26.04.2013 Views

reintegro de gastos médicos: concurrencia de urgencia vital sin que ...

reintegro de gastos médicos: concurrencia de urgencia vital sin que ...

reintegro de gastos médicos: concurrencia de urgencia vital sin que ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

REINTEGRO DE GASTOS MÉDICOS: CONCURRENCIA DE URGENCIA VITAL SIN QUE SE HAYAN<br />

PODIDO UTILIZAR ADECUADAMENTE LOS MEDIOS PÚBLICOS<br />

En la sentencia <strong>que</strong> aquí se comenta, el Tribunal Supremo realiza una revisión <strong>de</strong> su doctrina en materia <strong>de</strong> <strong>reintegro</strong> <strong>de</strong> <strong>gastos</strong><br />

<strong>médicos</strong>, partiendo <strong>de</strong>l hecho <strong>de</strong> <strong>que</strong> mientras la ley habla <strong>de</strong> necesidad <strong>vital</strong> y <strong>de</strong> <strong>que</strong> no se hayan podido utilizar a<strong>de</strong>cuadamente<br />

los servicios públicos <strong>de</strong> salud, el reglamento vigente, como viene siendo tradicional, hace mención a la exigencia <strong>de</strong> “extraordinaria<br />

y urgente necesidad <strong>de</strong> carácter <strong>vital</strong>” y a <strong>que</strong> la actuación no constituya una utilización abusiva o <strong>de</strong>sviada <strong>de</strong> la excepción. El<br />

alto Tribunal cohonesta por primera vez los requisitos legales y reglamentarios, para llegar a la conclusión <strong>de</strong> <strong>que</strong> no hay exceso<br />

reglamentario, ya <strong>que</strong> el carácter <strong>vital</strong> <strong>de</strong> la necesidad, siempre es extraordinaria y urgente, afectando no sólo a las situaciones <strong>de</strong><br />

peligro inminente <strong>de</strong> muerte, <strong>sin</strong>o también a la pérdida irreversible <strong>de</strong> órganos, mientras <strong>que</strong> el abuso o utilización abusiva se da<br />

siempre <strong>que</strong> no se han agotado las posibilida<strong>de</strong>s al alcance <strong>de</strong>l paciente en los servicios públicos <strong>de</strong> salud. Por ello, en el presente<br />

caso, en el <strong>que</strong> el actor, con una dolencia cardiológica grave, fue remitido por el Servicio Canario <strong>de</strong> Salud al Hospital público<br />

Puerta <strong>de</strong>l Hierro, <strong>de</strong>negando éste la intervención, y habiéndose puesto en contacto el Servicio Canario con un Hospital privado <strong>de</strong><br />

Madrid para <strong>que</strong> se hicieran cargo <strong>de</strong> la intervención, concurren los presupuestos <strong>de</strong> <strong>urgencia</strong> <strong>vital</strong> y agotamiento <strong>de</strong> las vías sanitarias<br />

públicas <strong>que</strong> permiten acce<strong>de</strong>r al <strong>reintegro</strong> <strong>de</strong> los <strong>gastos</strong>.<br />

ANTECEDENTES DE HECHO:<br />

El trabajador ingresó con carácter urgente en el centro hospitalario, con síndrome isquémico coronario agudo y con cuadro <strong>de</strong><br />

insuficiencia cardíaca. Practicadas diversas pruebas, diagnosticado y estabilizado pasó a la Unidad especializada y <strong>de</strong>spués a<br />

planta. En sesión clínica conjunta se contempló la posibilidad <strong>de</strong> tratamiento quirúrgico, en centro hospitalario con soporte circulatorio,<br />

como único remedio para el paciente. Practicada la intervención, el actor reclama los <strong>gastos</strong> generados al servicio público <strong>de</strong><br />

salud.<br />

TRIBUNAL SUPREMO<br />

Sala <strong>de</strong> lo Social: Sentencia <strong>de</strong> 31.Enero.2011.<br />

Ponente: Excmo. Sr. Don Manuel Ramón ALARCÓN CARACUEL.<br />

Tribunal Superior <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> la Canarias (Santa Cruz <strong>de</strong> Tenerife):<br />

Sala <strong>de</strong> lo Social: Sentencia <strong>de</strong> 19.Mayo.2011.<br />

Normativa:<br />

Artículo 4.3 <strong>de</strong>l R.D. 1030/2006 <strong>de</strong> 15 <strong>de</strong> septiembre.<br />

