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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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322 <strong>Historia</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Patriarcas</strong> y <strong>Profetas</strong><br />

hayan gozado <strong>de</strong> la comunión con Dios y hayan morado en la luz <strong>de</strong><br />

su gloria, no <strong>de</strong>ben lisonjearse <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong>n pecar impunemente;<br />

no <strong>de</strong>ben creer que porque fueron honrados <strong>de</strong> esa forma, Dios no<br />

castigará estrictamente su iniquidad. Este es un engaño fatal. La<br />

gran luz y <strong>los</strong> privilegios otorgados <strong>de</strong>mandan reciprocidad, que<br />

<strong>de</strong>be manifestarse en una virtud y santidad correspondientes a la<br />

luz recibida. Dios no aceptará nada menos que esto. Las gran<strong>de</strong>s<br />

bendiciones o privilegios no <strong>de</strong>ben adormecer a <strong>los</strong> hombres en la<br />

seguridad o la negligencia. Nunca <strong>de</strong>ben dar licencia para pecar,<br />

ni <strong>de</strong>ben creer <strong>los</strong> favorecidos que Dios no será estricto con el<strong>los</strong>.<br />

Todas las ventajas que Dios conce<strong>de</strong> son medios suyos para dar<br />

ardor al espíritu, celo al esfuerzo y vigor en el cumplimiento <strong>de</strong> su<br />

santa voluntad.<br />

En su juventud, Nadab y Abiú no fueron educados para que<br />

<strong>de</strong>sarrollaran hábitos <strong>de</strong> dominio propio. La disposición indulgente<br />

<strong>de</strong>l padre, su falta <strong>de</strong> firmeza en lo recto, lo habían llevado a<br />

<strong>de</strong>scuidar la disciplina <strong>de</strong> sus hijos. Les había permitido seguir sus<br />

propias inclinaciones. Los hábitos <strong>de</strong> complacencia propia, practicados<br />

durante mucho tiempo, <strong>los</strong> dominaban <strong>de</strong> tal manera que ni la<br />

responsabilidad <strong>de</strong>l cargo más sagrado tenía po<strong>de</strong>r para romper<strong>los</strong>.<br />

No se les había enseñado a respetar la autoridad <strong>de</strong> su padre, y por<br />

eso no comprendían la necesidad <strong>de</strong> ser fieles en su obediencia a <strong>los</strong><br />

requisitos <strong>de</strong> Dios. La indulgencia equivocada <strong>de</strong> Aarón respecto a<br />

sus hijos, <strong>los</strong> preparó para que fueran objeto <strong>de</strong>l castigo divino.<br />

Dios quiso enseñar al pueblo que <strong>de</strong>bía acercarse a él con toda<br />

reverencia y veneración y exactamente como él indicaba. El Señor<br />

no pue<strong>de</strong> aceptar una obediencia parcial. No bastaba que en el solemne<br />

tiempo <strong>de</strong>l culto se hiciera casi todo como él había or<strong>de</strong>nado.<br />

Dios ha pronunciado una maldición sobre <strong>los</strong> que se alejan <strong>de</strong> sus<br />

mandamientos y no establecen diferencia entre las cosas comunes<br />

y las santas. Declara por medio <strong>de</strong>l profeta: “¡Ay <strong>de</strong> <strong>los</strong> que a lo<br />

malo dicen bueno y a lo bueno malo; que hacen <strong>de</strong> la luz tinieblas!<br />

[...]. ¡Ay <strong>de</strong> <strong>los</strong> que son sabios ante sus propios ojos, <strong>de</strong> <strong>los</strong> que son<br />

pru<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sí mismos! [...] ¡Los que por soborno <strong>de</strong>claran<br />

justo al culpable, y al justo le quitan su <strong>de</strong>recho! [...] Porque<br />

<strong>de</strong>secharon la ley <strong>de</strong> Jehová <strong>de</strong> <strong>los</strong> ejércitos y abominaron la palabra<br />

<strong>de</strong>l Santo <strong>de</strong> Israel”. Isaías 5:20-24.

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