Prostitución - Marco Teórico - Espacios de Mujer

“Construyendo Ciudadanía Con La Restitución De Los Derechos Fundamentales
De Las Mujeres Que Ejercen La Prostitución”
Documento elaborado por el equipo psicosocial de la Corporación Espacios de Mujer.
Las mujeres que ejercen la prostitución constituyen un grupo poblacional que siempre ha sido
estigmatizado, marginado y excluido socialmente.
Muchas posiciones se han manifestado en el transcurso de la historia a su respecto:
§ Las organizaciones no gubernamentales y las comunidades religiosas, cuyas
intervenciones asistencialistas o salvadoras han intentado minimizar el ingreso de
muchas mujeres al oficio o el retiro de otras.
§ Los Estados que, por diferentes vías, han buscado suprimir y controlar dicho fenómeno,
no logrando pero que cada día miles de mujeres sigan engrosando su número.
Este trabajo pretende dar otra mirada, partiendo del principio que ellas hacen parte de una
sociedad donde tienen derecho a ser incluidas como ciudadanas plenas de derechos y
obligaciones.
Se propone conocer el asunto de la prostitución desde la perspectiva de los Derechos Humanos,
para seguir construyendo y visibilizando nuevas estrategias de estudio e intervención. Desde la
construcción analítica del tema de la Prostitución y los Derechos Humanos se investiga la forma
de cómo Construir Ciudadanía desde, con y para las Mujeres que ejercen la prostitución en la
ciudad de Medellín.
CONCEPTO DE CIUDADANIA
Se entiende la ciudadanía como una práctica de integración colectiva, que tiene como esencia el
ejercicio de la palabra: esto implica unas prácticas deliberativas y comunicativas sobre los
asuntos que son de orden público y que conciernen al colectivo social y a la búsqueda de
soluciones a problemáticas que enfrentan los colectivos.
La Ciudadanía implica la acción y es por esto necesario que el colectivo se organice para
defender sus derechos e intereses, que haya una toma de lo público por parte de los
ciudadanos, fundamentada en el sentido de identidad, que se forja cuando a través de la
participación se da una relación con el espacio que se habita, y con quien se comparten estos
espacios.

La Constitución Política de Colombia del 1991 plantea los deberes y obligaciones de la persona y
del ciudadano en el capítulo 5, articulo 95:
1. Respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios.
2. Obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones
humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o salud de las
personas.
3. Respetar y apoyar a las autoridades democráticas legítimamente constituidas para
mantener la dependencia y la integridad nacional.
4. Defender y difundir los derechos humanos como fundamento de la convivencia
pacífica.
5. Participar en la vida política, cívica y comunitaria del país.
6. Propender al logro y mantenimiento de la paz.
7. Colaborar para el buen funcionamiento de la administración de justicia
8. Proteger los recursos culturales y naturales del país y velar por la conservación de
un ambiente sano.
9. Contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de los
conceptos de justicia y equidad. 1
CONCEPTO DE DERECHOS HUMANOS
Los derechos humanos son los principios de convivencia que reglamentan las relaciones entre
las personas para el logro de una convivencia pacífica y solidaria, garantizando el respeto por la
dignidad de los ciudadanos.
Pertenecen a todos los individuos desde el momento de su existencia y son:
§ Inalienables: se nace con derechos y ningún gobierno puede negar a sus ciudadanos el
goce de sus derechos básicos.
§ Universales: todas las personas los detentan sin distinción ni discriminación alguna de
nacionalidad, raza, sexo, religión, clase, origen étnico idioma o edad.
§ Inviolables: ni el Estado, ni los particulares pueden lícitamente vulnerarlos.
§ Necesarios: permiten asegurar la vida armónica de las personas.
Los derechos humanos están relacionados y son interdependientes, se complementan el uno
con el otro por lo que ningún derecho se podrá sacrificar por otro.
Se convierten en valores fundantes del orden ético - político, en imperativos para gobernantes y
gobernados en todos los ámbitos en los que las acciones de la persona interfieran la vida de
otras; contienen dispositivos judiciales de reclamación subjetiva y garantías institucionales
objetivas y además aseguran pautas informadoras de la interpretación de la ley y de toda norma
jurídica.
1 ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE. Constitución política de Colombia, 1991. Ed. Esquilo, pág. 29.

LA PROSTITUCIÓN
El término prostitución es definido por la Real Academia Española como: “Acción y efecto de
prostituir. Actividad a la que se dedica quien mantiene relaciones sexuales con otras personas a
cambio de dinero” 2 , atribuyendo al pago en dinero del acto o servicios sexuales su carácter
especifico.
La práctica de la prostitución presenta diferentes modalidades (contacto directo o a través de
intermediarios, mediante teléfonos celulares e Internet, entre otros…) y se desarrolla en
diversos sitios y lugares que funcionan entre la legalidad e ilegalidad: burdeles o casas de citas,
clubes privados, centros de masajes, centros nocturnos, sitios de streep tease, bares, tabernas
show, residencias y hoteles, calles y/o parques de la ciudad o de pueblos, a domicilio. El oficio a
domicilio o en algunos hoteles y moteles en una forma más reservada, sigue creciendo y con
unas características también muy especificas: las mujeres son muy jóvenes, de estratos sociales
altos y con un nivel de escolaridad significativo, quizás en la mayoría de veces son bachilleres o
están estudiando un pregrado en la Universidad.
