27.04.2013 Views

Revista Sentencia 2013 - Cartagena de Hoy

Revista Sentencia 2013 - Cartagena de Hoy

Revista Sentencia 2013 - Cartagena de Hoy

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

a Por<br />

ARTÍCULO<br />

Y llegó el apagón<br />

por<br />

ANTONIO<br />

VELASCO<br />

contacto<br />

antoniovelasc@gmail.com<br />

Y llegó el<br />

apagón<br />

Antonio Velasco<br />

a estamos todos acostumbrados a que la electricidad sea nuestra<br />

insustituible compañera <strong>de</strong>s<strong>de</strong> mucho antes <strong>de</strong> salir a la calle cada<br />

Ymañana, pues si algo hay imprescindible en nuestro diario vivir, es la<br />

permanente utilización <strong>de</strong> ese redondo orificio que, practicado en muchas<br />

pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestra casa y provisto <strong>de</strong> dos agujeritos, nos proporciona toda<br />

suerte <strong>de</strong> aplicaciones y felicida<strong>de</strong>s. Tenemos montada nuestra existencia con<br />

tal <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la electricidad, que sería impensable otra manera <strong>de</strong> vivir. Es<br />

algo a lo que nos hemos acostumbrado y que por cotidiano, lo damos por nuestro<br />

sin plantearnos siquiera la opción <strong>de</strong> prescindir <strong>de</strong> ello ni un solo minuto <strong>de</strong><br />

nuestro paso por esta vida. ¿Qué sería <strong>de</strong> nosotros sin ascensores, sin tranvías,<br />

sin calefacción, sin or<strong>de</strong>nadores? Mejor no pensarlo. Por eso cuando la pasada<br />

noche tan preciado fluido se nos marchó un par <strong>de</strong> horas sin previo aviso, las<br />

cosas se complicaron un tanto a nivel domestico, y mucho más en todo el barrio<br />

en el que ni siquiera funcionaban los semáforos. En los pisos actuales podrá<br />

faltar aceite, una cebolla o incluso el pan para la cena, pero el fluido que sale por<br />

el agujero <strong>de</strong> la pared y que hace hablar al televisor y nos pone a todos mirando<br />

para el mismo sitio, ese es impensable que tenga la osadía <strong>de</strong> retirarse antes<br />

que nosotros se lo or<strong>de</strong>nemos usando el mando a distancia.<br />

ntonces, ante la súbita oscuridad, ¿qué hacer? Lo primero, buscar esa<br />

vela que todos creen que está en casa pero nadie sabe don<strong>de</strong> se<br />

Eescon<strong>de</strong>. Lo segundo, mirar a la ventana para comprobar si la cosa es<br />

generalizada y, en su caso, indagar acerca <strong>de</strong> cuanto durara tan incomoda<br />

situación, para acabar concluyendo, finalmente, que lo mas indicado es<br />

resignarse y esperar a que alguien arregle el <strong>de</strong>saguisado don<strong>de</strong> corresponda y<br />

nos <strong>de</strong>vuelva pronto tan imprescindible como mágico fluido. Lo increíble es que<br />

en un instante nos cambia la vida: se acaba la lectura <strong>de</strong>l periódico, el televisor<br />

se pone en negro, la nevera se para, la plancha no quita las arrugas y el<br />

lavavajillas <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> dar vueltas. A todo esto, y alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la luz <strong>de</strong> una vela que<br />

milagrosamente alguien sacó <strong>de</strong> su escondite, nos planteamos si esperar a que<br />

regrese nuestro mágico fluido y nos reponga en la cómoda situación perdida, o<br />

acostarnos sin más aunque no sea la hora acostumbrada; ya que estar mirando<br />

a la pobre y parpa<strong>de</strong>ante luz que sale <strong>de</strong>l cenicero que sostiene el trozito <strong>de</strong> vela<br />

encontrado, es algo tan cutre como insólito. Sin embargo, no hay mal que por<br />

bien no venga, pues alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> una mesa con esa escasa iluminación lo único<br />

que se pue<strong>de</strong> hacer es hablar, y eso por imperativos <strong>de</strong> la situación, es lo que se<br />

suele hacer en la mayoría <strong>de</strong> los casos.<br />

o normal es que se empiece recordando lo que habrían sido similares<br />

situaciones vividas en años ya lejanos <strong>de</strong> restricciones o apagones<br />

Limprevistos por <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong> los tendidos, los cuales eran muy normales<br />

ante cualquier inci<strong>de</strong>ncia meteorológica. A medida que la charla se prolongaba<br />

por la tardanza en el regreso <strong>de</strong>l fluido eléctrico, era frecuente que ésta se<br />

<strong>de</strong>rivase por <strong>de</strong>rroteros cada vez mas interesantes, <strong>de</strong> manera que se notaba<br />

como ya nadie echaba en falta la siempre imprescindible televisión, al tiempo<br />

que se empezaba a saborear la agradable sensación <strong>de</strong> un dialogo construido<br />

sin prisas y en el que los mayores ejercían <strong>de</strong> informantes ante unos jóvenes<br />

que escuchaban la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> situaciones <strong>de</strong> carácter rural a las que les<br />

hubiera gustado sumarse entonces y ahora, ya que según intuyen, la cosa no<br />

sería tan mala como pudiera pensarse

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!