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Armando H. Toledo La Antigüedad del Futuro<br />
Capítulo 11<br />
_______________________________________________<br />
Vestigios de una antigua<br />
raza de gigantes<br />
Un mundo raro<br />
Una anomalía se define como ‘cualquier desviación de la disposición esperada, de la<br />
norma general o del método usual’. Los científicos tienen ‘piel gruesa’, y no se dejan intimidar<br />
fácilmente por las anomalías; pero ello no evita que las pruebas de sucesos, eventos y restos<br />
inexplicables surjan en una maravillosa variedad de modos y en un amplio abanico de lugares.<br />
Alguien ha dicho que el mundo es un museo de objetos y sucesos anómalos, un sitio lleno de<br />
cosas curiosas e increíbles a cuyas puertas debería haber un letrero que dijera: ‘Abandonad toda<br />
certidumbre quienes aquí entráis’.<br />
Los hallazgos anómalos son tan abundantes como diversos: misteriosas huellas de<br />
hombres junto a las de dinosaurios, esqueletos rarísimos, animales vivos encerrados en piedras<br />
durante siglos, objetos tecnológicos que no se corresponden con su antigüedad, conocimientos<br />
astronómicos de origen inexplicable, y un largo etcétera.<br />
En cuanto al tema que nos ocupa, hoy sabemos que la evidencia de la existencia de seres<br />
gigantes abunda en todos los rincones del planeta. Restos ciclópeos compuestos de moles de<br />
piedra de dimensiones y pesos elevadísimos se extienden por todo lo largo y ancho del planeta.<br />
En sí mismos, constituyen un reto para cualquier persona que intente comprender cómo fueron<br />
arrancados de sus emplazamientos originales (muchas veces distantes varios kilómetros),<br />
trabajados, labrados, transportados y colocados. Solo las leyendas y tradiciones ancestrales son<br />
las que parecen ponerse de acuerdo y apuntar en una misma dirección: una raza de gigantes<br />
responsables de la construcción de ciudades ciclópeas como Tiahuanaco y de construcciones<br />
megalíticas como la Gran Pirámide.<br />
Las huellas de los gigantes<br />
Esta raza de gigantes no estuvo confinada únicamente al Medio Oriente. Dos docenas de<br />
huellas de pisadas humanas de tamaño anormal han sido encontradas en el lecho del río Paluxy,<br />
cerca de Glen Rose (Texas), algunas de ellas midiendo incluso hasta 46 centímetros de longitud<br />
por 15 centímetros de ancho. 74 Como es de suponer, la altura de dichos hombres tenía que ser<br />
bastante superior a la media de cualquier persona considerada normal. Pero lo más raro es que<br />
en uno de los casos una huella humana coincide parcialmente con la de un dinosaurio de tres<br />
74 BEIERLE, F. P. (1970): Man, Dinosaur and History. Págs. 22-29. Ver también Bible-Science ews Letter, abril<br />
15 de 1971.<br />
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