Muchos son los actores involucrados además de quien la ejerce: el cliente, el proxeneta, los
dueños de negocios, las redes de la mafia del comercio sexual, etc.
Aunque generalmente se refiere al comercio sexual que practican las mujeres, para satisfacción
de clientes masculinos, actualmente se da también entre mujeres, y hombres que prestan sus
servicios a mujeres e incluso a otros hombres: para efecto de este trabajo solo se hará
referencia a la prostitución femenina heterosexual.
EL FENÓMENO DE LA PROSTITUCIÓN A TRAVES DE LA HISTORIA
La prostitución en la época Antigua
El origen de la prostitución se remonta a épocas lejanas (de hecho ha sido nombrada como el
oficio más viejo de la humanidad), pero de acuerdo con varios autores que se han ocupado del
tema de la prostitución y de las civilizaciones primitivas, se coincide en afirmar que no es
exactamente así. Martín Cano 3 afirma que varios hallazgos de numerosas obras de arte en todas
las culturas arcaicas dan cuenta de diferentes oficios realizados por las mujeres. Además el
concepto de prostitución como la entendemos hoy como comercio sexual, ha tenido su origen
en el concepto de propiedad, y de matrimonio.
En la época arcaica las primeras familias estaban compuestas por madre e hijos, se creía en la
ausencia de responsabilidad masculina en la procreación, el varón adulto no se responsabilizaba
de los hijos de una mujer y no existía una vinculación del hombre con la mujer.
Se presentaba la familia matricéntrica, donde la mujer era fuerte junto a sus hijos, era
autosuficiente económicamente y existía la sucesión matrilineal por la certeza de saber quién
era la madre de los descendientes.
2
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua Española. Vigésima segunda edición. Rotapapel, S.l. España. 2001. Pág.
1254.
3
CANO, Martín. Causas de la prostitución arcaica. En: http://es.geocities.com/contraandrocentrismo/prostitución.htm

Sin embargo, en el curso de la evolución surgió un nuevo comportamiento cultural: los adultos
varones empezaron a vincularse a una mujer y empezaron a preocuparse por los hijos de la
misma y a cuidar y proteger a su propia familia, característica cultural que se instauro con la
institución del matrimonio.
De esta manera el varón se dedica a la búsqueda del alimento y la mujer queda en su papel
exclusivo de procreadora, empezando así la relación sexual monógama, por la que la mujer
intercambia su disponibilidad sexual a cambio del sustento.
Esta situación se da de modo gradual, hasta instaurarse el nuevo modelo de familia patriarcal,
con la cual aparece la desigual división de los sexos, la herencia se convierte en patrilineal y la
propiedad del suelo pasa a manos masculinas, por lo cual la mujer queda excluida de la
propiedad del suelo y de las labores agrarias, quedando su función reducida a la maternidad y a
las funciones del hogar.
En las sociedades primitivas en las que no existía la propiedad privada, ni la familia monógama,
no se practicaba la prostitución, ya que el sexo era practicado indiscriminadamente por todos
los miembros de la tribu, sin que existiese diferenciación de familias entre sus miembros.
Es entonces a partir de la instauración de la familia patriarcal y de la creación de mitos en la
cultura que se empieza a configurar el ejercicio de la prostitución, aunque en el inicio con un
carácter hospitalario y sagrado, para llegar luego a la prostitución civil, como la conocemos hoy.
Son los primitivos mesopotámicos quienes nos ofrecen los rastros de los inicios de la práctica de
la prostitución hospitalaria, es decir, el servicio sexual era algo más de lo que podía disponer el
viajero cansado en la casa del huésped, sin que tuviera que pagar por esto como lo anota Parra:
...La prostitución hospitalaria no es lejana a la sagrada, de hecho son
complementarias. Ambas responden a la relación del hombre con el extranjero y la
hospitalidad de la que éste es merecedor. El extranjero, el desconocido fue entendido
durante mucho tiempo como un vínculo ambiguo con la divinidad. El hecho de que
portara conocimientos ajenos y distantes provocaba temores comparables con el
temor hacia lo sacro. Además existía la creencia universal (Babilonia, India, Grecia,
Egipto) acerca del tránsito y mezcla entre hombres y dioses, que se encarnaban en
forma de extranjeros (ángeles) para poder internarse en el mundo humano: La Biblia,
por ejemplo deja claro que antes del Diluvio que terminó con los hombres, los ángeles o
hijos de Dios se mezclaron con las hijas de los hombres y nacieron los gigantes, que
fueron adorados como héroes por mucho tiempo, y en las aventuras míticas griegas,
Zeus satisface sus apetitos sexuales con las mujeres humanas convirtiéndose en otros
seres. El mito que quizá más ejemplifica este proceso de la prostitución hospitalaria sea
el relato de Lot en Sodoma. Lot ofrece todas sus pertenencias, incluidas sus hijas, a dos
ángeles que llegan y que a la postre lo previenen para que salga de la ciudad que va a
ser destruida por Dios. El culto al extranjero fue mermando poco a poco hasta llegar
incluso al descrédito de éste. 4
4 PARRA, Juan Diego. Las meretrices: Siempre excluidas, siempre incluidas: En EL COLOMBIANO, Suplemento Dominical,
Medellín, Octubre 12 de 2004 p.7

Es así como a partir de la prostitución hospitalaria se da paso a la prostitución sagrada, es decir
se convierte en un rito, en que el sexo femenino está destinado como ofrenda para las diosas de
la fertilidad, del sexo y del amor: Mylita (en Babilonia), Astarté y Baal (en Fenicia). Las mujeres
están obligadas a entregarse al extranjero a cambio de unas monedas y el producto de aquel
comercio carnal se destina a adquirir ofrendas para las imágenes de las diosas. Pero al cabo de
poco tiempo pierde su carácter religioso - como lo plantea Itzigsohn 5 -. Los egipcios son los
primeros en prohibir las relaciones carnales con las mujeres nativas o peregrinas domiciliadas
en los templos y demás lugares sagrados de la época.
