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la historia de patriarcas y profetas

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LA REBELIÓN DE ABSALÓN 923<br />

ha entregado a los hombres que habían levantado sus<br />

manos contra mi señor el rey." A <strong>la</strong> pregunta ansiosa <strong>de</strong>l<br />

rey: "¿El mozo Absalom tiene paz?" Ahimaas dio una<br />

respuesta evasiva.<br />

Vino el segundo mensajero, gritando: "Reciba nueva mi<br />

señor el rey, que hoy Jehová ha <strong>de</strong>fendido tu causa <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

mano <strong>de</strong> todos los que se habían levantado contra ti."<br />

Nuevamente salió <strong>de</strong> los <strong>la</strong>bios <strong>de</strong>l padre <strong>la</strong> pregunta<br />

ansiosa: "¿El mozo Absalom tiene paz?" No pudiendo<br />

ocultar el mensajero <strong>la</strong> grave noticia, le contestó: "Como<br />

aquel mozo sean los enemigos <strong>de</strong> mi señor el rey, y todos<br />

los que se levantan contra ti para mal."<br />

Esto bastó. David no hizo más preguntas, sino que<br />

cabizbajo, "subióse a <strong>la</strong> sa<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> puerta, y lloró; y yendo,<br />

<strong>de</strong>cía así: ¡Hijo mío Absalom, hijo mío, hijo mío Absalom!<br />

¡Quién me diera que muriera yo en lugar <strong>de</strong> ti, Absalom,<br />

hijo mío, hijo mío!"<br />

El ejército victorioso, regresando <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> batal<strong>la</strong>,<br />

se acercaba a <strong>la</strong> ciudad, y sus gritos <strong>de</strong> triunfo repercutían<br />

por <strong>la</strong>s colinas vecinas. Pero al entrar por <strong>la</strong> puerta <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

ciudad, sus gritos se apagaban, sus manos <strong>de</strong>jaban bajar<br />

los estandartes, y con mirada abatida, avanzaban más<br />

como quienes hubiesen sufrido una <strong>de</strong>rrota que como<br />

vencedores. Porque el rey no los esperaba para darles <strong>la</strong><br />

bienvenida, sino que se oía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> cámara <strong>de</strong> sobre <strong>la</strong><br />

puerta su l<strong>la</strong>nto <strong>la</strong>stimero: "¡Hijo mío Absalom, hijo mío, hijo<br />

mío Absalom! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar <strong>de</strong><br />

ti, Absalom, hijo mío, hijo mío!" [807]<br />

"Y volvióse aquel día <strong>la</strong> victoria en luto para todo el<br />

pueblo; porque oyó <strong>de</strong>cir el pueblo aquel día que el rey<br />

tenía dolor por su hijo. Entróse el pueblo aquel día en <strong>la</strong><br />

ciudad escondidamente, como suele entrar a escondidas el

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