Adiestramiento altanero con cometas

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28.04.2013 Views

El paso de volar con cometa a volar alto sin ella es más conocido como “la transición” pero desde mi punto de vista, esto no tiene nada de “poco a poco” y sí bastante de cambio radical. Tal vez puedas definir este momento del entrenamiento como una transición, a mí no me importa como lo llames, pero lo cierto es que estás ante una verdadera crisis en las costumbres de tu pájaro. No debes entender aquí la palabra crisis desde el sentido negativo que la mayoría utilizamos para asuntos económicos o de otro tipo sino ajustándote más al significado etimológico del termino y que no es otro que “cambio”. Puede parecerte que esto de volar en presencia de la cometa a hacerlo en su ausencia bajo patrones de comportamiento similares, supone un cambio suave y quizá desde una percepción humana así pueda parecer, pero para tu pájaro es casi una catástrofe comprobar un buen día que las cosas han dejado de ser absolutamente lo que parecían. De todo el proceso de entrenamiento bajo esta disciplina de vuelos, la emancipación siempre ha sido tema de polémica entre las diferentes corrientes de opinión. Sobre todo por que la mayoría de la gente no sabe realmente que hacer llegados a este punto del entrenamiento o simplemente no confía en que las cosas vayan bien, motivo suficiente para muchos cetreros de no usar cometas para entrenar a sus aves. Cuando estás entrenando a tu halcón con cometa siempre surge la duda de cual es la mejor forma de cambiar su mentalidad para que vuele sin el acicate del artilugio volador. De hecho con según que ave y siempre como fruto de errores cometidos, puede ser realmente complicado, pero no conozco a nadie que haya insistido en un trabajo serio, racional y continuo que no lo haya conseguido. Pero ¿como hacerlo? Bueno, la teoría consiste en atrainar a tu halcón para que tome más interés por el cetreroproveedor de escapes- que por la cometa, dicho de un modo esquemático. Cuando realicé esto por primera vez pensé en varias cosa distintas que podía hacer. Consideré en primer lugar hacer subir a mi pájaro a su altura máxima de cometa y desde allí, antes de que el halcón capturara su señuelo elevar aquella muchos metros por encima de su posición, hasta ahora máxima, mientras desde abajo le echaba una “irresistible” paloma fácil. Sucedió que la paloma resultó menos atractiva de lo que pensé, con lo que el halcón la obvió por completo centrando su atención en el señuelo de todos los días que persiguió hasta su nueva y altísima posición capturándolo. ¿Qué pudo pasar? Creo que lo que sucedió fue que el halcón ni siquiera vio el atractivo escape- una paloma pestañeada que asegurara el éxito- y si la vio no le resultó más atractiva que su conocido señuelo de todos los días. Para entonces yo ya había asumido la realidad de que mi halcón no solo consideraba a la cometa una amiga inestimable sino que más bien parecía el amor de su vida. Mi pájaro adoraba su cometa por encima de todo, aun hoy, después de ser independiente, acude como un marinero a una sirena en cada ocasión que la vuelve a ver y sin importar cuanto tiempo haya pasado desde su último encuentro. Yo había procurado durante todo el proceso anterior de vuelos ascensionales desvincular el señuelo de la propia cometa y evitar así cualquier tipo de relevancia de aquella en el proceso. Colocaba siempre el señuelo a no menos de 25 metros por debajo de la misma pensando que así conseguiría mi propósito mientras olvidaba que en el inmenso cielo mi halcón posiblemente lo primero que vería sería la cometa, conociendo por ella la posición del señuelo, como así era. Me di cuenta de que este inevitable afecto no solo era asumible sino necesario para mis propósitos pues necesitaba evitar el problema de preferencia por el señuelo, en detrimento de los escapes que necesitaba hacer, de la única manera posible, quitándolo y volando la cometa en solitario. 22