Al romperse el vínculo entre prostitución y religión, la primera continúa practicándose en forma
independiente y alcanza gran dimensión: por primera vez, se dictan normas de carácter policial
para reglamentar y sanear el ejercicio de la prostitución, antecedentes a las normas de control
estatal en este terreno.
Las mujeres que ejercen el oficio de la prostitución en Corinto y Grecia constituyen una gran
atracción que contribuye al enriquecimiento de la ciudad, e incluso llegan a ser tratadas como
benefactoras y gozan de prestigio como:
§ Las heteras (hetairas). Literalmente "compañeras", son por lo general mujeres de la
clase de los ciudadanos, que han perdido su respetabilidad o que se niegan a aceptar la
vida de reclusión de las matronas atenienses. Viven en forma independiente y reciben en
su casa a los hombres que han logrado atraer. Algunas de ellas consiguen adquirir gran
cultura y refinamiento y se incorporan, en forma un tanto mítica, a la historia de ciertos
acontecimientos de su país; ellas son las mujeres que acompañan a prestigiosos
hombres estadistas y filósofos. Personajes famosos como Pericles, Alejandro, Platón,
Sócrates, Alcibíades y Praxiteles tienen amistad íntima con algunas hetairas, reconocidas
no solo por su sensualidad sino también por sus capacidades intelectuales.
§ Las eletrides. Son fundamentalmente instrumentistas y danzarinas y tienen una relativa
libertad de movimientos. Participan generalmente a fiestas de hombres solos y con ellas
se puede negociar discrecionalmente su trabajo de artistas y danzarinas.
§ Las Dicterion. Son en su mayoría extranjeras o esclavas y viven confinadas en ciertos
barrios que son monopolio del Estado; este último las compra y las administra fijando la
tarifa oficial de explotación para cada una de las mujeres y la cuota de impuesto que
deben pagar. Ellas sufren muchas limitaciones: no pueden transitar por ciertas zonas de
la ciudad, deben utilizar vestiduras especiales que permiten identificarlas, se les prohíbe
intervenir en los servicios religiosos. Cumplen las más humillantes funciones públicas, y
los establecimientos a que pertenecen representan el antecedente histórico de los
“lenocinios” romanos, de las “mancebías” españolas y de los “prostíbulos” de nuestra
época.
§ Las pornai. Son en su mayoría extranjeras, especialmente del oriente, se ubican
principalmente en el Pireo, en establecimientos más libres y menos reglamentados; los
visitantes pueden alquilarlas y llevárselas a vivir consigo por períodos de una semana, un
mes o un año.
5 ITZIGSOHN DE FISCHMAN, Maria Eugenia. Prostitución y proxenetismo. EN: Enciclopedia Jurídica Omega. PG 654

Pero aunque las prostitutas ejercen su oficio libremente, sobre ellas recae ya una
estigmatización: no pueden casarse, llevan un distintivo en el color de sus ropas y son obligadas
a vivir en barrios especiales, donde los establecimientos se anuncian con un farol de luz roja en
la entrada. Esta práctica se convierte en norma, con el fin de llamar la atención a los viajeros
interesados y evitar que personas desprevenidas vayan a ingresar a un lugar inapropiado.
Las mujeres que allí trabajan se llaman lumpae.
Posteriormente en plena dominación romana se establece la prostitución matriculada con el
nombre de meretricium, con tarifa cobrada por el edil y con legislación propia: de allí el nombre
de meretriz. Tampoco son desconocidos los cafés conciertos reconocidos con el nombre de
Escuelas Flautistas, con lo cual la prostitución se establece como un negocio formal: las
prostitutas pasan a ser objeto de compra y venta, llegando a plantearse transacciones con cifras
exorbitantes.
Sin embargo, el advenimiento del cristianismo hace conocer el dogma del pecado, predicándose
una moral muy severa, que honra la castidad y la continencia y promulga la monogamia como
ley sagrada, desaprobando los placeres sexuales como algo inmoral e impúdico. Es entonces a
partir de esta época - con los valores que impone el cristianismo - que se empieza a considerar
el oficio de la prostitución como acto pecaminoso y considerando a las mujeres que la ejercen
como mujeres que hay que redimir y sacar del pecado.