FUNDAMENTOS DE DERECHO<br />

PRIMERO El asunto <strong>de</strong>batido es el <strong>de</strong> si proce<strong>de</strong> o no el <strong>reintegro</strong> <strong>de</strong> los <strong>gastos</strong> <strong>médicos</strong> ocasionados al recurrente por una<br />

intervención quirúrgica <strong>de</strong>sarrollada en una clínica privada y no en una clínica <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong> Salud. La sentencia recurrida,<br />

<strong>que</strong> es <strong>de</strong> la Sala <strong>de</strong> lo Social <strong>de</strong>l TSJ <strong>de</strong> Canarias (Santa Cruz <strong>de</strong> Tenerife) <strong>de</strong> 19/11/2010, revocando la <strong>de</strong> instancia, absuelve<br />

al Servicio Canario <strong>de</strong> Salud <strong>de</strong>l pago <strong>de</strong> dichos <strong>gastos</strong> por consi<strong>de</strong>rar <strong>que</strong> en el caso no concurrían los requisitos legales y<br />

reglamentarios exigidos para <strong>que</strong> proceda reintegrar al paciente <strong>de</strong> los mismos. Por el contrario, en la sentencia aportada por el<br />

recurrente como contradictoria, <strong>que</strong> es <strong>de</strong>l mismo tribunal autonómico (se<strong>de</strong> <strong>de</strong> Las Palmas) <strong>de</strong> 30/11/2007 llega a un pronunciamiento<br />

contrario en un caso, a primera vista, similar. Proce<strong>de</strong>, <strong>sin</strong> embargo, analizar <strong>de</strong>talladamente si concurren los requisitos <strong>de</strong><br />

igualdad sustancial en hechos, fundamentos y pretensiones <strong>que</strong> exige el artículo 217 <strong>de</strong> la LPL.<br />

SEGUNDO En el caso <strong>de</strong> la sentencia recurrida se trata <strong>de</strong> una persona afectada <strong>de</strong> una grave lesión cardiaca a la <strong>que</strong> los<br />

servicios <strong>de</strong>l Sistema Canario <strong>de</strong> Salud le prescriben la realización <strong>de</strong> una operación quirúrgica pero, ante la carencia <strong>de</strong> los medios<br />

necesarios para ello, lo remiten a la Clínica Puerta <strong>de</strong> Hierro <strong>de</strong> Madrid, perteneciente igualmente al sistema sanitario público<br />

<strong>que</strong> rechaza practicar la intervención. Exactamente lo mismo ocurre en el caso <strong>de</strong> la sentencia <strong>de</strong> contraste, siendo por completo<br />

irrelevante <strong>que</strong> aquí se trate <strong>de</strong> una dolencia distinta (pérdida <strong>de</strong> visión) y <strong>que</strong> la causa <strong>de</strong>l rechazo a la intervención sea, en el<br />

caso <strong>de</strong> la sentencia recurrida, “no consi<strong>de</strong>rar al paciente candidato para el tratamiento quirúrgico”, y en el caso <strong>de</strong> la sentencia <strong>de</strong>


contraste se dice <strong>que</strong> se rechaza por “no po<strong>de</strong>r aten<strong>de</strong>rlo en período <strong>de</strong> tiempo razonable, dada la carga asistencial”. Lo relevante<br />

es <strong>que</strong>, en ambos casos, el servicio público <strong>de</strong> salud al <strong>que</strong> el Servicio Canario <strong>de</strong> Salud envía al paciente -<strong>que</strong>, en ambos casos,<br />

es el mismo: la Clínica Puerta <strong>de</strong> Hierro <strong>de</strong> Madrid- rechaza realizar la intervención solicitada. A partir <strong>de</strong> ahí, en ambos casos los<br />

pacientes acu<strong>de</strong>n a la sanidad privada. Pero, mientras en el caso <strong>de</strong> la sentencia <strong>de</strong> contraste no consta si eso fue una <strong>de</strong>cisión<br />

autónoma <strong>de</strong>l paciente o <strong>de</strong>l Servicio Canario <strong>de</strong> Salud (más bien parece lo primero, puesto <strong>que</strong> la intervención en la Clínica privada<br />

Santa Elena <strong>de</strong> Madrid tuvo lugar el mismo día en <strong>que</strong> se produjo la respuesta negativa <strong>de</strong> la Clínica Puerta <strong>de</strong> Hierro a realizar<br />

dicha intervención), en el caso <strong>de</strong> la sentencia recurrida es el propio Servicio Canario <strong>de</strong> Salud el <strong>que</strong> se pone en contacto<br />

con un centro privado, la Clínica Ruber <strong>de</strong> Madrid, para solicitar <strong>que</strong> se le haga la intervención quirúrgica al recurrente, lo <strong>que</strong><br />

evi<strong>de</strong>ncia la necesidad <strong>de</strong> dicha intervención, aceptando dicha clínica privada realizarla en el momento en <strong>que</strong> el doctor <strong>de</strong>signado<br />

para ello volviera <strong>de</strong> las vacaciones, con la advertencia <strong>de</strong> <strong>que</strong>, mientras tanto, el paciente no <strong>de</strong>bía realizar ningún esfuerzo y<br />

