Adiestramiento altanero con cometas

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28.04.2013 Views

Este pájaro que resultó ser excelente para la altanería tuvo la mala suerte de lesionarse en un ala tras un picado. El pájaro se recupero después de todo pero no totalmente, volaba escorado y había desaparecido su innata genialidad para subir al cielo. Por aquel entonces tuve la oportunidad de leer un artículo que hablaba de cometas y halcones escrito para la revista “Federcaza” por Guillen Torrent, a quien sin duda hay que considerar en España como el pionero en el empleo de esta técnica importada de USA y a quien desde aquí saludo con afecto y admiración, no solo por su valentía de entonces sino también por su trayectoria en mundo tan complejo como el nuestro. Este articulo que me pareció una revelación sobre una nueva forma de hacer y ver las cosas me interesó por diversos motivos, pero principalmente por que entonces pensaba mucho en como recuperar la forma física y mental de mi desafortunado halcón. Así que decidí probar lo que allí se contaba y utilizar la cometa como fisioterapeuta que obligara de algún modo al lesionado a volar. En principio solo me intereso esta aplicación como una herramienta de rehabilitación médica de mi pobre halcón, pero enseguida comencé a ver que esto que estaba haciendo volar a un pájaro con problemas físicos, debía ser excelente si se utilizaba con los sanos. Decidí entonces probar todo esto con el siguiente pollo y no puedo decir menos que el resultado fue y es espectacular. No voy a decir que entrenar un pájaro con cometa sea fácil, nada lo es en Cetrería pese a lo que algunos puedan pensar. A mi me costó bastante desarrollar todo el proceso para hacerlo realmente eficaz a lo que se unieron algunas criticas e incluso escondidas risas de algunos “amigos”, a quienes al parecer, todo esto de la cometa les resultaba cómico y muy gracioso, y que no supusieron para mí ni tan siquiera una ligera incomodidad para mi proyecto. Cualquier cetrero debe reconocer que el progreso hace ya muchos años que llegó, afortunadamente, también a la Cetrería. No es algo que haya sucedido ayer, como algunos piensan. El mismo hecho de capturar un halcón salvaje para ponerlo al servicio del ser humano, domesticándolo y aprovechando sus cualidades naturales, significó una revolución que sucedió en tiempos ya remotos a la memoria humana. Después llegó la caperuza, tan tradicional hoy y desde el medioevo, pero que debió causar sensación en una época en que el manejo de halcones era sumamente complicado hasta la aparición del entonces extraño objeto. Comparar las pihuelas de tipo “aylmeri” con la aparición del capirote tal vez sea exagerar las cosas, pero igualmente supuso una nueva revolución para el mantenimiento y seguridad de las actuales aves adiestradas. La aparición de la telemetría ha sido sin duda la auténtica revolución de nuestro tiempo cetrero, pues no solo ha permitido recuperar las aves perdidas que antes nunca volvían a subirse a puño de cetrero sino que también ha permitido expandir el vuelo de nuestras aves, antes subyugadas por pesos de vuelo, digamos seguros, hasta dimensiones más naturales y propias a aves que nunca dejarán de ser animales salvajes. De pronto , primero el globo de helio y después la cometa, objeto este último, que ya utilizaban los chinos hace siglos, ha irrumpido en nuestro encasillado mundo de cetreros herederos y continuistas de lo que venimos a llamar tradición halconera y decidimos que su uso en cetrería es menos digno y apropiado que el uso de caperuzas, pihuelas aylmeris, telemetría o la hoy necesaria crianza doméstica de aves rapaces, mientras consumimos nuestro tiempo en volar halcones erróneamente imprintados o realizamos crianzas campestres de última generación durante dos horas al día, cambiando el cortado donde anidan sus compañeros silvestres por el techo de nuestro moderno vehículo. Aun sin conseguir ni siquiera una parte de nuestros objetivos. 6