Como sospeché, en la siguiente jornada y pese a volar la cometa ya sin señuelo, mi pájaro salió de la mano para subir como cualquier otro día del entrenamiento. El halcón subió y llegó hasta la altura que marcaba el volador artilugio. No tuve prisa de echarle nada de la mano, con lo que le dejé hacer mientras desde el suelo yo observaba cada detalle del vuelo. Le dejé estar allí buscando el inexistente señuelo un instante suficientemente largo, que llevó al halcón incluso a tirar la mano a la tela de la cometa, quizá en un intento de hacer aparecer su buscado premio desde debajo de las faldas de mamá. Entonces comenzó a volar alrededor de su compañera artificial que tantos buenos premios le había dado, quizá en actitud perpleja por situación tan extraña. En ese momento saque una paloma que había preparado pestañeándola al modo clásico para asegurar su captura, hacerla más atractiva y evitar un vuelo de evasión que a un pájaro sin experiencia, picando desde gran altura, puede suponerle un accidente fatal contra el peligroso suelo. Moví la paloma sujetándola con una mano para que revoloteara y pudiera ser vista fácilmente mientras gritaba desde abajo a mi halcón que inició un suave descenso que se convirtió en un ataque más serio cuando la lancé al aire. No tardó el halcón en llegar y recoger su paloma, que por supuesto le dejé matar, pelar y comer a plena satisfacción. Esto parecía que funcionaba pero no era más que, por decirlo de algún modo, la introducción a los vuelos autónomos, sin cometa o globo. Excepcionalmente, algunos halcones, especialmente torzuelos de pequeño tamaño pero también primas pueden rehusar el escape o incluso soltarlo en el suelo después de haberlo capturado. No es un problema que deba persistir más allá del primer día y como fruto del asombro, siendo consecuencia en la mayoría de los casos al desconocimiento del vivo. Mi amigo Elpidio Gayo, durante el proceso de adiestramiento con cometa del macho de gerifalte que posee, me contó que había decidido soltar un escape a mitad de entrenamiento no solo para ver la reacción del ave sino también para asegurar que esta no tuviera dudas en el proceso de emancipación sobre lo que significaba una presa viva. Esto me pareció una buena idea, especialmente cuando tu propósito es hacer montar a tu halcón muchos metros sobre el suelo, hasta techos desde donde atacar por primera vez a algo vivo puede resultar una acción complicada. No obstante y aun sin haber utilizado este escape previo al final de la fase de ascensión, lo normal será que tu halcón actúe como un ave cazadora resolviendo el problema sin más complicaciones que las derivadas de su poca o nula experiencia con aves vivas. Dicho esto debes continuar con tu propósito de hacer volar a tu pájaro sin la presencia de la cometa o el globo en su caso, así que debes planificar esta parte tan importante del entrenamiento de modo que tu halcón pase de centrar su interés en la cometa a tomarlo cada día más por el cetrero que desde abajo le obsequia con comida viva, pero sin perder significativamente su techo de vuelo. Debes entonces seguir volando a tu amigo a cometa puesta por varios días más, dejándole subir a su habitual techo y sirviendo palomas o el escape que decidas, a continuación. No debes soltar el cebo vivo inmediatamente después del momento en que el halcón alcanza su altura máxima de vuelo sino que por el contrario debes dejarle volar allá arriba un tiempo suficientemente largo que le permita reconocer su posición y la tuya, a la espera del premio que surge de la mano de su halconero. Después cuando veas que tu pájaro resuelve con satisfacción los fáciles ataques, a lo que desde abajo le tiras, debes volver a cambiar las reglas del juego. Se acabaron las trainas desde la vertical de la cometa, es momento de desvincularle de ella definitivamente, así que lo que vas a hacer es tan sencillo como empezar a servirle escapes alejándote cada día mas de la posición del artilugio volador. No importa que el halcón mantenga su vuelo en la cercanía de su amada pues no 23

El paso de volar <strong>con</strong> cometa a volar alto sin ella es más <strong>con</strong>ocido como “la transición” pero<br />

desde mi punto de vista, esto no tiene nada de “poco a poco” y sí bastante de cambio radical.<br />

