la historia de patriarcas y profetas

LOS PRIMEROS JUECES 683
mismos! Cada uno ejerce cierta influencia sobre los
demás, y se le tendrá por responsable del resultado de esa
influencia. Las palabras y los hechos ejercen gran poder y
en el largo más allá se verán los efectos de la [599]
existencia que vivimos aquí. La impresión causada por
nuestras palabras y nuestras acciones redundará
seguramente en bendición o maldición para nosotros. Este
pensamiento da una, pavorosa solemnidad a la vida, y
debe impulsamos a rogar humildemente a Dios que nos
guíe por su sabiduría.
Los que ocupan puestos elevados pueden desviar a
otros. Aun los más sabios se equivocan; los más fuertes
pueden vacilar y tropezar. Es necesario que la luz del cielo
se derrame constantemente sobre nuestro sendero.
Nuestra única seguridad estriba en confiar implícitamente
nuestro camino a Aquel que dijo: "Sígueme."
Después de la muerte de Gedeón, "no se acordaron los
hijos de Israel de Jehová su Dios, que los había librado de
todos sus enemigos alrededor: ni hicieron misericordia en
la casa de Jerobaal Gedeón, conforme a todo el bien que
él había hecho a Israel." Olvidándose de todo lo que
debían a Gedeón, su juez y libertador, el pueblo de Israel
aceptó por rey a su hijo ilegítimo, Abimelec, quien, para
poder sostenerse en el poder, asesinó a todos menos uno
de los hijos legítimos de Gedeón. Cuando los hombres
desechan el temor de Dios, no tardan en alejarse del honor
y la integridad. El aprecio por la misericordia del Señor le
inducirá a uno a apreciar a aquellos que, como Gedeón,
han sido empleados como instrumentos para beneficiar a
su pueblo. El cruel proceder de Israel hacia la casa de
Gedeón era lo que podía esperarse de un pueblo que
manifestaba tan enorme ingratitud hacia Dios.
Después de la muerte de Abimelec, el gobierno de