<strong>de</strong>bía ser mantenido bajo control médico. La contradicción, pues, se produce a fortiorien lo <strong>que</strong> se refiere a este importante aspecto<br />

<strong>de</strong> la cuestión. Por lo <strong>de</strong>más, es claro <strong>que</strong> las pretensiones son idénticas -el <strong>reintegro</strong> <strong>de</strong> los <strong>gastos</strong> <strong>que</strong> se han producido- como<br />

también lo son los fundamentos jurídicos <strong>que</strong> sustentan ambas pretensiones. Concurren por tanto los requisitos <strong>de</strong> procedibilidad<br />

<strong>de</strong> este recurso <strong>de</strong> unificación.<br />

TERCERO Entrando, pues, en el fondo <strong>de</strong>l asunto, señala el recurrente como infringidos el artículo 102.3 <strong>de</strong>l anterior Texto<br />

Refundido <strong>de</strong> la Ley General <strong>de</strong> la Seguridad Social aprobado por Decreto 2065/1974, <strong>de</strong> 30 <strong>de</strong> mayo (<strong>que</strong> fue <strong>de</strong>jado en vigor por<br />

la Disposición Derogatoria Única <strong>de</strong>l vigente Texto Refundido <strong>de</strong> la LGSS (Real Decreto Legislativo 1/1994, <strong>de</strong> 20 <strong>de</strong> junio), <strong>que</strong><br />

dice así: “Las Entida<strong>de</strong>s obligadas a prestar la asistencia sanitaria no abonarán los <strong>gastos</strong> <strong>que</strong> puedan ocasionarse cuando el<br />

beneficiario utilice servicios <strong>médicos</strong> distintos <strong>de</strong> los <strong>que</strong> hayan sido asignados, a no ser en los casos <strong>que</strong> reglamentariamente se<br />

<strong>de</strong>terminen”. Dicha <strong>de</strong>terminación reglamentaria se produjo mediante Real Decreto 63/1995, <strong>de</strong> 20 <strong>de</strong> enero, sobre or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong><br />

prestaciones sanitarias <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong> Salud, cuyo artículo 5.3 estableció: En los casos <strong>de</strong> asistencia sanitaria urgente,<br />

inmediata y <strong>de</strong> carácter <strong>vital</strong>, <strong>que</strong> hayan sido atendidos fuera <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong> Salud, se reembolsarán los <strong>gastos</strong> <strong>de</strong> la<br />

misma, una vez comprobado <strong>que</strong> no se pudieron utilizar oportunamente los servicios <strong>de</strong> aquél y <strong>que</strong> no constituye una utilización<br />

<strong>de</strong>sviada o abusiva <strong>de</strong> esta excepción”.Hay <strong>que</strong> tener en cuenta <strong>que</strong> la Disposición Transitoria Única <strong>de</strong> la Ley 16/2003, <strong>de</strong> 28 <strong>de</strong><br />

mayo, <strong>de</strong> Cohesión y Calidad <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong> Salud, estableció:”En tanto no se apruebe el Real Decreto por el <strong>que</strong> se<br />

<strong>de</strong>sarrolle la cartera <strong>de</strong> servicios, mantendrá su vigencia el Real Decreto 63/1995, <strong>de</strong> 20 <strong>de</strong> enero, <strong>de</strong> Or<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> Prestaciones<br />

Sanitarias <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong> Salud”. Tal norma reglamentaria existe ya: es el Real Decreto 1030/2006, <strong>de</strong> 15 <strong>de</strong> septiembre,<br />

por el <strong>que</strong> se establece la cartera <strong>de</strong> servicios comunes <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong> Salud y el procedimiento para su utilización, por<br />

lo <strong>que</strong> hubiera sido más correcto citar esta disposición <strong>que</strong> estaba ya en vigor en el momento <strong>de</strong> producirse los hechos <strong>de</strong> autos.<br />

En cualquier caso, lo <strong>que</strong> establece su artículo 4.3 coinci<strong>de</strong> sustancialmente con el tenor <strong>de</strong>l ya citado artículo 5.3 <strong>de</strong>l R.D.<br />

63/1995, a saber:”La cartera <strong>de</strong> servicios comunes únicamente se facilitará por centros, establecimientos y servicios <strong>de</strong>l Sistema<br />

