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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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En el <strong>de</strong>sierto 375<br />

sábado durante <strong>los</strong> cuarenta años <strong>de</strong> peregrinaciones, que a pesar<br />

<strong>de</strong> que Dios no les impidió entrar en Canaán, <strong>de</strong>claró que serían<br />

diseminados entre <strong>los</strong> paganos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> establecerse en la tierra<br />

prometida.<br />

De Ca<strong>de</strong>s <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Israel habían regresado al <strong>de</strong>sierto; y una<br />

vez terminada su estada allí, “llegaron [...] toda la congregación, al<br />

<strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Ca<strong>de</strong>s”.<br />

Números 20:1.<br />

Allí murió y fue sepultada María. Tal fue la suerte <strong>de</strong> <strong>los</strong> millones<br />

que con gran<strong>de</strong>s esperanzas salieron <strong>de</strong> Egipto. De la escena <strong>de</strong><br />

regocijo a orillas <strong>de</strong>l Mar Rojo, cuando Israel salió con cantos y<br />

danzas a celebrar el triunfo <strong>de</strong> Jehová, llegaron a la sepultura <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>sierto, fin <strong>de</strong> toda una vida <strong>de</strong> peregrinación. El pecado había<br />

arrebatado <strong>de</strong> sus labios la copa <strong>de</strong> la bendición. ¿Apren<strong>de</strong>ría la<br />

próxima generación la lección?<br />

“Con todo esto, volvieron a pecar y no dieron crédito a sus maravillas.<br />

[...] Si <strong>los</strong> hacía morir, entonces buscaban a Dios; entonces<br />

se volvían solícitos en busca suya, y se acordaban <strong>de</strong> que Dios era<br />

su refugio, que el Dios altísimo era su re<strong>de</strong>ntor”. Pero no se volvían<br />

a Dios con un propósito sincero. Aunque al verse atacados y<br />

amenazados por sus enemigos, pedían la ayuda <strong>de</strong>l único que podía<br />

librar<strong>los</strong>, “sus corazones no eran rectos con él ni permanecieron<br />

firmes en su pacto. Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad<br />

y no <strong>los</strong> <strong>de</strong>struía; apartó muchas veces su ira y no <strong>de</strong>spertó todo<br />

su enojo. Se acordó <strong>de</strong> que eran carne, soplo que va y no vuelve”.<br />

Salmos 78:32-35, 37-39. [386]<br />

[387]

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