la oscura quintería - Bibliotecas Públicas
la oscura quintería - Bibliotecas Públicas
la oscura quintería - Bibliotecas Públicas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
hecho con los p<strong>la</strong>nes de <strong>la</strong> flota del Marqués de<br />
Santa Cruz. Fue un éxito, sin duda, de su<br />
espionaje. Pero cuando <strong>la</strong> hora de <strong>la</strong> invasión<br />
llegue, en 1588, a España no le importará que se<br />
conozca <strong>la</strong> composición de su armada, que de<br />
hecho circu<strong>la</strong>rá incluso impresa por toda<br />
Europa. A Alejandro Farnesio, sin embargo,<br />
(quizás de modo poco realista, porque resulta<br />
imposible mantener secreta una operación de tal<br />
envergadura), le parecerá irrealizable una<br />
empresa de <strong>la</strong> que se hab<strong>la</strong>ba ya abiertamente en<br />
todas partes, particu<strong>la</strong>rmente en Roma, entre <strong>la</strong><br />
curia papal, ante los oídos de los espías ingleses<br />
que pulu<strong>la</strong>ban por <strong>la</strong> Ciudad Eterna a <strong>la</strong> caza de<br />
noticias de <strong>la</strong> Armada.<br />
La verdad es que, en gran parte debido a los<br />
constantes retrasos en <strong>la</strong> partida de <strong>la</strong> Armada y<br />
a los cambios de p<strong>la</strong>nes en Madrid, en parte<br />
también porque, a pesar de todo, lo esencial del<br />
secreto se mantuvo a salvo, cuando <strong>la</strong> flota de<br />
invasión zarpe por fin de de La Coruña, los<br />
ingleses ignorarán los esenciales cuándo y<br />
dónde del golpe que se les viene encima. En<br />
realidad, y a despecho de haberse convertido en<br />
el secreto peor guardado de Europa, <strong>la</strong> Armada<br />
se presentará ante <strong>la</strong>s costas de Ing<strong>la</strong>terra<br />
logrando una inicial sorpresa estratégica de <strong>la</strong><br />
que no supo luego sacar partido, encontrándose<br />
con que <strong>la</strong>s flotas inglesas estaban aún divididas<br />
y que Drake y sus barcos estaban encerrados y<br />
desprevenidos en Plymouth.<br />
La moneda echada al aire que era una operación<br />
naval en el siglo XVI dependía entonces, a<br />
finales de julio y primeros de agosto de 1588, de<br />
una compleja combinación de factores de<br />
coordinación, de pericia en el mando, pero<br />
también psicológicos e incluso de fortuna, como<br />
comprobarían los propios ingleses tan solo un<br />
año después cuando una expedición de<br />
semejante envergadura, a <strong>la</strong> que España apenas<br />
pudo oponer ninguna fuerza naval, se convirtió<br />
en un desastre que no consiguió ninguno de sus<br />
objetivos, y menos el principal que llevaba de<br />
sublevar Portugal a favor de Don Antonio de<br />
Crato.<br />
Pero mientras <strong>la</strong> Armada se preparaba, zarpaba<br />
hasta Ing<strong>la</strong>terra y se enfrentaba a su fatal<br />
destino, <strong>la</strong> diplomacia secreta de Felipe II se<br />
había apuntado algunos tantos a su favor. El<br />
principal fue mantener a Francia paralizada, y<br />
por lo tanto a Ing<strong>la</strong>terra ais<strong>la</strong>da de cualquier<br />
DESDE EL ÁRBOL GORDO Nº 5 – JUNIO 2010<br />
46<br />
socorro o ayuda. El verano de <strong>la</strong> Armada fue el<br />
del recrudecimiento de <strong>la</strong> guerra religiosa en<br />
Francia, el verano de <strong>la</strong>s barricadas en París,<br />
cuando <strong>la</strong> Liga católica, manejada por el<br />
embajador Mendoza, se levantó y expulsó al rey<br />
Enrique III de su capital. Antes de eso, el mismo<br />
Mendoza había logrado del monarca francés <strong>la</strong><br />
autorización para que <strong>la</strong>s naves españo<strong>la</strong>s<br />
pudieran acogerse en cualquier puerto francés,<br />
una posibilidad con <strong>la</strong> que no se contó, por falta<br />
de coordinación, cuando <strong>la</strong> Armada se encontró<br />
en el Canal de <strong>la</strong> Mancha perseguida de cerca<br />
por <strong>la</strong> flota inglesa. ¿Qué hubiera sucedido si en<br />
vez de echar el anc<strong>la</strong> en el desprotegido puerto<br />
de Ca<strong>la</strong>is a <strong>la</strong> espera de conectar con <strong>la</strong> flotil<strong>la</strong><br />
de invasión de Farnesio, <strong>la</strong> Armada lo hubiera<br />
hecho en el más seguro puerto de Boulogne? ¿Y<br />
si un año antes, en 1587, hubiese tenido éxito un<br />
complot de los católicos franceses de <strong>la</strong> Liga<br />
para apoderarse de ese puerto y ponerlo al<br />
servicio de <strong>la</strong> Armada que vendría de España?<br />
En 1588, además, el único diplomático inglés en<br />
el extranjero, sir Edward Stafford, embajador de<br />
Isabel I en Francia, trabajaba para Mendoza y<br />
aportó valiosa información a España y<br />
desinformación a su gobierno en Londres. Al<br />
mismo tiempo, el embajador francés en<br />
Londres, el católico barón de Châteauneuf,<br />
actuaba como un auténtico en<strong>la</strong>ce de<br />
inteligencia al servicio de España, amparando a<br />
los espías de Mendoza en Ing<strong>la</strong>terra. Incluso<br />
James Croft, uno de los negociadores ingleses<br />
enviados por Isabel I a los Países Bajos para<br />
tratar un acuerdo con Farnesio que impidiera a<br />
última hora el ataque español contra su reino<br />
(<strong>la</strong>s negociaciones se desarrol<strong>la</strong>ron desde 1587<br />
hasta el mismo momento en que <strong>la</strong>s naves<br />
españo<strong>la</strong>s llegaron ante <strong>la</strong> costa inglesa), había<br />
sido, y acaso tal vez aún lo fuera, un agente<br />
captado por Mendoza: sus otros colegas<br />
denunciaron a <strong>la</strong> reina el trato preferencial que<br />
los españoles le dispensaban y sus reuniones<br />
aparte con el propio Farnesio.<br />
¿Se imaginan cuánto hubiesen a<strong>la</strong>rdeado los<br />
historiadores ingleses de <strong>la</strong> eficacia de sus<br />
servicios secretos y cuántas nove<strong>la</strong>s hubiesen<br />
salido de <strong>la</strong> pluma de los escritores anglosajones<br />
si un embajador español hubiera trabajado para<br />
Walsingham en el mismo momento en que <strong>la</strong><br />
Armada Invencible se dirigía contra Ing<strong>la</strong>terra?<br />
El almirante que lideraría <strong>la</strong> campaña contra <strong>la</strong><br />
Armada, lord Howard de Effingham, (pariente,<br />
por cierto, del embajador Stafford, y por quien<br />
éste conocía algunos detalles de los preparativos<br />
navales ingleses), seguramente exageraba, pero<br />
quizás tampoco andaba muy descaminado<br />
cuando se quejaba de que mientras <strong>la</strong> reina de<br />
Ing<strong>la</strong>terra gastaba solo unos cientos de coronas<br />
en espionaje, Felipe II estaba al tanto de todo<br />
cuanto se hacía en Ing<strong>la</strong>terra.