Nacional <strong>de</strong> Salud, propios o concertados, salvo en situaciones <strong>de</strong> riesgo <strong>vital</strong>, cuando se justifi<strong>que</strong> <strong>que</strong> no pudieron ser utilizados<br />

los medios <strong>de</strong> aquél. En los casos <strong>de</strong> asistencia sanitaria urgente, inmediata y <strong>de</strong> carácter <strong>vital</strong> <strong>que</strong> hayan sido atendidos fuera <strong>de</strong>l<br />

Sistema Nacional <strong>de</strong> Salud, se reembolsarán los <strong>gastos</strong> <strong>de</strong> la misma, una vez comprobado <strong>que</strong> no se pudieron utilizar oportunamente<br />

los servicios <strong>de</strong> aquél y <strong>que</strong> no constituye una utilización <strong>de</strong>sviada o abusiva <strong>de</strong> esta excepción. Todo ello <strong>sin</strong> perjuicio <strong>de</strong> lo<br />

establecido en los convenios internacionales en los <strong>que</strong> España sea parte o en normas <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho interno reguladoras <strong>de</strong> la prestación<br />

<strong>de</strong> asistencia sanitaria en supuestos <strong>de</strong> prestación <strong>de</strong> servicios en el extranjero”.Por otra parte, este Real Decreto<br />

1030/2006 se dictó estando ya vigente la citada Ley 16/2003, <strong>de</strong> 28 <strong>de</strong> mayo, y en <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la misma. Pero, también aquí,<br />

dicha Ley coinci<strong>de</strong> sustancialmente -y <strong>sin</strong> perjuicio <strong>de</strong> lo <strong>que</strong> más a<strong>de</strong>lante precisaremos- con la antigua LGSS <strong>de</strong> 1974 en el tema<br />

<strong>que</strong> nos concierne. En efecto, su artículo 9 dice así:”Personal y centros autorizados. Las prestaciones <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong><br />

Salud únicamente se facilitarán por el personal legalmente habilitado, en centros y servicios, propios o concertados, <strong>de</strong>l Sistema<br />

Nacional <strong>de</strong> Salud, salvo en situaciones <strong>de</strong> riesgo <strong>vital</strong>, cuando se justifi<strong>que</strong>n <strong>que</strong> no pudieron ser utilizados los medios <strong>de</strong> aquél,<br />

<strong>sin</strong> perjuicio <strong>de</strong> lo establecido en los convenios internacionales en los <strong>que</strong> España sea parte”.<br />

Por lo tanto, en aras a dispensar al recurrente una tutela judicial efectiva, consi<strong>de</strong>ramos suficientemente cumplida por el mismo<br />

su obligación <strong>de</strong> fundamentar la infracción legal cometida por la sentencia recurrida (artículo 222 <strong>de</strong> la LPL), como también ha<br />

cumplido la <strong>de</strong> fundamentar el <strong>que</strong>branto producido en la interpretación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho y la formación <strong>de</strong> la jurispru<strong>de</strong>ncia, mediante<br />

el análisis <strong>de</strong> la sentencia <strong>de</strong> contraste y otras <strong>que</strong> también expone y analiza el recurso.<br />

CUARTO En <strong>de</strong>finitiva, lo <strong>que</strong> se trata <strong>de</strong> dilucidar es si en el presente caso se cumplen o no los requisitos legalmente establecidos<br />

para tener <strong>de</strong>recho al reembolso <strong>de</strong> <strong>gastos</strong> por utilización <strong>de</strong> servicios ajenos a los <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong> Seguridad<br />

Social. Para <strong>de</strong>terminar cuales son esos requisitos <strong>de</strong>bemos tener en cuenta <strong>que</strong>, mientras el antiguo artículo 102.3 se limitaba a<br />

remitir al reglamento <strong>que</strong> se dictara la regulación <strong>de</strong> los casos en <strong>que</strong> proce<strong>de</strong>rá dicho <strong>reintegro</strong> <strong>de</strong> <strong>gastos</strong>, <strong>sin</strong> señalar criterio<br />

alguno al po<strong>de</strong>r reglamentario, el vigente artículo 9 <strong>de</strong> la Ley 16/2003 sí establece dos criterios: situación <strong>de</strong> riesgo <strong>vital</strong> y justificación<br />

<strong>de</strong> <strong>que</strong> no se pudieron utilizar los medios <strong>de</strong>l Sistema Nacional <strong>de</strong> Salud y, a<strong>de</strong>más, no prevé <strong>de</strong>sarrollo reglamentario alguno.<br />

