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DELEGACIÓN SAN MARTÍN - CPBA

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El balance tradicional es el medio adecuado para rendir cuentas a los ac-<br />

cionistas que aportaron su capital a fin de obtener una rentabilidad, y constituye<br />

el medio de información a través del cual queda de manifiesto el logro de<br />

utilidades y la preservación del capital de los inversores. Sin embargo, cuando<br />

se incorpora a la cultura empresaria el concepto de responsabilidad social, que<br />

trasciende a los inversores, ampliando su espectro hacia el personal, clientes,<br />

proveedores, comunidad en general, entre otros, el balance tradicional comienza<br />

a dejar en evidencia sus carencias.<br />

En forma adicional a lo expresado en el párrafo precedente debe considerarse<br />

que la contabilidad tradicional, pese a su evolución, todavía no ha encontrado<br />

respuesta a la forma de contabilizar determinados aspectos del patrimonio<br />

de una empresa, tales como el valor de un grupo de trabajo competente o<br />

el conocimiento de sus integrantes.<br />

Queda evidenciado la conveniencia y necesidad de contar con una herramienta<br />

susceptible de manifestar el cumplimiento de otros aspectos de la<br />

realidad empresaria, admitiendo que en caso de optar por el balance social,<br />

a fin de cumplir con estas expectativas, no podrá exigirse al mismo posiciones<br />

extremas de precisión y rigor en la información contenida, atributos de los<br />

cuales también carece la contabilidad tradicional pese a su grado de desarrollo<br />

y a la antigüedad de su aplicación. La auditoria contable constituye el medio<br />

adecuado a fin de asegurar la veracidad y exactitud de la información contable,<br />

pero no puede suplir los datos inexistentes.<br />

Para Fernández Lorenzo y Geba2 “el balance social reconoce limitantes en<br />

su avance, fundamentados principalmente en las siguientes carencias: Ausencia<br />

de sistematización en su aplicación, carencia de modelos de aplicación generalizada,<br />

dificultades en la selección de variables sociales y en su cuantificación,<br />

indefinición de los métodos a utilizar y las unidades de medida a emplear”. Para<br />

paliar estos inconvenientes, las autoras mencionadas proponen el estudio de<br />

instrumentos que permitan describir, lo más razonablemente posible, la realidad<br />

económica-social. Dichos instrumentos, entre los que se encuentra el<br />

balance social, requieren de un ordenamiento metódico y sistematizado, ema-<br />

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .<br />

nado de un adecuado proceso y comprendido en un marco teórico de referencia,<br />

permitiendo su verificación y utilidad para la toma de decisiones, planificación,<br />

presupuestación, administración, por citar algunos.<br />

Atributos que ameritan<br />

su realización<br />

La competitividad es un requisito que las empresas en la actualidad requieren<br />

para lograr su permanencia en el mercado. La preocupación por lograrla queda<br />

de manifiesto en la variada gama de estrategias que éstas intentan llevar a cabo,<br />

atacando desde los más diversos frentes económicos, financieros, impositivos, laborales,<br />

costos, comerciales, entre otros. Sin embargo, no se evidencia la misma<br />

preocupación en la búsqueda de eficiencia del componente social en torno al cual<br />

logran alcanzar su permanencia y crecimiento a partir de entablar una adecuada<br />

relación con su personal, la comunidad y los diferentes sectores con los que interactúan.<br />

Para Gallego3 “la falta de reconocimiento en este sentido acarrea altos costos,<br />

impactos negativos, pérdida de credibilidad, falta de compromiso en el desempeño<br />

del trabajo, deterioro del medio ambiente, problemas de calidad en los productos y<br />

servicios, perdida de mercado y finalmente fracaso del negocio”.<br />

Una postura intermedia que ha servido como iniciativa para el reconocimiento<br />

del aspecto social de la actividad empresaria ha sido la utilización de indicadores<br />

económicos para medir su desempeño. Sin embargo, efectuar evaluaciones de carácter<br />

social en base a indicadores económicos, conduciría a conclusiones inadecuadas<br />

debido al error de medir aspectos sociales en términos económicos.<br />

A fin de suplir este desacierto, el balance social surge como una herramienta<br />

que permite a las organizaciones pronosticar, evaluar, medir y controlar la gestión<br />

del aspecto social de la empresa en su accionar.<br />

Citas bibliográficas<br />

1 CRACOGNA, Dante: “El balance social de la empresa”. Revista Administración de Empresas Nro.<br />

11. Ediciones Contabilidad Moderna. Buenos Aires. 1980.<br />

2 FERNÁNDEZ LORENZO, Liliana y GEBA, Norma: “El balance social: un desafio contable”. Revista<br />

Enfoques. Contabilidad y Administración Nro. 11. La Ley sociedad editora e impresora, Ciudad<br />

de Buenos Aires, Noviembre de 2001.<br />

3 GALLEGO, Mery: “El balance social como herramienta de auditoria social”. Artículo publicado por<br />

Universidad EAFIT. Agosto de 2002. Disponible en www.eafit.edu.com<br />

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