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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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Dios cuida <strong>de</strong> <strong>los</strong> pobres 493<br />

como ahora, las personas estaban expuestas al infortunio, la enfermedad<br />

y la pérdida <strong>de</strong> sus propieda<strong>de</strong>s; pero mientras se siguieran<br />

estrictamente las instrucciones dadas por Dios, no habría mendigos<br />

en Israel ni quien sufriera por falta <strong>de</strong> alimentos.<br />

La ley <strong>de</strong> Dios le daba al pobre <strong>de</strong>recho sobre cierta porción <strong>de</strong>l<br />

producto <strong>de</strong> la tierra. Cualquiera estaba autorizado para ir, cuando<br />

tenía hambre, al sembrado <strong>de</strong> su vecino, a su huerto o a su viñedo,<br />

para comer <strong>de</strong>l grano o <strong>de</strong> la fruta hasta satisfacerse. Actuaron <strong>de</strong><br />

acuerdo con este permiso <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> <strong>de</strong> Jesús cuando arrancaron<br />

espigas y comieron <strong>de</strong>l grano al pasar por un campo cierto sábado.<br />

Toda la rebusca <strong>de</strong> las mieses, el huerto y el viñedo pertenecían<br />

a <strong>los</strong> pobres. “Cuando siegues tu mies en tu campo -dijo Moisés- y<br />

olvi<strong>de</strong>s alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla [...].<br />

Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas <strong>de</strong>jado<br />

<strong>de</strong>trás <strong>de</strong> ti [...]. Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras <strong>de</strong> ti;<br />

será para el extranjero, el huérfano y la viuda. Acuérdate que fuiste<br />

siervo en tierra <strong>de</strong> Egipto. Por tanto, yo te mando que hagas esto”.<br />

Deuteronomio 24:19-22; véase Levítico 19:9, 10.<br />

Cada séptimo año había una provisión especial para <strong>los</strong> pobres.<br />

El año sabático, como se lo llamaba, comenzaba al fin <strong>de</strong> la cosecha.<br />

En el tiempo <strong>de</strong> la siembra que seguía al <strong>de</strong> la siega, el pueblo no<br />

<strong>de</strong>bía sembrar; no <strong>de</strong>bía podar ni arreglar <strong>los</strong> viñedos en la primavera;<br />

y no <strong>de</strong>bía contar con una cosecha ni <strong>de</strong>l campo ni <strong>de</strong> la viña. De<br />

lo que la tierra produjera espontáneamente, podían comer cuando [513]<br />

estaba fresco, pero no podían guardar ninguna porción <strong>de</strong> esos productos<br />

en sus graneros. La producción <strong>de</strong> ese año <strong>de</strong>bía <strong>de</strong>jarse para<br />

el consumo gratuito <strong>de</strong>l extranjero, el huérfano, la viuda, y hasta<br />

para <strong>los</strong> animales <strong>de</strong>l campo. Véase Éxodo 23:10, 11; Levítico 25:5.<br />

Pero si la tierra producía ordinariamente tan solo lo suficiente<br />

para suplir las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l pueblo, ¿como subsistiría este durante<br />

el año en que no se recogían cosechas? La promesa <strong>de</strong> Dios proveía<br />

ampliamente para esto, pues Dios había dicho: “Yo os enviaré mi<br />

bendición el sexto año, y ella hará que haya fruto por tres años.<br />

En el octavo año sembraréis, y comeréis <strong>de</strong>l fruto añejo; hasta el<br />

año noveno, hasta que venga su fruto, comeréis <strong>de</strong>l añejo”. Levítico<br />

25:21, 22.<br />

La observancia <strong>de</strong>l año sabático beneficiaría tanto a la tierra<br />

como al pueblo. Después <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar una estación, sin ser cultivada,

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