Sin embargo, como ya hemos visto, es la propia Ley 16/2003, en su Disposición Transitoria Única, la <strong>que</strong> <strong>de</strong>ja en vigor el Real<br />

Decreto 63/1995, hasta <strong>que</strong> se apruebe un nuevo Real Decreto por el <strong>que</strong> se <strong>de</strong>sarrolle la cartera <strong>de</strong> servicios. Y, como también


hemos señalado ya, este nuevo Real Decreto es el 1030/2006, cuyo artículo 4.3 coinci<strong>de</strong> sustancialmente con el antiguo artículo<br />

5.3 <strong>de</strong>l Real Decreto 63/1995.<br />

Es toda esta peripecia normativa la <strong>que</strong>, con gran probabilidad, ha influido en <strong>que</strong>, hasta el momento presente, no se haya<br />

cuestionado si el citado artículo 4.3 <strong>de</strong>l RD 1030/2006 inci<strong>de</strong> o no en ultra vires al <strong>de</strong>sarrollar el artículo 9 <strong>de</strong> la Ley 16/2003. Por<strong>que</strong><br />

lo cierto es <strong>que</strong>, don<strong>de</strong> la ley habla <strong>de</strong> “situaciones <strong>de</strong> riesgo <strong>vital</strong>”, el reglamento se refiere a “casos <strong>de</strong> asistencia sanitaria<br />

urgente, inmediata y <strong>de</strong> carácter <strong>vital</strong>”; y don<strong>de</strong> la ley solo alu<strong>de</strong> a <strong>que</strong> se justifi<strong>que</strong> <strong>que</strong> no se pudieron utilizar los medios <strong>de</strong>l Sistema<br />

Nacional <strong>de</strong> Salud, el reglamento aña<strong>de</strong> a ello <strong>que</strong> se compruebe “<strong>que</strong> no constituye una utilización <strong>de</strong>sviada o abusiva <strong>de</strong><br />

esta excepción”. Conviene, pues, plantearse el alcance normativo <strong>de</strong> estas diferencias entre ley y reglamento a fin <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar si<br />

el segundo se ha excedido o no en su función <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo -<strong>que</strong> no <strong>de</strong> modificación- <strong>de</strong> lo dispuesto por el legislador.<br />

La respuesta <strong>que</strong> <strong>de</strong>bemos dar a esa cuestión es <strong>que</strong> no hay extralimitación en el <strong>de</strong>sarrollo reglamentario <strong>de</strong> la ley a condición<br />

<strong>de</strong> <strong>que</strong> el precepto reglamentario no se interprete en un sentido <strong>que</strong> conduzca a una restricción excesiva <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong>l<br />

ciudadano beneficiario <strong>que</strong> no ha sido expresamente <strong>que</strong>rida por el legislador, pues ello iría en contra <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho a la salud consagrado<br />

por el artículo 43 <strong>de</strong> la Constitución. Por el contrario, el precepto reglamentario <strong>de</strong>be ser interpretado <strong>de</strong> tal forma <strong>que</strong> sus<br />

prescripciones solamente tengan un sentido aclaratorio, pero no restrictivo, <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> la norma legal <strong>que</strong> <strong>de</strong>sarrolla. Y ello es<br />

perfectamente posible. Comenzando por el final, es claro <strong>que</strong> el añadido consistente en exigir <strong>que</strong> la utilización <strong>de</strong> los servicios<br />

privados no constituya “una utilización <strong>de</strong>sviada o abusiva”, no hace <strong>sin</strong>o aclarar la exigencia <strong>de</strong>l legislador -<strong>que</strong> el reglamento<br />

repite- <strong>de</strong> <strong>que</strong> no se pudieron utilizar los servicios públicos “oportunamente”, adverbio <strong>que</strong> el reglamento aña<strong>de</strong> y <strong>que</strong> no restringe<br />

<strong>sin</strong>o <strong>que</strong> amplía la posibilidad <strong>de</strong>l recurso a la sanidad privada: no es preciso <strong>que</strong> los servicios públicos no dispongan en absoluto<br />

<strong>de</strong> los medios necesarios para hacer frente a la asistencia sanitaria <strong>que</strong> necesita el paciente <strong>sin</strong>o <strong>que</strong> basta con <strong>que</strong> no se disponga<br />

<strong>de</strong> esos medios a su <strong>de</strong>bido tiempo, lo <strong>que</strong>, obviamente, nos remite a la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> las llamadas “listas <strong>de</strong> espera” y<br />

