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Armando H. Toledo La Antigüedad del Futuro<br />
El mensaje de Sidonia<br />
En 1988 apareció en escena Erol Torun. Con él, la investigación de las anomalías<br />
marcianas tomó otro rumbo. Cartógrafo y analista de sistemas del servicio cartográfico de la<br />
Secretaría de la Defensa de los Estados Unidos, se vio particularmente interesado por la<br />
Pirámide D&M de entre las demás estructuras que se alzan en la llanura de Sidonia. Torun,<br />
conocedor de que la geomorfología de Marte no poseía ningún mecanismo natural que pudiera<br />
explicar la formación de una estructura de tan asombrosa simetría, decidió analizar con más<br />
cuidado la geometría de la construcción. Pero no se imaginaba lo que le deparaba su estudio<br />
pues, codificadas en la estructura de aquel objeto, descubrió una serie de relaciones matemáticas<br />
y constantes geométricas fundamentales cuya probabilidad de haber sido originadas al azar se<br />
hallaban cerca de cero. Pero estos descubrimientos quedaron empequeñecidos ante el hecho de<br />
que esas mismas relaciones matemáticas se repetían con asombrosa precisión si se trazaban<br />
líneas unificantes entre las demás misteriosas estructuras de la llanura. Al parecer, todo formaba<br />
parte de un complejo diseño que repetía una y otra vez los mismos números, ángulos y figuras.<br />
Para él estaba claro que allí no solo había un diseño deliberadamente codificado sino que todo<br />
un mensaje podía ser traducido desde el lenguaje de las matemáticas. 140<br />
Estos enigmáticos resultados inquietaron a Hoagland, quien concluyó que las relaciones<br />
geométricas del complejo de Sidonia eran referencias claras a las matemáticas de la<br />
hiperdimensionalidad (ver capítulo 14). Para él, la clave de esta geometría se encontraba en el<br />
uso repetido del ángulo de 19.5 grados. Por ejemplo, dos lados de la Pirámide D&M se<br />
encuentran a 19.5 grados de la línea de latitud marciana, y este ángulo se vuelve a repetir en la<br />
posición que comparten un grupo de pequeños montes de la misma región.<br />
Ahora bien, según Hoagland 19.5 grados (más precisamente 19.47) son significativos<br />
dado que se trata de la ‘constante del tetraedro’ ―la figura más simple de los sólidos regulares,<br />
de cuatro lados triangulares equiláteros. Esto es interesante dado que es un hecho que existe una<br />
importante relación entre el tetraedro (pirámide simple) y la esfera, en la cual este poliedro<br />
puede ser inscrito. Por ejemplo, si consideramos a los planetas como esferas y colocamos el<br />
vértice de un tetraedro imaginario en uno de los polos, los otros tres vértices caerán a la altura<br />
del paralelo 19.5 grados en el hemisferio opuesto. Y lo que hace más interesante a estas<br />
relaciones es el otro hecho curioso de que en todos los planetas del Sistema Solar en los que se<br />
ha podido estudiar la superficie con relativo detalle, es sobre esa misma localización geográfica<br />
donde se encuentran invariablemente los mayores focos de inestabilidad tectónica causada por<br />
alguna fuente de energía exactamente a 19.5 grados norte o sur del ecuador. Por ejemplo, la gran<br />
mancha roja de Júpiter se encuentra a esa altura (19.5). En Marte, el asombroso Olimpus Mons,<br />
el más grande volcán conocido de todo el Sistema Solar (con 563 kilómetros de ancho), también<br />
está ubicado a 19.3 grados norte. En Neptuno ocurre lo mismo, ya que tiene una mancha como<br />
la de Júpiter aunque de color azul. En el Sol, la mayor incidencia de sus manchas (el efecto<br />
visible de las erupciones derivadas de la alta actividad), también se observan precisamente<br />
alrededor del paralelo 19.5 grados. Aquí en la Tierra, a ese nivel se localizan las intensamente<br />
activas islas de Hawai, el cinturón volcánico del Pacífico, así como el volcán más grande del<br />
mundo, el Mauna Loa (19.6).<br />
Se piensa que el fenómeno de los 19.5 grados es el resultado de la rotación misma de los<br />
planetas, siendo esos los focos de expresión física de inagotables flujos de energía provenientes<br />
de fuentes hiperdimensionales paralelas a nuestro universo físico tetradimensional. Es decir, al<br />
nivel de los 19.5 grados es donde más fácilmente se manifiestan los recursos energéticos<br />
140 TORUN, Erol (1996): http://users.starpower.net/etorun/pyramid/<br />
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