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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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El pecado <strong>de</strong> David y su arrepentimiento 683<br />

Tu eres mi refugio; me guardarás <strong>de</strong> la angustia;<br />

con cánticos <strong>de</strong> liberación me ro<strong>de</strong>arás”. Salmos 32:5-7.<br />

Muchos murmuran contra lo que llaman la injusticia <strong>de</strong> Dios<br />

al salvar a David, cuya culpa era tan gran<strong>de</strong>, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber rechazado<br />

a Saúl por lo que a el<strong>los</strong> les parece ser pecados mucho<br />

menos flagrantes. Pero David se humilló y confesó su pecado, en<br />

tanto que Saúl menospreció el reproche y endureció su corazón en<br />

la impenitencia.<br />

Este pasaje <strong>de</strong> la historia <strong>de</strong> David rebosa <strong>de</strong> significado para el<br />

pecador arrepentido. Es una <strong>de</strong> las ilustraciones más po<strong>de</strong>rosas que<br />

se nos hayan dado <strong>de</strong> las luchas y las tentaciones <strong>de</strong> la humanidad, [717]<br />

y <strong>de</strong> un verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento hacia Dios y una fe sincera en<br />

nuestro Señor Jesucristo. A través <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> ha resultado ser<br />

una fuente <strong>de</strong> aliento para las almas que, habiendo caído en el pecado,<br />

han tenido que luchar bajo el peso agobiador <strong>de</strong> su culpa. Miles <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Dios han sido <strong>los</strong> que, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido entregados<br />

traidoramente al pecado y cuando estaban a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sesperar,<br />

recordaron como el arrepentimiento sincero y la confesión <strong>de</strong> David<br />

fueron aceptados por Dios, no obstante haber tenido que sufrir las<br />

consecuencias <strong>de</strong> su transgresión; y también cobraron ánimo para<br />

arrepentirse y procurar nuevamente andar por <strong>los</strong> sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

mandamientos <strong>de</strong> Dios.<br />

Quienquiera que bajo la reprensión <strong>de</strong> Dios humille su alma con<br />

la confesión y el arrepentimiento, tal como lo hizo David, pue<strong>de</strong><br />

estar seguro <strong>de</strong> que hay esperanza para él. Quienquiera que acepte<br />

por la fe las promesas <strong>de</strong> Dios, hallará perdón. Jamás rechazará<br />

el Señor a un alma verda<strong>de</strong>ramente arrepentida. Él ha dado esta<br />

promesa: “¡Que haga conmigo paz!, ¡sí, que haga la paz conmigo!”<br />

“Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y<br />

vuélvase a Jehová, el cual tendrá <strong>de</strong> él misericordia, al Dios nuestro,<br />

el cual será amplio en perdonar”. Isaías 27:5; 55:7. [718]<br />

[719]

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