Tal vez puedas definir este momento del entrenamiento como una transición, a mí no me<br />

importa como lo llames, pero lo cierto es que estás ante una verdadera crisis en las costumbres de<br />

tu pájaro. No debes entender aquí la palabra crisis desde el sentido negativo que la mayoría<br />

utilizamos para asuntos e<strong>con</strong>ómicos o de otro tipo sino ajustándote más al significado etimológico<br />

del termino y que no es otro que “cambio”.<br />

Puede parecerte que esto de volar en presencia de la cometa a hacerlo en su ausencia bajo<br />

patrones de comportamiento similares, supone un cambio suave y quizá desde una percepción<br />

humana así pueda parecer, pero para tu pájaro es casi una catástrofe comprobar un buen día que<br />

las cosas han dejado de ser absolutamente lo que parecían.<br />

De todo el proceso de entrenamiento bajo esta disciplina de vuelos, la emancipación siempre<br />

ha sido tema de polémica entre las diferentes corrientes de opinión. Sobre todo por que la<br />

mayoría de la gente no sabe realmente que hacer llegados a este punto del entrenamiento o<br />

simplemente no <strong>con</strong>fía en que las cosas vayan bien, motivo suficiente para muchos cetreros de no<br />

usar <strong>cometas</strong> para entrenar a sus aves.<br />

Cuando estás entrenando a tu halcón <strong>con</strong> cometa siempre surge la duda de cual es la mejor<br />

forma de cambiar su mentalidad para que vuele sin el acicate del artilugio volador. De hecho <strong>con</strong><br />

según que ave y siempre como fruto de errores cometidos, puede ser realmente complicado, pero<br />

no <strong>con</strong>ozco a nadie que haya insistido en un trabajo serio, racional y <strong>con</strong>tinuo que no lo haya<br />

<strong>con</strong>seguido.<br />

Pero ¿como hacerlo?<br />

Bueno, la teoría <strong>con</strong>siste en atrainar a tu halcón para que tome más interés por el cetreroproveedor<br />

de escapes- que por la cometa, dicho de un modo esquemático.<br />

Cuando realicé esto por primera vez pensé en varias cosa distintas que podía hacer.<br />

Consideré en primer lugar hacer subir a mi pájaro a su altura máxima de cometa y desde allí, antes<br />

de que el halcón capturara su señuelo elevar aquella muchos metros por encima de su posición,<br />

hasta ahora máxima, mientras desde abajo le echaba una “irresistible” paloma fácil.<br />

Sucedió que la paloma resultó menos atractiva de lo que pensé, <strong>con</strong> lo que el halcón la obvió<br />

por completo centrando su atención en el señuelo de todos los días que persiguió hasta su nueva y<br />

altísima posición capturándolo.<br />

¿Qué pudo pasar? Creo que lo que sucedió fue que el halcón ni siquiera vio el atractivo<br />

escape- una paloma pestañeada que asegurara el éxito- y si la vio no le resultó más atractiva que<br />

su <strong>con</strong>ocido señuelo de todos los días.<br />

Para entonces yo ya había asumido la realidad de que mi halcón no solo <strong>con</strong>sideraba a la<br />

cometa una amiga inestimable sino que más bien parecía el amor de su vida. Mi pájaro adoraba su<br />

cometa por encima de todo, aun hoy, después de ser independiente, acude como un marinero a<br />

una sirena en cada ocasión que la vuelve a ver y sin importar cuanto tiempo haya pasado desde su<br />

último encuentro.<br />

Yo había procurado durante todo el proceso anterior de vuelos ascensionales desvincular el<br />

señuelo de la propia cometa y evitar así cualquier tipo de relevancia de aquella en el proceso.<br />

Colocaba siempre el señuelo a no menos de 25 metros por debajo de la misma pensando<br />

que así <strong>con</strong>seguiría mi propósito mientras olvidaba que en el inmenso cielo mi halcón<br />

posiblemente lo primero que vería sería la cometa, <strong>con</strong>ociendo por ella la posición del señuelo,<br />

como así era.<br />

Me di cuenta de que este inevitable afecto no solo era asumible sino necesario para mis<br />

propósitos pues necesitaba evitar el problema de preferencia por el señuelo, en detrimento de los<br />

escapes que necesitaba hacer, de la única manera posible, quitándolo y volando la cometa en<br />

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