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la historia de patriarcas y profetas

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582 PATRIARCAS Y PROFETAS<br />

adversario sostenía que <strong>la</strong> sentencia divina: "Polvo eres, y<br />

al polvo serás tornado" (Gén. 3: 19), le daba posesión <strong>de</strong><br />

los muertos. Nunca había sido quebrantado el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

tumba, y él rec<strong>la</strong>maba a todos los que estaban en el<strong>la</strong><br />

como cautivos suyos que nunca habían <strong>de</strong> ser libertados<br />

<strong>de</strong> su lóbrega prisión.<br />

Por primera vez Cristo iba a dar vida a uno <strong>de</strong> los<br />

muertos. Cuando el Príncipe <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida y los ángeles<br />

resp<strong>la</strong>n<strong>de</strong>cientes se aproximaron a <strong>la</strong> tumba, Satanás<br />

temió per<strong>de</strong>r su hegemonía. Con sus ángeles malos, se<br />

aprestó a disputar <strong>la</strong> invasión <strong>de</strong>l territorio que l<strong>la</strong>maba<br />

suyo. Se jactó <strong>de</strong> que el siervo <strong>de</strong> Dios había llegado a ser<br />

su prisionero. Dec<strong>la</strong>ró que ni siquiera Moisés había podido<br />

guardar <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> Dios; que se había atribuido <strong>la</strong> gloria que<br />

pertenecía a Jehová —<strong>de</strong>cir que había cometido el mismo<br />

pecado que hiciera <strong>de</strong>sterrar a Satanás <strong>de</strong>l cielo,— y por<br />

su transgresión había caído bajo el dominio <strong>de</strong> Satanás.<br />

El gran traidor reiteró los cargos originales que había<br />

<strong>la</strong>nzado contra el gobierno divino, y repitió sus quejas <strong>de</strong><br />

que Dios había sido injusto con él.<br />

Cristo no se rebajó a entrar en controversia con<br />

Satanás. Podría haber presentado contra él <strong>la</strong> obra cruel<br />

que sus engaños, habían realizado en el cielo, al ocasionar<br />

<strong>la</strong> ruina <strong>de</strong> un gran número <strong>de</strong> sus habitantes. Podría<br />

haber seña<strong>la</strong>do <strong>la</strong>s mentiras que había dicho en el Edén y<br />

que habían hecho pecar a Adán e introducido <strong>la</strong> muerte<br />

entre el género humano. Podría haberle recordado a<br />

Satanás que él era quien había inducido a Israel: a<br />

murmurar y a rebe<strong>la</strong>rse hasta agotar <strong>la</strong> paciencia<br />

longánime <strong>de</strong> su jefe, y sorprendiéndolo en un momento <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>scuido, le había arrastrado a cometer el pecado que lo<br />

había puesto en <strong>la</strong>s garras <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte. Pero Cristo lo<br />

confió todo a su Padre, diciendo: "¡El Señor te reprenda"<br />

(Judas 9.) El Salvador no entró en disputa con su

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