<strong>de</strong> las implicaciones <strong>que</strong> las mismas pue<strong>de</strong>n tener sobre toda esta cuestión. Y, en segundo lugar, el hecho <strong>de</strong> <strong>que</strong> el reglamento<br />

no hable solamente <strong>de</strong> “riesgo <strong>vital</strong>” <strong>sin</strong>o <strong>que</strong>, tras repetir esa misma expresión legal, utilice también la fórmula “urgente e inmediata<br />

y <strong>de</strong> carácter <strong>vital</strong>” tampoco pue<strong>de</strong> interpretarse como una exigencia <strong>de</strong> nuevos requisitos autorizadores <strong>de</strong>l recurso a la<br />

sanidad privada más rigurosos <strong>que</strong> el <strong>que</strong>rido por el legislador - riesgo <strong>vital</strong>- <strong>sin</strong>o al contrario: el riesgo <strong>vital</strong> pue<strong>de</strong> enten<strong>de</strong>rse<br />

como un peligro inminente <strong>de</strong> muerte <strong>que</strong> no necesariamente concurre en los casos en <strong>que</strong> la intervención <strong>de</strong>be ser inmediata y<br />

urgente, lo <strong>que</strong> significa -una vez más- <strong>que</strong> pue<strong>de</strong> ser incompatible con la inclusión <strong>de</strong>l paciente en la correspondiente lista <strong>de</strong><br />

espera pero no necesariamente <strong>que</strong> tenga <strong>que</strong> ser intervenido ipso facto.<br />

La cuestión fue abordada ya en dos sentencias <strong>de</strong> esta Sala Cuarta <strong>de</strong>l TS <strong>de</strong> fecha 14/10/2003 (RCUD 43/2002) y 17/12/2003<br />

(RCUD 63/2003). Es cierto <strong>que</strong> estas sentencias, dictadas en un momento en <strong>que</strong> estaba ya vigente la Ley 16/2003, <strong>de</strong> 28 <strong>de</strong><br />

mayo, contemplan <strong>sin</strong> embargo hechos anteriores a dicha ley. Pero, habida cuenta <strong>de</strong> la sustancial similitud <strong>de</strong> los textos legales y<br />

reglamentarios <strong>que</strong> se han ido sucediendo en la materia -y <strong>que</strong> ya hemos analizado con anterioridad- su doctrina es perfectamente<br />

aplicable en la actualidad. Y así, aun<strong>que</strong> la sentencia <strong>de</strong> 14/10/2003 parte <strong>de</strong> <strong>que</strong> el reglamento -a la sazón el RD 63/1995- exige<br />

cuatro requisitos, el análisis <strong>que</strong> a continuación se hace <strong>de</strong> los mismos va en el sentido <strong>que</strong> antes hemos postulado: se refun<strong>de</strong>n<br />

en dos parejas <strong>que</strong>, en <strong>de</strong>finitiva, no hacen <strong>sin</strong>o aclarar los dos requisitos exigidos por el legislador. En primer lugar, el Fundamento<br />

<strong>de</strong> Derecho Segundo afirma lo siguiente: “Hemos <strong>de</strong> valorar si esa <strong>urgencia</strong> era o no “<strong>vital</strong>”. Término <strong>que</strong> en el Diccionario<br />

<strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia tiene dos acepciones: “perteneciente o relativo a la vida”, y “<strong>de</strong> suma importancia o trascen<strong>de</strong>ncia”. Obviamente<br />

<strong>que</strong> el problema hermenéutico consiste en precisar si la <strong>urgencia</strong> <strong>vital</strong> se refiere únicamente al peligro <strong>de</strong> muerte inminente<br />

o si <strong>de</strong>be también incluirse la pérdida <strong>de</strong> funcionalidad <strong>de</strong> órganos <strong>de</strong> suma importancia para el <strong>de</strong>senvolvimiento <strong>de</strong> la persona. Si<br />

el autor <strong>de</strong> la norma reglamentaria hubiera <strong>que</strong>rido restringir los supuestos a los riesgos <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong> la vida, así lo hubiera expresado<br />

en términos tales como “peligro inminente <strong>de</strong> muerte”, pero no se hizo así. Se acudió a una expresión <strong>de</strong> mucho más<br />

amplio contenido, “<strong>urgencia</strong> <strong>vital</strong>”, <strong>que</strong> hemos <strong>de</strong> interpretar conforme a la segunda <strong>de</strong> las acepciones <strong>de</strong>l término, referida a la<br />

suma importancia o trascen<strong>de</strong>ncia”. Y a continuación, refiriéndose al uso <strong>de</strong> esas variadas expresiones en la ley y el reglamento,<br />

concluye:”Expresiones <strong>que</strong> no circunscriben la <strong>urgencia</strong> <strong>vital</strong>, en todo caso, a un peligro <strong>de</strong> riesgo para la vida. En el estado actual<br />