La prostitución en la Edad Media
En Europa
Desde los primeros siglos de la temprana Edad Media, la Iglesia se constituye en una institución
de gran ascendencia moral y poderío económico, convirtiéndose, con el correr de los siglos, en
la rectora de toda la cultura occidental. Sin embargo, la Iglesia asume una posición
contradictoria frente a la prostitución, ya que entra a considerarla como un mal necesario (es
conocido el planteamiento de San Agustín:”Sacad a las rameras de la sociedad humana y la
concupiscencia lo contaminara todo” 6 ); de esta manera para la Iglesia eliminar la prostitución
sería causa de un mal mayor, pues el irrefrenable deseo no satisfecho buscaría una salida en la
violencia y la brutalidad. Al respecto Ada Trifiró plantea:
En la Edad media la prostitución se consideraba por Iglesia y Estado, como un “mal
necesario” siendo funcional a la estabilidad de la sociedad y de su principal institución:
la familia e impidiendo la realización de pecados como adulterio, la homosexualidad y
la masturbación. Esta visión obviamente estaba enmarcada en la dicotomía entre
función reproductora, de la mujer-puta. La mujer honrada no tiene que tener deseos
sexuales, y su meta es la reproducción, mientras que los hombres tienen el derecho de
satisfacer sus pulsiones irrefrenables y la mujer prostituta permitía preservar la
honradez o la virginidad de las muchachas de “bien”.
6 GILBERT Harriett, ROCHE Christine. Historia Ilustrada de la sexualidad Femenina. Ediciones Grigalbo, Barcelona, Pág. 83.

La inestabilidad del fenómeno, entonces iba de la mano de la sexualidad masculina
como insaciable, instintiva, incontrolable. Por esto había que ilegitimizar formas para
aplacar ese instinto sin destruir lo que se consideraba el tejido social, o sea la familia. 7
Instaurada esta doble moralidad, en las ciudades medievales y especialmente en Europa la
prostitución adopta la forma cerrada de los burdeles, permitidos por la misma Iglesia:
Y la prostitución... ha aportado desde entonces ingresos no sólo al Estado sino también
a la Iglesia, algunos ejemplos: El capellán del capítulo de la Catedral de San Pablo
alquilaba los locales a las prostitutas en 1287, en 1321; el papa Clemente V envió a
Inglaterra un agente especial a comprar un burdel para la Iglesia, el arzobispo de
Mainz ganó dinero en los burdeles hasta 1457, el obispo de Winchester se beneficio de
los burdeles de Southwark, en Londres, hasta que en 1649 le obligaron a venderlos. 8
Bizarroque 9 relata que en la Edad Media los burdeles fueron ubicados afuera de las ciudades, y
a las mujeres que ejercían el oficio de prostitutas, se les obligaba a usar trajes especiales,
separándolas de las mujeres honradas, incluso en las tumbas, reservándoselas lugar aparte en
las iglesias… Pero, a pesar de ello las prostitutas ejercían su comercio como gremio reconocido,
figurando en las entradas solemnes de príncipes en las poblaciones festejándoles con ofrendas
de flores. No era infrecuente tampoco que las visitasen entonces grandes dignatarios, que por
otra parte las obsequiaban con regalos para bailes y festejos. Tal ocurrió en Viena durante el
reinado del emperador Segismundo en 1435 y en Praga en el del emperador Alberto II.
En el siglo IX, Carlo Magno ordenó el cierre de todos los establecimientos donde las mujeres se
permitían tener relaciones sexuales promiscuas y dispuso de castigos como el azote, el destierro
de las prostitutas y hasta la pena de muerte. Pero dada la gran corrupción de las costumbres, las
medidas legales resultaron inocuas.
Durante las Cruzadas los ejércitos engrosaron sus filas por numerosos contingentes de mujeres
vestidas de hombres, que llegaron a crear verdaderos burdeles alrededor de la tienda real,
siendo el alivio para los soldados que combatían por el Señor:
Las cruzadas impusieron a la Iglesia el contragolpe de una cierta tolerancia en lo
sexual. Los Templarios fueron a las cruzadas con 13.000 cortesanas y de esta manera
poco a poco fue reconociéndose la necesidad social de las instituciones proxenéticas.
Con el decreto de Federico III dando licencias comerciales a las cortesanas, la
prostitución se insertó en la nueva sociedad como una necesaria válvula de escape, no
sólo para las clases bajas, sino también para las más elevadas. En el cuerpo de las
prostitutas se subliman los deseos y los impulsos irrealizables. 10
De esta manera la prostitución no solo era aceptada, sino incluso protegida y regulada, lo cual
continúo por varios siglos:
7 TRIFIRO, Ada. Mujeres que ejercen la prostitución. Una historia de inequidad de género y marginación. Ed. Léalon. Pg19
8
GILBERT H. op cit 84
9
Ibid. p. 86
10
IBOR, op cit., p. 62

En el siglo X la prostitución puede definirse clandestina por su nueva manifestación en
posadas y tabernas.
En el siglo XI, se dan nuevas reglamentaciones basadas en el Derecho romano y en el
Código visigodo, aparecen además del Fuero viejo llamado también de Burgos, el de
León y el de Sepúlveda.
En el siglo XIII se habla de rehabilitación y se endurecen las penas para quienes la
permiten. Tomas de Aquino entra a considerar que tienen cierta utilidad pública, pero
se requiere poner límites a su oficio en lugar de eliminarlas de la sociedad; es un mal
menor, para proteger a la población en riesgo, y se concibe reservada exclusivamente a
los solteros, que no tienen otro recurso de satisfacción sexual. Las mujeres que trabajan
en la prostitución se agrupan en grandes mancebías, cercadas por murallas.
