Adiestramiento altanero con cometas

Como es natural no vamos a pedir peras al olmo, que dice el dicho popular, ni tampoco
exigir a nuestros jóvenes halcones un rendimiento superior a lo que fisiológicamente pueden
afrontar, pero es necesario comprender que la parte de formación técnica depende de un modo
muy vinculante a un adecuado equilibrio somático y psíquico del ave.
De este modo, cualquiera intuye, al menos, lo importante de mantener a sus aves
suficientemente por encima del hambre atroz y miserable que muchos imponen a sus pájaros
como parche a sus propias carencias técnicas y del mismo modo conocen que como suele decirse
de donde no hay no se puede sacar.
Desde luego, no me refiero a la capacidad intelectual de esta clase de cetreros, sino a las
carnes de que dispone nuestro halcón ya que como cualquiera puede sospechar el desarrollo físico
no es más que un incremento de la masa muscular que es imposible de llevar a cabo si toda la
poca energía disponible no es suficiente ni para mantener escasamente a tu pájaro vivo.
Habrá quien diga que exagero pero en no pocas ocasiones he visto como algunas gentes
bajaban de peso a sus aves, hasta la inanición en muchos casos, como única solución, no al mal
comportamiento sino a sus propias carencias técnicas.
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL ENTRENAMIENTO:
Como habrá notado el lector, he dedicado una buena parte de la exposición, más dedicada a
los nuevos halconeros que a aquellos veteranos con oficio, a tratar y opinar sobre aspectos
genéricos de la altanería más tradicional. Lo he hecho con plena conciencia e intención, pues aun
cuando existen diferencias obvias entre las distintas formas de adiestrar pájaros para que esperen
alto en el cielo, todas comparten, no solo el mismo fin, sino también muchos de los medios
utilizados.
El entrenamiento con cometa en absoluto niega los principios básicos que gobiernan la
altanería. Es el planteamiento del adiestramiento lo que marca la distancia en el modo de
conseguir las cosas.
Para entenderlo mejor podemos decir que un adiestramiento tradicional persigue el objetivo
altanero construyendo todo desde abajo. Tras la musculación previa o de base, comienza la suelta
calculada de escapes, palomas por lo general y se confía todo el proceso a la capacidad intelectual
del halcón de sacar conclusiones validas de sus errores y aciertos sobre la base de situaciones
manipuladas en beneficio propio por el cetrero, pero también se apoyan directamente en el
instinto innato de la mayoría de halcones para volar altos en el cielo, salvo que por voluntad
propia del cetrero o errores graves en el entrenamiento estos pierdan todo interés por esperar allá
arriba.
De este modo no solo se pretende estimular al pájaro en la toma de altura desde las primeras
sueltas sino también en el posicionamiento previo exigible en las situaciones de caza y que
conocemos como el “centrado”. La formación física, tan importante, va a la par de todo esto y por
lo general después del entrenamiento básico, anterior a la fase de escapes, acaba por completarse
de modo paulatino incrementando la permanencia en el ala y también con el esfuerzo que exige el
ataque sobre las presas soltadas y finalmente sobre la propia caza.
A los halconeros noveles que me estén leyendo les parecerá que esto del adiestramiento
clásico es a la altanería como cocinar un “cocido” en que todos los ingredientes se cocinan juntos.
De hecho tienen razón. Pero... imagina a un nuevo halconero lleno de ilusiones y vacío de
experiencia. Tiene que manejar el peso de su pájaro, muscularle, hacerle subir...y bajar, enseñarle
a montar un poco más cada día, centrarle y conseguir que le siga. Muchas cosas para alguien sin
experiencia.
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