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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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400 <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Patriarcas</strong> y <strong>Profetas</strong><br />

israelitas no habían manifestado hostilidad en todos sus viajes y<br />

campamentos frente a las tierras <strong>de</strong> Edom, <strong>de</strong> Moab y <strong>de</strong> Amón,<br />

ni habían hecho daño alguno a la gente o a sus propieda<strong>de</strong>s. Al<br />

llegar a la frontera <strong>de</strong> <strong>los</strong> amorreos, Israel había solicitado permiso<br />

para atravesar directamente el país, prometiendo que observaría las<br />

mismas reglas que habían regido su trato con otras naciones. Cuando<br />

el rey amorreo rehusó lo pedido con cortesía, y en señal <strong>de</strong> <strong>de</strong>safío<br />

reunió a sus ejércitos para la batalla, se colmó la copa <strong>de</strong> la iniquidad<br />

<strong>de</strong> ese pueblo, y ahora Dios iba a ejercer su po<strong>de</strong>r para <strong>de</strong>rrocarlo.<br />

Los israelitas cruzaron el río Arnón, y avanzaron sobre el enemigo.<br />

Se libró un combate, en el cual <strong>los</strong> ejércitos <strong>de</strong> Israel salieron<br />

victoriosos, y aprovechando la ventaja obtenida estuvieron pronto en<br />

posesión <strong>de</strong> la tierra <strong>de</strong> <strong>los</strong> amorreos. Fue el Capitán <strong>de</strong> <strong>los</strong> ejércitos<br />

<strong>de</strong>l Señor el que venció a <strong>los</strong> enemigos <strong>de</strong> su pueblo; y habría hecho<br />

lo mismo treinta y ocho años antes, si Israel hubiera confiado en él.<br />

Llenos <strong>de</strong> esperanza y ánimo, <strong>los</strong> ejércitos <strong>de</strong> Israel avanzaron<br />

con ardor y, siguiendo hacia el norte, pronto llegaron a una tierra<br />

que podía probar muy bien su valor y su fe en Dios. Ante el<strong>los</strong> se<br />

extendía el reino <strong>de</strong> Basán, po<strong>de</strong>roso y muy poblado, lleno <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> piedra que hasta hoy inspiran asombro al mundo, “sesenta<br />

ciuda<strong>de</strong>s [...]. Todas estas eran ciuda<strong>de</strong>s fortificadas con muros altos,<br />

con puertas y barras, sin contar otras muchas ciuda<strong>de</strong>s sin muro”.<br />

Véase Deuteronomio 3:1-11. Las casas se habían construído con<br />

enormes piedras negras, <strong>de</strong> dimensiones tan estupendas que hacían<br />

<strong>los</strong> edificios absolutamente inexpugnables para cualquier ejército<br />

que en aquel<strong>los</strong> tiempos <strong>los</strong> pudiera atacar. Era un país lleno <strong>de</strong> cavernas<br />

salvajes, altos precipicios, fosas abiertas y rocas escarpadas.<br />

Los habitantes <strong>de</strong> esa tierra, <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> una raza <strong>de</strong> gigan-<br />

tes, eran el<strong>los</strong> mismos <strong>de</strong> fuerza y tamaño asombrosos, y tanto se<br />

distinguían por su violencia y su crueldad, que aterrorizaban a las<br />

naciones circunvecinas; mientras que Og, rey <strong>de</strong>l país, se <strong>de</strong>stacaba<br />

por su tamaño y sus proezas, aun en una nación <strong>de</strong> gigantes.<br />

Pero la columna <strong>de</strong> nube avanzaba y, guiados por ella, <strong>los</strong> ejércitos<br />

hebreos llegaron hasta Edrei, don<strong>de</strong> <strong>los</strong> esperaba el gigante,<br />

con sus ejércitos. Og había escogido estratégicamente el sitio <strong>de</strong><br />

la batalla. La ciudad <strong>de</strong> Edrei estaba situada en la orilla <strong>de</strong> una<br />

meseta cubierta <strong>de</strong> rocas volcánicas y <strong>de</strong>sgarradas que se levantaba<br />

abruptamente <strong>de</strong> la planicie. Solamente podía llegarse a la ciudad

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