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Armando H. Toledo La Antigüedad del Futuro<br />
Capítulo 8<br />
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El fin de un mundo antiguo<br />
Contaminación genética<br />
La unión físico-sexual entre los ‘dioses’ extraterrestres (los ángeles caídos) y las mujeres<br />
de la Tierra fue un suceso extraordinario. Su descendencia gigante fue el resultado de la<br />
hibridación de dos clases de seres que por naturaleza no está permitido cruzar. Estos gigantes o<br />
efilim eran anatema para Dios. De acuerdo a los textos apócrifos que hemos mencionado y<br />
citado, la raza nefilim corrompió toda la tierra con violencia y prácticas denigrantes, y lo hizo a<br />
tal grado que Dios no tuvo más remedio que destruirlos.<br />
No es posible subrayar suficientemente lo siniestro y pernicioso que resultaba para la<br />
naturaleza y futuro de la raza humana el hecho de estarse cruzando genéticamente con una raza<br />
alienígena totalmente diferente a ella. Al haber continuado corrompiendo el genoma humano,<br />
los ángeles pudieron haber alterado el ADN a tal grado que la humanidad habría resultado<br />
permanente e inexorablemente corrupta y esencialmente no humana. 54 Llevada un paso más<br />
adelante, esa línea argumentativa resulta en que a la humanidad le habría sido negada toda<br />
esperanza de salvación, ya que el Mesías prometido en Edén (Génesis 3:15) ¡jamás habría<br />
podido nacer de una mujer genéticamente corrupta!<br />
Así pues, Dios habría salvado del juicio por Diluvio a la única familia que no había sido<br />
corrompida a nivel genético por los ángeles caídos en su macabra agenda. Estoy seguro de que<br />
es esa la razón por la que la Biblia califica a Noé de ‘hombre justo y honrado entre su gente’, y<br />
que ‘siempre anduvo fielmente con Dios’ (Génesis 6:9). El Señor Dios habría destruido al resto<br />
de los habitantes de la Tierra con lo que se ha llegado a conocer como ‘El Gran Diluvio<br />
Universal’.<br />
Cuando Jesús profetizó sobre la señal de su retorno y el final del mundo, es decir del<br />
sistema histórico de civilizaciones, declaró: “La venida del Hijo del hombre será como en<br />
tiempos de Noé” (Mateo 24:3,37. NVI). Jesús trazó de este modo un paralelo entre la situación<br />
de los días de Noé y la actual, razón por la que un relato exacto y confiable de los<br />
acontecimientos que tuvieron lugar en aquel entonces constituye un inestimable tesoro para<br />
nosotros.<br />
54 MARZULLI, L. A. (1999): ephilim. [Zondervan Publishing House: Grand Rapids, MI]<br />
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