La mancebía es concebida por la sociedad bajo medieval como el mejor instrumento para
asegurar el orden social y la tranquilidad de villas y ciudades. Estos establecimientos fueron
reglamentados por Felipe II, suprimidos por Felipe IV en 1623, reimplantados por Carlos II, y
legalizados definitivamente en 1865. Existieron en las ciudades de Valencia, Mallorca, Córdoba,
Sevilla. La mancebía más importante fue la que se denominó Casa de Recogidas, fundada en La
Habana en 1776.
En Inglaterra había una cadena de burdeles cerca del puente de Londres, que en un principio
obtenía su licencia del Obispo de Winchester y luego del Parlamento. En 1611 bajo el reinado de
Enrique II se dictó una serie de ordenanzas, con las que se trató de evitar la propagación de las
enfermedades venéreas.
Con el advenimiento de la Reforma, las costumbres cambiaron totalmente, y se insistió sobre la
necesidad imperiosa de castidad. En 1650, en Inglaterra se llegó a considerar la fornicación
como una felonía, que al reiterarse podía acarrear la pena de muerte.
En la época del Renacimiento, entre los siglos XV y XVI, apareció la figura de la cortesana, mujer
de estatus alto que no estaba ligada al burdel, siempre presente en los principales
acontecimientos de la corte. A finales de esta época empezó a manifestarse una epidemia de
enfermedades venéreas, lo que fue aprovechado por los moralistas del proceso de la Reforma
(la división de la Iglesia Católica y el origen del Protestantismo), para la persecución y represión
del oficio y fue convirtiéndose en un problema legal e higiénico. Empezaron a aparecer los
primeros sifilicomios y se reglamentaron los exámenes médicos para las prostitutas; los sitios
donde se ejercía la prostitución surgieron en lugares especiales de la ciudad y con distintivos
como luces rojas; pero, cuando la epidemia de sífilis azotó a Europa se acusó de su aparición a
los burdeles y los cerraron, lo que llevo a que se diera en forma clandestina en mesones y
tabernas.
En las principales ciudades de España se había establecido La Compañía de Jesús (frailes
seguidores de San Ignacio de Loyola) que se opuso a la prostitución y la señaló como foco
generador de pecado y corrupción.
Sin embargo esa época de ruptura no consiguió por cierto que la prostitución desapareciera.
En 1751 comenzaron a cerrarse los burdeles y desde entonces la legislación se ocupa de las
ofensas contra la decencia en lugares públicos.

En el Nuevo Mundo
Guilhem 11 plantea que en los pueblos prehispánicos existió la poligamia y era bastante corriente
el intercambio de mujeres, por lo cual la prostitución se presentaba bajo la vertiente sagrada.
De esto dan cuenta fuentes escritas elaboradas durante la época Colonial por autores
españoles: conquistadores como Hernán Cortes, funcionarios y numerosos frailes como
Bartolomé de las Casas y Toribio de Benavente - Motolinía o los mismos indígenas quienes
hacían alusión a las ahuianime o alegradoras, que se dedicaban a ejercer la prostitución en la
cultura Azteca.
Ese planteamiento es corroborado también por Luis Carlos Mantilla 12 , quien de acuerdo con las
crónicas de algunos frailes franciscanos sobre las costumbres indígenas, dan cuenta de la
existencia de la prostitución sagrada y hospitalaria en el Nuevo Mundo.
De igual manera Rodríguez 13 afirma que realmente en Colombia la prostitución venal solo logró
establecerse a finales de la época de la Colonia, ya que las mujeres indígenas eran sometidas a
un estado de servidumbre donde además del trabajo se beneficiaban sexualmente de ellas,
institucionalizándose informalmente como relaciones de mancebía: las indias eran esclavas
comercializadas y por eso la prostitución se dio a nivel doméstico.
Los llamados “tratos de prostitución” ocurrían en el mismo lugar de residencia de uno de los
implicados, así la prostituta no era solo la que vendía su cuerpo, sino aquella que tenía tratos
con hombres al margen del matrimonio.
Las mujeres que ejercían la prostitución eran llamadas entre los indígenas Muzos y los Calimas
como cocojimas y entre los Muiscas chichizapquazas: eran mujeres que gozaban de respeto y
que también se dedicaban a la hilandería; los hombres les pagaban los servicios cultivándoles
maíz, o con algodón o con pita y aves de corral.
Sin embargo la conquista española trajo en buena parte la destrucción de las estructuras
indígenas y superpuso las europeas que fueron de carácter político, jurídico, económico, social e
ideológico; entonces se condenó la poligamia, la bigamia, el adulterio, la homosexualidad, el
estupro, la violación y por supuesto, la prostitución, debido a que con estas prácticas se violaba
el sexto mandamiento, no fornicarás, lo que demuestra las múltiples prohibiciones que se
erigieron en torno a la sexualidad.
Aunque la posición de la Iglesia había estado considerar la prostitución como un mal necesario
que protegía el honor de las mujeres casadas - motivo por el cual se abogo por la creación de las
Mancebías públicas -, al respecto la historiadora Pilar Jaramillo 14 dice que esta medida se
implemento también en algunos lugares de América, como Puerto Rico (1525), Santo Domingo
(1526) y México (1538), pero no en el Nuevo Reino de Granada. La Iglesia ordenaba que la
disolución de las costumbres se reprimiese severamente, considerando la prostitución como un
11
GUILHEM Oliver, Entre diosas. En: MARTINEZ, Aida y RODRÍGUEZ, Pablo. Placer, dinero y pecado. Historia de la prostitución en
Colombia. Aguilar. Bogotá. pág,217-246
12
MANTILLA R, Luis Carlos. La prostitución en Colombia. En: MARTINEZ, Aida y RODRÍGUEZ, Pablo. Placer, dinero y pecado.
