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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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606 <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Patriarcas</strong> y <strong>Profetas</strong><br />

Cuando Israel <strong>de</strong>claró la guerra a <strong>los</strong> filisteos, tres <strong>de</strong> <strong>los</strong> hijos<br />

<strong>de</strong> Isaí se unieron al ejército bajo las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Saúl; pero David<br />

permaneció en casa. Después <strong>de</strong> algún tiempo, sin embargo, fue a<br />

visitar el campamento <strong>de</strong> Saúl. Por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su padre <strong>de</strong>bía llevar un<br />

mensaje y un regalo a sus hermanos mayores, y averiguar si estaban<br />

sanos y salvos. Pero, sin que lo supiera Isaí, se le había confiado al<br />

joven pastor una misión más elevada. Los ejércitos <strong>de</strong> Israel estaban<br />

en peligro, y un ángel había indicado a David que fuera a salvar a su<br />

pueblo.<br />

A medida que David se acercaba al ejército, oyó un albo-roto,<br />

como si se estuviera por entablar una batalla. El ejército “salía en<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> batalla y daba grito <strong>de</strong> combate”. Véase 1 Samuel 17.<br />

Israel y <strong>los</strong> filisteos estaban alineados en posiciones <strong>de</strong> batalla, una<br />

hueste contra otra. David corrió hacia el ejército, llegó y saludó a<br />

sus hermanos. Mientras hablaba con el<strong>los</strong>, Goliat, el campeón <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> filisteos, salió, y con lenguaje ofensivo retó a duelo a Israel,<br />

y lo <strong>de</strong>safió a presentar <strong>de</strong> entre sus filas un hombre que pudiera<br />

enfrentársele en singular pelea. Repitió su reto, y cuando David vio<br />

que todo Israel estaba amedrentado, y supo que el filisteo lanzaba su<br />

<strong>de</strong>safío día tras día, sin que se levantara un campeón que acallara<br />

al jactancioso, su espíritu se conmovió <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> él. Se encendió su<br />

celo para salvar el honor <strong>de</strong>l Dios viviente y el crédito <strong>de</strong> su pueblo.<br />

Los ejércitos <strong>de</strong> Israel estaban <strong>de</strong>primidos. Les faltaba el valor.<br />

Se <strong>de</strong>cían unos a otros: “¿No habéis visto aquel hombre que ha<br />

salido? Él se a<strong>de</strong>lanta para provocar a Israel”. Lleno <strong>de</strong> vergüenza e<br />

indignación, David exclamó: “¿Quién es este filisteo incircunciso,<br />

para que provoque a <strong>los</strong> escuadrones <strong>de</strong>l Dios viviente?”<br />

Al oír estas palabras, Eliab, hermano mayor <strong>de</strong> David, comprendió<br />

muy bien qué sentimientos agitaban al alma <strong>de</strong>l joven. Aun<br />

mientras era pastor, David había manifestado audacia, valor y for-<br />

taleza poco comunes; y la misteriosa visita <strong>de</strong> Samuel a la casa <strong>de</strong><br />

Isaí así como su partida sigi<strong>los</strong>a, habían <strong>de</strong>spertado en la mente <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> hermanos <strong>de</strong> David sospechas en cuanto al verda<strong>de</strong>ro objeto <strong>de</strong><br />

su visita. Los ce<strong>los</strong> <strong>de</strong> el<strong>los</strong> se habían <strong>de</strong>spertado al verlo recibir<br />

mayor honra que la tributada a el<strong>los</strong>, y no lo miraban con el respeto<br />

y el amor que merecía por su integridad y su ternura fraternal. Lo<br />

consi<strong>de</strong>raban como un pastorcillo joven, y ahora la pregunta que<br />

hizo fue interpretada por Eliab como una censura <strong>de</strong> la cobardía

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