NORMAN - Federació Catalana de Golf

“Sergio García es más maduro,
está más relajado en el campo y
entiende perfectamente de qué
va el juego. Tiene un enorme
futuro; ganará un Grand Slam
porque es muy bueno”
La escena se produce durante la multitudinaria
inauguración de PortAventura
Golf, donde ha diseñado dos de
los tres recorridos, el Norte y el Centro.
El Sur es obra de Alfonso Vidaor y Magí
Sardà. Su presencia arrastra a decenas
de periodistas, que abarrotan la casa
club del campo Norte para escuchar
sus palabras. Profesional 100%, aparece
vestido con un polo de PortAventura.
Lo combina con un pantalón negro
(acaso de sus diseñadores preferidos,
Zegna y Armani). El reloj, en la derecha;
el anillo, en la izquierda (se casó
con la extenista Chris Evert en verano).
“Me siento muy orgulloso de cómo
hemos respetado el medio ambiente,
especialmente en el uso del agua”,
comenta. Su esfuerzo en este sentido
contó con la colaboración de especialistas,
y se vio recompensado
con la recuperación de los humedales
que adornan el recorrido
Norte. ¿Tiene un sello en sus diseños?
“No creo en los hoyos firma, esos que
todo el mundo recuerda al acabar pero
que hace que te olvides de los otros 17.
Prefiero un diseño homogéneo del 1 al
18, que se recuerden todos los hoyos,
no solo uno, porque si no, parece que
los otros 17 no valen la pena. Hacer 17
hoyos tras crear uno muy especial resulta
difícil. Yo diseño 18 hoyos firma”.
Tras la rueda de prensa, Norman se
sube a un buggy que le espera frente a
la casa club. Su bolsa de palos (verde
y blanca, forrada con piel de cocodrilo
y adornada con su firma) cuelga
del maletero. Mientras su ayudante le
conduce por la calle del hoyo 18 del
campo Norte, el Gran Tiburón Blanco
se quita los zapatos de calle que
luce y que parece estrenar ese mismo
día, y se calza los de golf, tanto
o más relucientes que los otros,
y que llevaban una horma para
mantenerse en perfecto estado.
Vivo reflejo de su propietario.
Tras recibir una tarjeta que
le distingue como primer socio
de PortAventura Golf, Norman
se coloca a 100 metros de un
green que tiene la casa club como
telón de fondo, bromea con
los fotógrafos, se deja retratar junto
a una espontánea que quería un
autógrafo, un beso y una foto, deja
caer una bola en el suelo, ensaya
tres swings con un hierro corto y finalmente
pega el golpe. Solo uno.
Fin de la inauguración.