<strong>de</strong> la protección social en materia sanitaria, <strong>de</strong>rivado <strong>de</strong>l mandato constitucional <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> protección a la salud (art. 43.1 CE)<br />

no permite una interpretación mezquina <strong>de</strong>l precepto <strong>que</strong> nos ocupa. Por tanto estimamos <strong>que</strong> concurría una <strong>urgencia</strong> <strong>vital</strong> ante el<br />

riesgo <strong>de</strong> pérdida <strong>de</strong> la visión”. En segundo lugar, en relación a la imposibilidad <strong>de</strong> utilización <strong>de</strong> los servicios públicos ya a la no<br />

utilización abusiva <strong>de</strong> la posibilidad abierta por el legislador <strong>de</strong>l recurso a la sanidad privada, también hace un tratamiento conjunto<br />

cuando afirma: “Que no hubo posibilidad <strong>de</strong> usar los servicios <strong>de</strong> la sanidad pública es en este supuesto evi<strong>de</strong>nte. El tratamiento<br />

único posible para la afección <strong>de</strong> la paciente no fue instaurado en el Servicio Vasco <strong>de</strong> Salud hasta unos meses <strong>de</strong>spués, siendo<br />

así <strong>que</strong> sus propios facultativos lo estimaban necesario. Así lo evi<strong>de</strong>ncia la remisión <strong>de</strong> la beneficiaria a la medicina privada y la<br />

instauración posterior <strong>de</strong>l tratamiento”. Finalmente, parece patente en este supuesto <strong>que</strong> no se hizo una utilización <strong>de</strong>sviada o<br />

abusiva <strong>de</strong> la excepción. El conjunto <strong>de</strong> las circunstancias concurrentes más arriba expuestas así lo evi<strong>de</strong>ncia”. Y es <strong>que</strong> no cabe<br />

otra interpretación: si se <strong>de</strong>muestra la imposibilidad <strong>de</strong> utilización <strong>de</strong> los medios públicos es <strong>de</strong>l todo evi<strong>de</strong>nte <strong>que</strong> no se ha hecho<br />

una utilización <strong>de</strong>sviada o abusiva <strong>de</strong> los medios privados.


Este tratamiento jurispru<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong>l problema se confirma en la segunda sentencia citada, la <strong>de</strong> 19/12/2003. En ella ya no se<br />

habla <strong>de</strong> cuatro requisitos reglamentarios <strong>sin</strong>o <strong>de</strong> tres, pues los dos primeros aparecen ya refundidos. Y, como acabamos <strong>de</strong> ver,<br />

es claro <strong>que</strong> los dos últimos son en realidad un único requisito. Así, se afirma en el FD Segundo <strong>de</strong> dicha sentencia: “Con arreglo a<br />

la norma reglamentaria, son requisitos para la proce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l <strong>reintegro</strong>: a) <strong>que</strong> se trate <strong>de</strong> una asistencia sanitaria urgente, inmediata<br />

y <strong>de</strong> carácter <strong>vital</strong>, b) <strong>que</strong> el beneficiario haya intentado la dispensación por el Sistema Nacional <strong>de</strong> la Salud y no haya podido<br />

utilizar oportunamente los servicios <strong>de</strong>l sistema público y c) <strong>que</strong> la actuación no constituya una utilización abusiva o <strong>de</strong>sviada <strong>de</strong> la<br />

excepción”.<br />

QUINTO A la luz <strong>de</strong> esa doctrina, es claro <strong>que</strong> el recurso <strong>de</strong>be ser estimado. La <strong>urgencia</strong> <strong>vital</strong> -con el alcance <strong>que</strong> <strong>de</strong>be darse<br />

a esa expresión- en el caso <strong>de</strong> autos se <strong>de</strong>spren<strong>de</strong> con claridad no solo <strong>de</strong>l diagnóstico <strong>que</strong> consta en hechos probados <strong>sin</strong>o, muy<br />

fundamentalmente, <strong>de</strong> la actuación <strong>de</strong>l propio Servicio Canario <strong>de</strong> Salud, <strong>que</strong> es quien envía al paciente a la Clínica Puerta <strong>de</strong><br />

Hierro y, ante la negativa <strong>de</strong> ésta a practicar la intervención, se pone en contacto con la Clínica Ruber y, concretamente, con Don<br />

José Antonio para <strong>que</strong> acceda a realizar la intervención quirúrgica prescrita por el propio Servicio Canario, <strong>que</strong> mantiene al paciente<br />