Historia de la prostitución en Colombia. Aguilar. Bogotá. pág,217-246, Pgs255- 260
13
RODRÍGUEZ, Pablo. Servidumbre sexual. En: MARTINEZ, Aida y RODRÍGUEZ, Pablo. Placer, dinero y pecado. Historia de la
prostitución en Colombia. Aguilar. Bogotá. pág,217-246
14
JARAMILLO DE ZULETA, PILAR. Las arrepentidas. Reflexiones sobre la prostitución femenina en la colonia. EN: Boletín de
Historia y Antigüedades. Academia Colombiana de Historia. Editora Guadalupe Bogotá. Pg217--254 abril.- junio 2002
La casa de las recogidas de Santa Fe. Custodia de virtudes castigo de maldades orígenes de la cárcel del divorcio. EN: Boletín de
Historia y Antigüedades. Academia Colombiana de Historia. Julio-septiembre 1995

delito contra la moral, por lo que aplicaba castigos físicos y sociales incluyendo la excomunión,
no sólo para las mujeres infraganti, si no para todas las personas involucradas.
Las mujeres castigadas por ejercer la prostitución eran confinadas temporalmente en las Casas
de Recogidas, o el destierro (la ley determinaba que este se llevara diez leguas a la redonda del
lugar en el que hubiere sido sorprendida, pero como era frecuente que esta regresara al lugar
donde fue sorprendida, su reclusión en la Casa de Recogidas garantizaba el cumplimiento de la
ley), también era común el castigo con azotes o se les podía imponer la pena de muerte.
Sin embargo, a pesar de esta prohibición, la prostitución se dio clandestinamente. Esta se
practicaba en mesones cerca de las chicherías y lugares de juego.
La fundación de las Casas de Recogidas, en 1639 en Cartagena, y en Bogotá en el año 1892, fue
el inicio del penal femenino cuando la comunidad francesa del Buen Pastor tomo en sus manos
la custodia de estas mujeres y designo una sección para ellas nombrándola como las
Magdalenas. También se crearon en la Villa de la Candelaria, en donde se creó el convento del
Carmelo en 1791 y el Beaterio de Cali. Varios de estos sitios de recogimiento fueron nombrados
Casas de Misericordia, buscaban el control de las costumbres y proporcionaban amparo,
protección y socorro a aquellas mujeres cuyas circunstancias de abandono y soledad las exponía
a la prostitución y la mendicidad, o a contraer uniones libres y procrear hijos ilegítimos.
A estas mujeres se les llamaba arrepentidas, ya que su confinamiento buscaba su redención.
También se les conocía con el nombre de mujeres malas, mujeres perdidas, mujeres
escandalosas que hacen maldad de sus cuerpos, mujeres de vida, e incluso en algunos
procesos se les llamaba prostitutas.
En la mentalidad de esta época, las fronteras entre el delito y el pecado se desdibujan y
confunden hasta llegar a parecer la misma cosa. La estrecha relación existente entre la Iglesia y
la Corona hacían que la una y la otra se apoyasen en la reglamentación y control de las
costumbres; para ambas era claro que se trataba de pecados públicos, lo cual incluía los
amancebamientos, adulterios y mujeres escandalosas, perseguidas implacablemente por
corregidores y alcaldes a través de rondas.
La Prostitución En la Edad Moderna
A lo largo de la Edad Moderna, la prostitución sigue siendo prohibida y rechazada por un
cúmulo de conceptos morales y éticos; el Estado ha entrado a proferir una serie de leyes y
acuerdos en torno a ella con un espectro tan amplio que alcanza desde la pena de muerte,
como en algunos países islámicos como Nigeria e irán, hasta su consideración como un oficio
como es el caso de Holanda desde el 2000 y Alemania desde el 2001.
Actualmente, el fenómeno de la prostitución se ha generalizado y complejizado con otros
fenómenos como la Trata de personas, el turismo sexual, el abuso y explotación sexual infantil y
la pornografía, convirtiéndose en grandes emporios de comercio sexual.
En los últimos tiempos los investigadores han intentado separar la cuestión moral de la realidad
de la prostitución y el dilema ya no se plantea desde una moralidad, si no del dilema de ser
abolida como forma de explotación o como una profesión que hay que reglamentar. Muchos
países han venido regulándola a nivel legal desde mediados del siglo XX hasta nuestros días.

En la práctica los gobiernos han establecido tres marcos legales básicos sobre la prostitución 15 :
• La prohibición: La prostitución es un acto ilícito, un signo de injusticia social y tiene que
ser eliminada del todo, empezando por penalizarla. El comercio sexual es un ultraje a la
moral pública y privada. Así sucede, por ejemplo, en Tailandia, los Estados del Golfo y en
la mayor parte del territorio de Estados Unidos.
• El abolicionismo: La prostitución debe ser totalmente erradicada, la ley prohíbe ciertas
actividades relacionadas con el hecho de pagar por sexo: buscar clientes, anunciarse,
vivir de las ganancias de la prostitución, reclutar prostitutas o ayudarlas a pasar de un
país a otro. Este es el marco legal más frecuente del sexo comercial en toda Europa
Occidental, la India, el Sudeste asiático, Canadá, Australia y el Pacífico y la mayoría de los
países de América Latina.
