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Historia de los Patriarcas y Profetas (2008) - Ellen G. White Writings

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La <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> Sodoma 131<br />

para <strong>de</strong>struir a <strong>los</strong> impru<strong>de</strong>ntes cuya ociosidad le da ocasión <strong>de</strong><br />

acercarse a el<strong>los</strong> bajo cualquier disfraz atractivo. Nunca tiene más<br />

éxito que cuando se aproxima a <strong>los</strong> hombres en sus horas ociosas.<br />

Reinaban en Sodoma el alboroto y el júbilo, <strong>los</strong> festines y las<br />

borracheras. Las más viles y más brutales pasiones imperaban <strong>de</strong>senfrenadas.<br />

Los habitantes <strong>de</strong>safiaban públicamente a Dios y a su<br />

ley, y encontraban <strong>de</strong>leite en <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> violencia. Aunque tenían<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> el<strong>los</strong> el ejemplo <strong>de</strong>l mundo antediluviano, y sabían cómo<br />

se había manifestado la ira <strong>de</strong> Dios en su <strong>de</strong>strucción, sin embargo,<br />

seguían la misma conducta impía. Cuando Lot se trasladó a Sodoma,<br />

la corrupción no se había generalizado, y Dios en su misericordia<br />

permitió que brillaran rayos <strong>de</strong> luz en medio <strong>de</strong> las tinieblas morales.<br />

Cuando Abraham libró a <strong>los</strong> cautivos <strong>de</strong> <strong>los</strong> elamitas, la atención <strong>de</strong>l<br />

pueblo fue atraída a la verda<strong>de</strong>ra fe. Abraham no era <strong>de</strong>sconocido<br />

para <strong>los</strong> habitantes <strong>de</strong> Sodoma, y su veneración <strong>de</strong>l Dios invisible había<br />

sido para el<strong>los</strong> objeto <strong>de</strong> ridículo; pero su victoria sobre fuerzas<br />

muy superiores, y su magnánima disposición acerca <strong>de</strong> <strong>los</strong> prisioneros<br />

y <strong>de</strong>l botín, <strong>de</strong>spertaron la admiración y el asombro. Mientras<br />

alababan su capacidad y valentía, nadie pudo evitar la convicción <strong>de</strong><br />

que un po<strong>de</strong>r divino le había dado la victoria. Y su espíritu noble y<br />

<strong>de</strong>sinteresado, tan extraño para <strong>los</strong> egoístas habitantes <strong>de</strong> Sodoma,<br />

había sido otra prueba <strong>de</strong> la superioridad <strong>de</strong> la religión a la que<br />

honró por su valor y fi<strong>de</strong>lidad.<br />

Melquise<strong>de</strong>c, al ben<strong>de</strong>cir a Abraham, había reconocido a Jehová<br />

como la fuente <strong>de</strong> todo su po<strong>de</strong>r y como autor <strong>de</strong> la victoria: “Bendito<br />

sea Abram <strong>de</strong>l Dios Altísimo, creador <strong>de</strong> <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> y <strong>de</strong> la tierra; [137]<br />

y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus<br />

manos”. Génesis 14:19, 20. Dios estaba hablando a aquel pueblo<br />

por su provi<strong>de</strong>ncia, pero el último rayo <strong>de</strong> luz fue rechazado, como<br />

todos <strong>los</strong> anteriores.<br />

Y ahora se acercaba la última noche <strong>de</strong> Sodoma. Las nubes <strong>de</strong><br />

la venganza proyectaban ya sus sombras sobre la ciudad con<strong>de</strong>nada.<br />

Pero <strong>los</strong> hombres no las percibieron. Mientras se acercaban <strong>los</strong> ángeles<br />

con su misión <strong>de</strong>structora, <strong>los</strong> hombres soñaban con prosperidad<br />

y placer. El último día fue como todos <strong>los</strong> <strong>de</strong>más que habían llegado<br />

y <strong>de</strong>saparecido. La noche se cerró sobre una escena <strong>de</strong> hermosura<br />

y seguridad. Los rayos <strong>de</strong>l sol poniente crearon un panorama <strong>de</strong><br />

incomparable belleza. La frescura <strong>de</strong>l atar<strong>de</strong>cer había atraído fuera

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