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Armando H. Toledo La Antigüedad del Futuro<br />
3. La tercera interpretación ve a los ‘hijos de Dios’ como ángeles del cielo atrapados por<br />
una atracción insana hacia las mujeres humanas, con las cuales realizaron actos sexuales que les<br />
estaban prohibidos.<br />
Este punto de vista, que defendemos en esta obra, es rechazado por comentaristas<br />
bíblicos de reputación sobre la base de argumentos psico-fisiológicos (“¿A quién se le ocurre<br />
pensar que los santos ángeles del cielo pudieron alguna vez cometer pecaminosos actos<br />
sexuales con las mujeres del mundo?”) Sin embargo, a favor de esta interpretación está el hecho<br />
del uso regular del término ‘hijos de Dios’ para la corte celestial que rodea a Jehová Dios (Ver<br />
Salmos 29:1; 89:7; Job 1:6).<br />
Los ‘hijos de Dios’ en el Antiguo Testamento<br />
La expresión ‘hijos de Dios’ (en hebreo, םיהלאיגב, bene ha-elohim) es usada cuatro<br />
veces en otras tantas partes del Antiguo Testamento y, a decir de Kurtz 42 y Pember 43 , en cada<br />
uno de estos casos es indisputablemente usada para referirse a seres angelicales.<br />
Dos de estas veces, al inicio del Libro de Job, leemos acerca de los ‘hijos de Dios’ que se<br />
presentan ante Él en lo que incluso parecen ser citas previamente establecidas. 44 Satanás está<br />
también presente, siendo él mismo uno más de los ‘hijos de Dios’.<br />
La tercera ocasión en que aparece el concepto complejo ‘hijos de Dios’ es en un capítulo<br />
posterior del mismo libro de Job, donde se dice que, mientras Dios fundaba las bases de nuestro<br />
planeta Tierra, “alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios”<br />
(Job 38:7. Reina-Valera).<br />
Finalmente, el mismo término lo encontramos en el Libro del profeta Daniel (3:25). Aquí<br />
lo hallamos en forma singular ya que el sustantivo ‘hijo’, en vez de usar bene, utiliza el término<br />
bar, ya que en Caldea no se conocía el primero. En el pasaje, Nabucodonosor declara que ha<br />
logrado ver caminando dentro del horno de fuego cuatro hombres, y que la apariencia del cuarto<br />
es ‘como un hijo de Dios’, por lo que ha de entenderse un ser sobrenatural o angelical, distinto a<br />
los otros tres que eran humanos.<br />
Los ‘hijos de Dios’<br />
en el uevo Testamento<br />
El término bene ha-elohim parece estar confinado a aquellos seres que han sido creados<br />
directamente por la mano de la Divinidad, y no a cualquier otro ser nacido de otro de su misma<br />
especie. De esta manera entendemos por qué, en la genealogía del Señor Jesucristo registrada<br />
por Lucas en su evangelio, Adán es llamado ‘hijo de Dios’ (Lucas 3:38). No obstante, los<br />
descendientes de Adán no fueron llamados ‘hijos de Dios’ porque no eran seres ‘a imagen y<br />
semejanza de Dios mismo’ sino ‘a imagen y semejanza de Adán’ (ver Génesis 5:3). Adán era un<br />
‘hijo de Dios’, pero sus descendientes eran ‘hijos de Adán’.<br />
Por otra parte, también se ha dicho de los discípulos de Cristo (es decir de los bautizados<br />
voluntariamente y que han experimentado el ‘nuevo nacimiento’), que ellos han recibido de Él<br />
el privilegio de llegar a ser⎯o convertirse en⎯‘hijos de Dios’ (Juan 1:12). Aunque actualmente<br />
sus almas se encontrarían viviendo en cuerpos corruptos y mortales, no obstante poseen el<br />
42 KURTZ, J. H. Op. Cit.<br />
43 PEMBER, George Hawkins (1975): Earth’s Earliest Ages. [Kregel Publications: Grand Rapids].<br />
44 “Llegó el día en que los ángeles [literalmente ‘hijos de Dios] debían hacer acto de presencia ante el SEÑOR…”<br />
(Job 1:6; 2:1).<br />
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