• La reglamentación: Acepta la prostitución, pero debe ser controlada y por ende
regulada. Implica la existencia de excepciones al derecho penal para aquellos sectores de
la industria sexual que cumplan ciertas condiciones. En el caso de las trabajadoras del
sexo, esos sistemas suelen imponer controles de salud obligatorios, como por ejemplo
en Suecia, Republica Checa y Australia.
El mantenimiento de la ilegalidad de la prostitución en muchos países se basa en tres ideas:
§ Está ligada al delito organizado
§ es responsable de gran parte del delito menor
§ es la causa del aumento de las infecciones sexualmente trasmisibles.
En el 1949, a nivel internacional, 72 Estados de las Naciones Unidas firman el Convenio para la
Represión de la Trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena, en el cual se
reconoce que la prostitución y la Trata de personas son incompatibles con la dignidad y el valor
de la persona humana.
Sin embargo, como lo plantea Ada Trifiró, desde los años ‘70 en muchos otros países se han
dado movimientos de mujeres que abogan por la legalización de la prostitución y frente a esta
polémica las agrupaciones de mujeres del mundo entero aparecen divididas en dos corrientes:
§ Las que quieren erradicar la prostitución, como la Coalición No Gubernamental contra la
Trata de Mujeres, consideran la legalización de la prostitución como una explotación
institucionalizada, planteando que la mujer queda reducida a objeto de explotación y
comercialización, siendo una de las peores violencias que se puede ejercer contra las
mujeres. Acusan a los partidarios de reconocer los derechos de las prostitutas de
representar los intereses de chulos y proxenetas.
§ Los grupos, radicados principalmente en el Reino Unido, los Países Bajos y Estados
Unidos, que consideran a las prostitutas “trabajadoras del sexo” y defienden sus
derechos. Afirman que las abolicionistas permanecen encerradas en la torre de marfil de
un feminismo académico, ajeno a la realidad que viven las prostitutas; consideran que
no se puede ayudar a las trabajadoras del sexo si se condena a sus empleadores a la
clandestinidad. En cambio es posible tratar de mejorar su situación, garantizando a esas
trabajadoras un trato justo y protección frente a los riesgos profesionales.
15 http://es.wikipedia.org/wiki/Prostituci%C3%B3n

Este es, seguramente, el último capítulo del debate: el papel del Estado.
Los grupos que abogan por los derechos de las prostitutas presentan divisiones internas. Unos
defienden la despenalización completa, es decir, sin reglamentación ninguna, y otros militan a
favor de una legalización controlada. Con ella, se instaurarían por ejemplo controles sanitarios,
zonas de prostitución libre alejadas de los barrios residenciales, y, en suma, cobertura social
para las profesionales con todo lo que ello implica: pagar impuestos sobre la renta, pero
también tener derecho a seguridad social y jubilación.
Los movimientos sociales de mujeres que ejercen la prostitución en el mundo se han venido
organizando y existen ya grupos como COYOTE (Estados Unidos), ASPASIE (Ginebra), HYDRA
(Alemania) y HETAIRAS (España).
La prostitución en Colombia y Medellín.
La historiadora Catalina Reyes 16 nos ofrece la posibilidad de hacer un recorrido sobre el
fenómeno de la prostitución en Colombia y Medellín.
Desde la primera época de la vida Republicana se ha tratado de impedir este fenómeno con
medidas prohibitivas y represivas.
En el año 1828, se decreta organizar el cuerpo de Policía que - entre otras tareas – debe frenar
la presencia de casas de prostitución y perseguir a las personas que la ejercen, poniéndolas en
manos de los jueces de primera instancia, a quienes corresponde dictar la sentencia respectiva y
la aplicación de medidas correctivas (reclusión, corrección mediante el trabajo, retorno al
domicilio o destierro a nuevas poblaciones).
Sin embargo, estas medidas no dan el resultado esperado y, en el año 1837, durante la
presidencia de José Ignacio de Márquez, se expide el Primer Código Penal de la Republica de la
Nueva Granada, que fija nuevos castigos: la vergüenza pública, el presidio, trabajos forzados o
confinación para quienes ejerzan y permitan la prostitución. Estas medidas tampoco dan
resultados positivos y, en 1843, se hace una nueva campaña para expulsar a las mujeres que
ejercen la prostitución. En Antioquia, entre los años 1863 y 1874, muchas mujeres públicas son
enviadas a un lugar llamado Patiburillo, cercano al río Cauca y, en el 1886, se crea en Bogotá el
servicio sifilítico, en el cual las meretrices se deben registrar.
En el año 1888, el Congreso concierta la venida al país de la Comunidad de las Hermanas del
Buen Pastor para fundar una casa de Recogida donde las “mujeres perdidas” puedan
regenerarse mediante el trabajo y la educación.
En el año 1892 se crea la Policía Nacional y se establecen controles más severos: las mujeres
públicas son alejadas del centro de la ciudad y se les prohíbe circular después de las diez de la
noche.
Concluida la guerra de Los Mil Días en el año 1903, surgen las primeras medidas de tolerancia.
