aportada por la
cofradía villarrubiera, que recaudaría las
limosnas entre los miembros con una tela o
saco. La redacción del texto la diferencia del
concepto aportado por el concejo, puesto que se
trataba de dos instituciones claramente
diferenciadas.
Todavía de mayor dificultad de explicación son
esos otros ingresos expresados en especie y que,
además, se asocian a monasterios circunvecinos.
No conozco la existencia de ninguno. Más bien
hay que pensar que se trataría de lugares de
culto en los alrededores y en cuyos términos
tendría ciertos derechos la ermita de la Virgen.
Tal ocurriría con Jétar, que mucho tiempo atrás
contó con un edificio de culto con carácter
parroquial. Y así otros posibles, tal vez en su
mayor parte ubicados en territorio de San Juan.
En cualquier caso, se trataba de cantidades que
se aportaban en especie. No parece que se
tratase de bienes correspondientes al diezmo
eclesiástico, sino que da la impresión de que se
trata de los tributos que tendrían que pagar los
vasallos al comendador calatravo de la
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 5 – JUNIO 2010
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encomienda villarrubiera y que habrían pasado a
manos del señor de la localidad cuando fue
vendida al conde de Salinas, el cual los habría
anexionado al patrimonio de esos centros de
culto. De modo similar se habría procedido,
quizás, en otros núcleos del entorno vinculados
a la ermita de la Virgen
Las 50 fanegas de pan, las 100 arrobas de vino y
las otras cantidades correspondientes a cera,
lana, ajos, tocino y huevos, ponen de manifiesto
sobre qué bases descansaba la producción y la
economía de la localidad y las del entorno. No
serían las únicas producciones, pero sí las
principales, entre las que destacan con mucho,
como se puede apreciar, las correspondientes al
cereal y al viñedo.
Sin embargo, tal vez convenga subrayar, no
tanto las producciones domésticas (tocino, es
decir, cerdo, y huevos), sino la correspondiente
a la cera, procedente de los colmenares
existentes en el término de la localidad y de
cuya explotación probablemente derive el actual
topónimo Jétar, corrupción de Jetar.
En el balance global de todo este listado de
bienes y rentas, el montante para acometer la
construcción del referido monasterio parece que
era evaluado en más de 200 ducados anuales,
una cantidad que, sin ser excesiva, era
importante.
* * *
Los proyectos de la construcción de ese
monasterio en la ermita de la Virgen de la Sierra
no pasaron de eso, de un proyecto. En cualquier
caso, gracias al mismo podemos conocer un
poco mejor algunos datos referentes a nuestra
historia local, aunque no sea más que a través de
esta fotografía estática, carente de referencias
evolutivas en el tiempo. Pero menos es nada.
Hoy tenemos un dato más sobre el que construir
nuestro pasado.
Granada, marzo de 2010