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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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60 <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Patriarcas</strong> y <strong>Profetas</strong><br />

sido igualadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces. Lejos <strong>de</strong> ser una era <strong>de</strong> tinieblas<br />

religiosas, fue una edad <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s luces. Todo el mundo tuvo la<br />

oportunidad <strong>de</strong> recibir instrucción <strong>de</strong> Adán y <strong>los</strong> que temían al<br />

Señor tuvieron también a Cristo y a <strong>los</strong> ángeles por maestros. Y<br />

tuvieron un silencioso testimonio <strong>de</strong> la verdad en el huerto <strong>de</strong> Dios,<br />

que durante sig<strong>los</strong> permaneció entre <strong>los</strong> hombres. A la puerta <strong>de</strong>l<br />

paraíso, guardada por querubines, se manifestaba la gloria <strong>de</strong> Dios, y<br />

allí iban <strong>los</strong> primeros adoradores a levantar sus altares y a presentar<br />

sus ofrendas. Allí fue don<strong>de</strong> Caín y Abel llevaron sus sacrificios y<br />

Dios había con<strong>de</strong>scendido a comunicarse con el<strong>los</strong>.<br />

El escepticismo no podía negar la existencia <strong>de</strong>l Edén mientras<br />

estaba a la vista, con su entrada vedada por <strong>los</strong> ángeles custodios.<br />

El or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la creación, el objeto <strong>de</strong>l huerto, la historia <strong>de</strong> sus dos<br />

árboles tan estrechamente ligados al <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l hombre, eran hechos<br />

indiscutibles; y la existencia y suprema autoridad <strong>de</strong> Dios, la<br />

vigencia <strong>de</strong> su ley, eran verda<strong>de</strong>s que nadie pudo poner en tela <strong>de</strong><br />

juicio mientras Adán vivió.<br />

A pesar <strong>de</strong> la iniquidad que prevalecía, había un grupo <strong>de</strong> hombres<br />

santos, ennoblecidos y elevados por la comunión con Dios, que<br />

vivían en compañerismo con el cielo. Eran hombres <strong>de</strong> gran capacidad<br />

intelectual, que habían realizado obras admirables. Tenían una<br />

santa y gran misión; a saber, <strong>de</strong>sarrollar un carácter justo y enseñar<br />

una lección <strong>de</strong> piedad, no a <strong>los</strong> hombres <strong>de</strong> su tiempo, sino también<br />

a las generaciones futuras. Solo algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> más <strong>de</strong>stacados son<br />

mencionados en las Escrituras; pero a través <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> tiempos,<br />

Dios ha tenido testigos fieles y adoradores sinceros.<br />

Las Escrituras dicen que Enoc tuvo un hijo a <strong>los</strong> sesenta y cinco<br />

años. Después anduvo con Dios durante trescientos años. En la primera<br />

parte <strong>de</strong> su vida, Enoc había amado y temido a Dios y guardado<br />

sus mandamientos. Pertenecía al santo linaje, a <strong>los</strong> <strong>de</strong>positarios <strong>de</strong> la<br />

verda<strong>de</strong>ra fe, a <strong>los</strong> progenitores <strong>de</strong> la simiente prometida. De labios<br />

<strong>de</strong> Adán había aprendido la triste historia <strong>de</strong> la caída y las gozosas<br />

nuevas <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios contenidas en la promesa; y confiaba en<br />

el Re<strong>de</strong>ntor que vendría. Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> su primer<br />

hijo, Enoc alcanzó una experiencia más elevada, una relación más<br />

íntima con Dios. Comprendió completamente sus propias obligaciones<br />

y responsabilida<strong>de</strong>s como hijo <strong>de</strong> Dios. Cuando conoció el amor<br />

<strong>de</strong> su hijo hacia él, y la sencilla confianza <strong>de</strong>l niño en su protección;

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