A mí hace ya mucho tiempo que no preocupa, salvo por los propios animales y también por lo que pueda aprender, el modo en que los demás hagan las cosas, pero me resulta una actitud miserable criticar, como está ocurriendo desde algunos sectores de nuestro pequeño e inconformista mundo, la valentía de quien decide probar un método de adiestramiento que lleva a quien lo prueba a decidir no volver a usar otra cosa distinta a esta. Yo no digo que el entrenamiento clásico sea poco efectivo y no funcione o lo haya hecho hasta hoy. Incluso comprendo que haya cetreros que lo prefieran, bien por gusto personal o por que deciden no hacer otra cosa. Pero tampoco se puede negar que un porcentaje, más elevado de lo que se pueda pensar, ha fracasado después de insistir en pautas de adiestramiento clásicas a menudo difíciles de manejar excepto para unos pocos halconeros con verdadera experiencia. Claro enseguida te dicen que los antiguos cetreros medievales eran un dechado de sabiduría halconera, lo que no dudo, aunque solo sea por reconocer que aquellos poseían vivencias y experiencias sobre campo y naturaleza, difíciles de conseguir hoy, en un mundo más complicado como es el nuestro. Pero sinceramente, personalmente dudo mucho que supieran más de lo que ahora podemos llegar a saber. O ¿ A alguien se le ocurriría hacer más grandes las fosas nasales de su halcón siguiendo las explicaciones y consejos de aquel tiempo antiguo que dio Pero López de Ayala en su libro? Bueno, otras cosas escritas entonces siguen en vigor y puede decirse que son de la más rabiosa actualidad, pero estas son precisamente las que obviamos por no leer entre líneas. Lo que quiero decir es que las circunstancias han cambiado. Nosotros como modernos halconeros sin duda debemos mantener las enseñanzas escritas y trasmitidas por los que nos han precedido , quizá no todo, pero tenemos también el deber, no solo de mejorar aquellas sino además de incorporar a este arte ancestral que es la Cetrería los nuevos conocimientos adquiridos sin que ello signifique perder los antiguos principios. Si de todos modos eres un inmovilista y renuncias a abrir tu mente en beneficio de tu cetrería y de tus aves, es tu propia y legítima decisión que yo respeto sin compartirla. Pero te aseguro que pierdes la oportunidad de disfrutar de pájaros que hoy por hoy se encuentran entre los mejores. A quien quiera despellejarme por mis palabras, puede hacerlo, es algo que esta en nuestra propia naturaleza humana, tan propensa a la crítica facilona sobre asuntos que desconoce en muchos casos y que desde mi opinión no son más que el fruto de lo que yo llamo “el síndrome del sé de que hablo” que no es más que una salida de tono para defender con argumentos poco capaces la falta de argumentos validos. En Cetrería, igual que en otros campos, conviven, unas veces con mejor semblante y otras a cara de perro, diversas corrientes de opinión que a menudo y olvidando las razones que apoyan a unas y otras, son irreconciliables únicamente por causas solo explicables a la, a menudo, tozuda naturaleza humana. Con el adiestramiento de halcones utilizando cometas y /o globos de helio, ocurre exactamente lo mismo, con lo que a un lado se encuentran los afines a este, aun peculiar, modo de adiestramiento y lejos, al otro extremo, los recalcitrantes detractores del mismo. Personalmente, debo reconocer que en absoluto soy una persona de centro en lo que respecta a cuestiones cetreras, permítanme el símil político. Además procuro alejarme de las ambigüedades pues son síntoma que delatan poca claridad de ideas y objetivos. Sin embargo y aun siendo vehemente las más de las veces cuando defiendo mi propia opinión sobre estos asuntos, algo que sinceramente, no puedo evitar, procuro mantenerme respetuoso y justo a las ideas de otros y las tengo en cuenta por lo que me pueden aportar de bueno y siempre que estas no pertenezcan al mundo amplísimo, por desgracia, de las estupideces. ¿Qué hubiera sido del conocimiento humano ante el inmovilismo de aquellos que negaban hasta lo más evidente?...Se me ocurre que la tierra seguiría siendo plana. 7

Este pájaro que resultó ser excelente para la altanería tuvo la mala suerte de lesionarse en<br />

un ala tras un picado.<br />

El pájaro se recupero después de todo pero no totalmente, volaba escorado y había<br />

desaparecido su innata genialidad para subir al cielo.<br />

Por aquel entonces tuve la oportunidad de leer un artículo que hablaba de <strong>cometas</strong> y<br />

hal<strong>con</strong>es escrito para la revista “Federcaza” por Guillen Torrent, a quien sin duda hay que<br />