<strong>de</strong> baja médica y bajo control hasta el momento en <strong>que</strong> dicho doctor regresó <strong>de</strong> sus vacaciones, momento en <strong>que</strong> inmediatamente<br />

se practicó la operación. Es <strong>de</strong>cir, no fue el paciente quien <strong>de</strong>cidió apartarse <strong>de</strong> la sanidad pública y acudir a la sanidad<br />

privada <strong>sin</strong>o <strong>que</strong> fue el propio Servicio Público <strong>de</strong> Salud quien le introdujo en ese camino. Por cierto, lo mismo ocurrió en el caso<br />

<strong>de</strong> la citada sentencia <strong>de</strong> esta Sala Cuarta <strong>de</strong>l TS <strong>de</strong> 20/10/2003, en la <strong>que</strong> po<strong>de</strong>mos leer: “Diferencia relevante respecto a otros<br />

asuntos similares enjuiciados, es la circunstancia <strong>de</strong> <strong>que</strong> el enfermo fue remitido a la medicina privada por la Inspección Médica,<br />

ante la imposibilidad <strong>de</strong> seguir tratamiento a<strong>de</strong>cuado a sus dolencias en los establecimientos hospitalarios <strong>de</strong>l Sistema”. Y algo<br />

más a<strong>de</strong>lante: “En primer lugar es más <strong>que</strong> dudosa la <strong>concurrencia</strong> <strong>de</strong>l presupuesto <strong>de</strong>l problema: la utilización <strong>de</strong> servicios distintos<br />

<strong>de</strong> los asignados. Según expresa el segundo <strong>de</strong> los hechos probados, «los propios facultativos <strong>de</strong> la sanidad pública, a través<br />

<strong>de</strong> la Inspección Médica le remiten a un centro privado, como única alternativa a la <strong>de</strong>generación macular <strong>que</strong> pa<strong>de</strong>ce»”.<br />

Y por esa misma razón, es evi<strong>de</strong>nte <strong>que</strong> la negativa <strong>de</strong>l centro público <strong>de</strong> referencia a realizar la operación equivalía a la imposibilidad<br />

<strong>de</strong> utilización <strong>de</strong> los medios públicos pues no es exigible al paciente <strong>que</strong> recorra, por propia iniciativa, otros hospitales<br />

públicos <strong>de</strong> la península a la bús<strong>que</strong>da <strong>de</strong> uno <strong>que</strong> acepte practicar la operación, cuando es el propio Servicio Canario <strong>de</strong> Salud<br />

quien le dirige a la clínica privada, lo <strong>que</strong> <strong>de</strong>muestra <strong>que</strong> no hay, por parte <strong>de</strong>l recurrente, ningún uso <strong>de</strong>sviado o abusivo <strong>de</strong> la<br />

posibilidad abierta por el legislador.<br />

Por lo expuesto, en nombre <strong>de</strong> S. M. El Rey y por la autoridad conferida por el pueblo español.<br />

FALLAMOS<br />

Estimamos el recurso <strong>de</strong> casación para la unificación <strong>de</strong> doctrina interpuesto por el Procurador D. Roberto <strong>de</strong> Hoyos Mencía en<br />

nombre y representación <strong>de</strong> D. Joaquín, contra la sentencia dictada el 19 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 2010 por la Sala <strong>de</strong> lo Social <strong>de</strong>l Tribunal<br />

Superior <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> Canarias, en Santa Cruz <strong>de</strong> Tenerife, en el recurso <strong>de</strong> suplicación núm. 374/10, <strong>que</strong> resolvió el formulado<br />

contra la sentencia <strong>de</strong>l Juzgado <strong>de</strong> lo Social núm. 3 <strong>de</strong> Santa Cruz <strong>de</strong> Tenerife, <strong>de</strong> fecha 15 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 2009, recaída en<br />

autos núm. 360/08, seguidos a instancia <strong>de</strong> D. Joaquín contra Servicio Canario <strong>de</strong> Salud, sobre cantidad. Casamos y revocamos la<br />

sentencia recurrida y resolviendo en suplicación, confirmamos la sentencia <strong>de</strong> instancia. Sin costas.<br />

Devuélvanse las actuaciones a la Sala <strong>de</strong> lo Social <strong>de</strong>l Tribunal Superior <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> Canarias, se<strong>de</strong> <strong>de</strong> Santa Cruz <strong>de</strong> Tenerife<br />

,con la certificación y comunicación <strong>de</strong> esta resolución.<br />

Así por esta nuestra sentencia, <strong>que</strong> se insertará en la Colección Legislativa, lo pronunciamos, mandamos y firmamos.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!