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Armando H. Toledo La Antigüedad del Futuro<br />
condiciones nuevas que abarcarían a toda la humanidad, paralizando nuestras actividades<br />
cotidianas y teniendo que asimilar otras diferentes.<br />
En una carta presuntamente enviada en 1947 al presidente estadounidense Harry S.<br />
Truman por parte de los científicos Albert Einstein y J. Robert Oppenheimer (“Relaciones con<br />
habitantes de cuerpos celestiales”), estos científicos explicaban que el establecimiento de<br />
relaciones con seres extraterrestres acarrearía problemas muy difíciles de solucionar. Uno de<br />
ellos sería el de que tales seres no fueran amistosos sino que vinieran en el plan de conquistar a<br />
la humanidad.<br />
“La Guerra de los Mundos”, aquella dramatización radial que realizara Orson Welles en<br />
la transmisión radiofónica del 30 de octubre de 1938 en la ciudad de Nueva York, que estaba<br />
basada en una historia ficticia de H. G. Wells y que relata una invasión marciana al planeta<br />
Tierra, es el único parámetro con que contamos para saber muy aproximadamente la manera en<br />
la que reaccionaría el individuo promedio en el caso de que unos alienígenas repentinamente<br />
llegaran a invadirnos. Esa noche, la gente enloqueció después de huir de los ‘gases rociados por<br />
los marcianos’.<br />
Según la nota del ew York Times del día siguiente, en realidad una ola de histeria había<br />
atacado a miles de radioescuchas entre las 8:15 y 9:30 de la noche anterior. La transmisión que<br />
irrumpía en las salas de las casas, los hospitales y las iglesias, hizo que los servicios religiosos<br />
se interrumpieran, que el transito se congelara y que las comunicaciones se saturaran de<br />
llamadas de un público histérico que salía de sus casas cubriéndose la nariz con pañuelos<br />
humedecidos y toallas sobre sus rostros para huir de lo que pensaban era un ‘rociado<br />
generalizado con gases venenosos provenientes de las naves de los marcianos’. Varias personas<br />
se suicidaron y miles llamaban a la policía, a los diarios y a las estaciones de radio pidiendo<br />
medidas de protección. Se cuenta que un hombre de Ohio, por ejemplo, llamó a la redacción del<br />
mencionado rotativo para preguntar ‘en qué tiempo aproximadamente se acabaría el mundo’...<br />
Otro policía confesó haber subido a su azotea y visto ‘el humo de las explosiones por aquí y por<br />
allá...’ La fantasía de Wells provocó la histeria en la ‘Gran Manzana’ de la primera mitad del<br />
siglo XX, y una cosa quedó clara: la humanidad no estaría preparada para un evento de tal<br />
magnitud en el caso de que se llegara a verificar en el futuro.<br />
Bajo la experiencia del 38 los gobiernos han tomado con cierta reserva el hablar sobre<br />
este tema, y toda información relacionada con la supuesta llegada de seres espaciales suele<br />
encubrirse bajo los rótulos de “seguridad nacional” y “ultra secreto”. Cuando ha sido necesario,<br />
los gobiernos han creado programas de desprestigio del discurso y la evidencia ufológica,<br />
aunque a su vez aprovechan para estudiar las reacciones de las personas ante ciertos informes<br />
que se llegan a hacer públicos. 141<br />
Personajes de prestigio en el campo de la ufología dicen que, con respecto al tema de la<br />
abierta irrupción extraterrestre, los mismos ‘alienígenas’ saben de las repercusiones que<br />
provocaría su presencia declarada. El prestigiado ufólogo español, J. J. Benítez, por ejemplo, ha<br />
llegado a argumentar que los extraterrestres que ya se encuentran en los alrededores están<br />
preparando el terreno para realizar el contacto definitivo. Los “contactados”, por su parte,<br />
aumentaron su número en la última década del siglo XX, y han confesado saber que la<br />
evolución del ‘proyecto revelación’ se ha de llevar a cabo mediante ciertas pautas seguidas de<br />
una hiperactividad en los avistamientos, y que al parecer el mencionado contacto ‘no deberá ser<br />
141<br />
Es interesante el resultado del informe “Iron Mountain”, en el que fueron creados objetos voladores parecidos a<br />
los auténticos OVNIs y los dejaron volar en los cielos de Norteamérica, provocando una serie de reportes de<br />
avistamientos por diversas personas que con el tiempo se convirtieron en pánico, incredulidad, y hasta la creación<br />
de sectas y psicogrupos religiosos.<br />
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