<strong>con</strong>siderar en España como el pionero en el empleo de esta técnica importada de USA y a quien<br />

desde aquí saludo <strong>con</strong> afecto y admiración, no solo por su valentía de entonces sino también por<br />

su trayectoria en mundo tan complejo como el nuestro.<br />

Este articulo que me pareció una revelación sobre una nueva forma de hacer y ver las<br />

cosas me interesó por diversos motivos, pero principalmente por que entonces pensaba mucho en<br />

como recuperar la forma física y mental de mi desafortunado halcón.<br />

Así que decidí probar lo que allí se <strong>con</strong>taba y utilizar la cometa como fisioterapeuta que<br />

obligara de algún modo al lesionado a volar.<br />

En principio solo me intereso esta aplicación como una herramienta de rehabilitación<br />

médica de mi pobre halcón, pero enseguida comencé a ver que esto que estaba haciendo volar a<br />

un pájaro <strong>con</strong> problemas físicos, debía ser excelente si se utilizaba <strong>con</strong> los sanos.<br />

Decidí entonces probar todo esto <strong>con</strong> el siguiente pollo y no puedo decir menos que el<br />

resultado fue y es espectacular.<br />

No voy a decir que entrenar un pájaro <strong>con</strong> cometa sea fácil, nada lo es en Cetrería pese a<br />

lo que algunos puedan pensar. A mi me costó bastante desarrollar todo el proceso para hacerlo<br />

realmente eficaz a lo que se unieron algunas criticas e incluso es<strong>con</strong>didas risas de algunos<br />

“amigos”, a quienes al parecer, todo esto de la cometa les resultaba cómico y muy gracioso, y<br />

que no supusieron para mí ni tan siquiera una ligera incomodidad para mi proyecto.<br />

Cualquier cetrero debe re<strong>con</strong>ocer que el progreso hace ya muchos años que llegó,<br />

afortunadamente, también a la Cetrería. No es algo que haya sucedido ayer, como algunos<br />

piensan. El mismo hecho de capturar un halcón salvaje para ponerlo al servicio del ser humano,<br />

domesticándolo y aprovechando sus cualidades naturales, significó una revolución que sucedió<br />

en tiempos ya remotos a la memoria humana. Después llegó la caperuza, tan tradicional hoy y<br />

desde el medioevo, pero que debió causar sensación en una época en que el manejo de hal<strong>con</strong>es<br />

era sumamente complicado hasta la aparición del entonces extraño objeto.<br />

Comparar las pihuelas de tipo “aylmeri” <strong>con</strong> la aparición del capirote tal vez sea exagerar<br />

las cosas, pero igualmente supuso una nueva revolución para el mantenimiento y seguridad de<br />

las actuales aves adiestradas.<br />

La aparición de la telemetría ha sido sin duda la auténtica revolución de nuestro tiempo<br />

cetrero, pues no solo ha permitido recuperar las aves perdidas que antes nunca volvían a subirse<br />

a puño de cetrero sino que también ha permitido expandir el vuelo de nuestras aves, antes<br />

subyugadas por pesos de vuelo, digamos seguros, hasta dimensiones más naturales y propias a<br />

aves que nunca dejarán de ser animales salvajes.<br />

De pronto , primero el globo de helio y después la cometa, objeto este último, que ya<br />

utilizaban los chinos hace siglos, ha irrumpido en nuestro encasillado mundo de cetreros<br />

herederos y <strong>con</strong>tinuistas de lo que venimos a llamar tradición hal<strong>con</strong>era y decidimos que su uso<br />

en cetrería es menos digno y apropiado que el uso de caperuzas, pihuelas aylmeris, telemetría o<br />

la hoy necesaria crianza doméstica de aves rapaces, mientras <strong>con</strong>sumimos nuestro tiempo en<br />

volar hal<strong>con</strong>es erróneamente imprintados o realizamos crianzas campestres de última generación<br />

durante dos horas al día, cambiando el cortado donde anidan sus compañeros silvestres por el<br />

techo de nuestro moderno vehículo. Aun sin <strong>con</strong>seguir ni siquiera una parte de nuestros<br />

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