Adiestramiento altanero con cometas

tendiendo a la horizontalidad con el suelo y por consiguiente haciéndolo disfuncional ante esta
vicisitud.
Otra de las dificultades que David detectó fue lo complicado de conseguir una separación
idónea del sistema de señuelo que arrastra la cometa y que en el caso de la utilización de globos
obliga a montar una escuadra de la que penda el señuelo citado y evite su enredo en la línea de
sujeción del globo al suelo.
La cosa es que David decidió entonces probar algo distinto, el uso de una cometa.
Este cambio permitió subsanar los problemas expuestos. Las cometas necesitan del viento
molesto que hace poco eficaz el empleo de globos y tienen dos ventajas importantes sobre el
empleo de estos:
1ª- por su modo de vuelo siempre dan un ángulo adecuado a la fijación del señuelo respecto
a la línea de la cometa.
2ª- son mucho más baratas que un uso continuado de globos.
Como es lógico presentan un inconveniente del que carecen los globos:
Si no hace viento no vuelan. Y al contrario, con viento no merece la pena intentar nada con
un globo lleno de helio.
Todo esto nos lleva a nuestra primera discusión importante en cuanto al empleo de esta
técnica para el adiestramiento, con lo que se plantean dos preguntas ya clásicas para mí.
-¿Qué ocurre cuando durante un día o más carecemos de viento?.
Bueno, esto resultó ser un asunto de gran preocupación cuando empecé a poner en practica
esta técnica. De hecho llegué a plantearme el uso alternativo de un globo de helio. Al final decidí
utilizar únicamente la cometa, con lo que, como cualquier otro día, pesaba mi pájaro, cogía mi
equipo y me presentaba en el campo de vuelo. En una ocasión estuve 17 días con aquello que
llamamos “calma chicha”, lo que me desagradaba bastante pues hacía inviable el vuelo del
artilugio volador.
Realmente, el empleo de la cometa solo me interesaba en cuanto a que me permitía trabajar
con mi halcón en pos de la altanería en un terreno poco adecuado para el uso optimo de palomas
de escape al modo tradicional, por lo que en ningún momento fue, ni siquiera ahora, un fin sino
solo un medio para hacer pájaros.
Lo que hice fue muy sencillo, tanto como lo es dejar a mi pájaro descaperuzado encima de
una piedra y esperar por si en un asalto de genialidad oculta, mi halcón despegaba y se colocaba
por si mismo alto en el cielo. Esto, por supuesto, nunca sucedió, con lo que mi amigo
emplumado no volvió a volar hasta la aparición del ansiado viento.
Durante estos días la perdida de fe en la cometa no fue en ningún momento causa de
preocupación para mí, otra cosa era la perdida de condición física que yo suponía como cierta y
que resulto ser una falsa alarma pues “Quinqui” que es como se llama mi baharí, el día nº 18, en
que volvió la ansiada brisa, voló como si esos 17 días de paro técnico no hubieran existido.
Ahora sigo reflexionando sobre que hacer, a parte de no volar el halcón, el día que no haya
“motor” para la cometa, sin haber llegado a una conclusión definitiva. En cierta ocasión me
planteé el uso de palomas pestañeadas, pero acabé por descartarlo ya que no me permitían un
control absoluto de los sucesos que quería provocar, con lo que a falta de otra solución mejor
sigo utilizando el viejo sistema de paro por imposibilidad técnica, principalmente por que a lo
largo de una temporada cuento con días suficientes de aire en movimiento.
Respecto a la segunda pregunta, es la que sigue:
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