Adiestramiento altanero con cometas

Volviendo a nuestras reflexiones sobre el entrenamiento utilizando palomas, quizá para ver
algo de claridad sea bueno preguntarnos: ¿dónde está la clave del éxito de este entrenamiento?, y
¿cómo funciona la lógica mental de nuestros pájaros, para entender que todas las consecuencias
del ataque radican en buena medida en la altura?
Bueno...pues yo no lo sé con total exactitud, pero con el pasar del tiempo he oído todo tipo
de respuestas contestando a nuestras preguntas.
Por comentar alguna, quizá la más recurrente de aquellas sea la que argumenta que los
halcones reconocen la ventaja de la altura cuando se dan cuenta de que desde techos inferiores
no llegan a las rápidas y esquivas presas. Rectifican entonces su altura de vuelo al alza y
problema resuelto.
Desde mi particular punto de vista y aun considerando la variedad de factores que
intervienen en la formación y desarrollo técnico de un halcón altanero, muchos de los cuales son
complejos, al menos para mí, creo que esta teoría expuesta tal como yo la he contado, al menos
es insuficiente en su explicación, por no decir que es falsa en la mayoría de contextos.
Pienso que lo que realmente sucede no depende solo de la capacidad del halcón en
acercarse más o menos a su presa en el ataque, pues ¿quien no ha visto en cualquier campeonato
tipo SKY-TRIAL como el porcentaje de capturas era inversamente proporcional al techo de
ataque de los halcones?
Muchos cetreros que cazan habitualmente perdices vuelan pájaros, por lo común hembras o
híbridos grandes, con techos que rondan los 100 metros de altura, consiguiendo una alta
efectividad en muchos casos. Estos a menudo recriminan a los precursores de las grandes alturas
lo inútil de volar pájaros a caza con techos mayores bajo el argumento de que cuando el halcón
aun está bajando la presa ya ha encontrado refugio.
Pero aun reconociendo lo cierto de que ante un ataque del halcón a su presa, desde una
altura desproporcionada en relación al vuelo de evasión de la presa, y partiendo de la base de que
yo no hago cetrería con la intención de llenar el morral, ni mi propósito es impresionar a nadie
que me visite con muchas capturas anotadas en el diario de mi pájaro, sino solo disfrutar de
vuelos que verdaderamente merezcan la pena, técnica, efectiva y estéticamente, sea sobre caza
real o sobre escapes de calidad, el asunto de la supuesta efectividad sería cuanto menos
discutible, más después de haber sido testigo en más de una ocasión de capturas conseguidas tras
varios intentos fallidos desde los ya referidos 100 metros y menos, algunas posadas del halcón y
una buena cantidad de terreno recorrido con el halcón frecuentemente retrasado en su posición de
ataque, mientras el cetrero se convertía en el verdadero acosador de una pobre perdiz cansada de
tantos vuelos y tanta mediocridad.
Para acabar nuestra reflexión sobre la lógica del aprendizaje altanero, mi teoría, discutible
por supuesto, es que el éxito de cualquier método que persiga la conquista del cielo, está apoyado
directamente no solo en el dominio eficaz del campo efectivo de ataque o en la capacidad de
acercamiento eficaz a la presa por parte del halcón tras el picado sino principalmente en la
velocidad de llegada a aquella, algo imprescindible y que nos lleva a algunas consecuencias muy
útiles en altanería: en primer termino el incremento en las posibilidades de sorprender a la presa,
después una gran potencia de impacto caso de conseguir un contacto íntimo entre atacante y
victima, potencia que es directamente proporcional a la velocidad, salvando la pericia del ave en
su caso.
Otra de las consecuencias favorables estriba en las enormes inercias que tras un ataque
fallido permiten a lo halcones reposicionarse ventajosamente sobre su presa con enormes puntas
que los colocan de nuevo en posición ventajosa sobre una presa que de nuevo se encuentra bajo
la presión física y psíquica de la acción cinegética de nuestro emplumado amigo.
No tener en cuenta esto es simplemente obviar la lógica más simple. No obstante cualquier
halcón, salvaje o de cetrería, tiene sin duda sus propios motivos para volar a mayor o menor
altura, interviniendo una considerable cantidad de factores o circunstancias que delimitan cada
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