Los primeros veinte años del XX siglo caracterizan el periodo de la industrialización, y con ella se
16 REYES CARDENAS, Catalina. La condición femenina y la prostitución en Medellín durante la primera mitad del siglo XX. EN:
MARTINEZ, Aida y RODRÍGUEZ, Pablo. Placer, dinero y pecado. Historia de la prostitución en Colombia. Aguilar. Bogotá. pág,217-
246

comienza a dar trasformaciones en el ámbito económico, político y cultural: aumenta la
prostitución en Medellín.
El fenómeno se asocia a la migración campesina, pues las fábricas y el trabajo doméstico no
alcanzan a absorber toda la población femenina en capacidad de trabajar. Por otra parte, los
bajos salarios - sobre todo los de las mujeres, hasta 40% más bajos que los de los hombres-,
obligan a algunas obreras a completar sus ingresos con esta actividad. Algunas jóvenes
campesinas desprotegidas, lejos del hogar y sin los controles tradicionales, desarraigadas
cultural y afectivamente, acceden fácilmente a este oficio, terminando para ejercer la
prostitución ocasionalmente o definitivamente.
En el año 1907 se establece el Decreto 35 “Sobre mujeres públicas” que plantea:
§ la necesidad de un permiso de la Gobernación para establecer casas de prostitución
§ la obligación de inscribirse para el control médico y portar un carné (abolido con la
Constitución de 1991),
§ la prohibición del oficio para menores de 15 años
§ la demarcación de zonas de la ciudad donde las mujeres no pueden vivir
§ la prohibición de permanecer en lugares públicos, mantener abiertas las puertas y
ventanas de su casa o transitar por las calles llamando la atención.
Un proyecto sobre Policía de las costumbres, preparado en el año 1915 por el doctor Emilio
Robledo para la Junta Central de Higiene de Medellín, en donde se exponen recomendaciones
de medidas educativas, preventivas y terapéuticas, y se mira a la mujer pública como víctima de
la sociedad, orienta en los años siguientes el esfuerzo de instituciones religiosas, acciones
gubernamentales y los planteamientos de las primeras feministas colombianas.
En el año 1917 se presenta un incremento de las enfermedades venéreas y se crea el Instituto
Profiláctico. Durante esta época, en Medellín, el sector de Guayaquil se había consolidado como
un sitio de intensa actividad comercial y con una agitada vida nocturna: una fuerte presencia de
hoteles y cantinas aceleró el desarrollo de la prostitución. Ya en los años 1920, Medellín cuenta
- además de Guayaquil - con otras zonas donde se ejerce prostitución: el Chágualo (cerca de San
Vicente de Paúl), Orocué (en Maturín con Cúcuta), y la Bayadera en La Toma. Poco después se
consolida "El Llano", situado en los alrededores del cementerio de San Pedro y más conocido
como Lovaina (esta última zona se fue especializando en los años ‘80 como zona de vicio y de
travestís, como funciona actualmente en menor grado).
El burdel se convierte en un sitio importante de sociabilidad masculina y se le describe como
sitio tétrico pero a la vez excitante. La prostitución cumple tres funciones fundamentales:
§ iniciar a los jóvenes,
§ satisfacer a los célibes,
§ apaciguar a los maridos insatisfechos.
Los burdeles no sólo son teatros del placer, sino espacios más libres que se convierten en sitios
de reunión de estudiantes, bohemios, artistas e intelectuales.
En 1951, mediante el decreto 517, la Alcaldía intenta trasladar de forma represiva a todas las
prostitutas al barrio Antioquia, convirtiéndolo en zona de tolerancia, a pesar de la oposición de
sus pobladores. En los años ’70 florece el negocio de la marihuana y del contrabando, y el barrio

se posiciona come centro de operaciones de bandas de hampones y jaladores de carros, y de
narcotraficantes. Estos últimos modifican la valoración de la condición social de la mujer, ya que
ahora puede ser “mula” y su cuerpo ya no solo es útil para el comercio del sexo sino como
escondite para introducir droga en los Estados Unidos.
... Una de las diferencias marcadas entre el hombre antioqueño tradicional y el que ha surgido al
compás de la nueva economía, es su posición frente a la fidelidad marital: el primero predicaba
la monogamia formal y solo era infiel ocasionalmente en los prostíbulos, y por ello una de las
caracterizaciones de la cultura antioqueña era la presencia en pueblos y ciudades del llamado
barrio o zona de tolerancia... la infidelidad ocasional del prostíbulo dio paso al amancebamiento
permanente con varias mujeres y nuevas formas de prostitución. El prostíbulo languideció e
irrumpen verdaderas bandas de jóvenes y bellas mujeres que ingresan a los carteles de estos
nuevos reyes para contribuir a su esparcimiento. 17
En el texto de la Secretaria de Gobierno de la Alcaldía de Medellín 18 encontramos alusión a los
textos del Código Nacional de Policía, al Código Penal y al Código de Convivencia Ciudadana de
Antioquia en los cuales se reglamenta acerca del ejercicio de la prostitución:
“La responsabilidad del Estado para rehabilitar a las personas que ejerzan la prostitución y
prevenirla. La prostitución no es punible y da facultad a las Asambleas y Concejos de
reglamentarla”.
En el año 2002, se da la Ordenanza N°18, por la cual se establece el Código de Convivencia de
Ciudadanía de Antioquia que se ocupa del tema de la prostitución en el capítulo IV, desde los
artículos 69 al 77.
En el año 2006, la Alcaldía de Medellín expide su propio Manual de Convivencia ciudadana que,
en su Título III – capitulo V – habla de la Protección a las personas que ejercen la prostitución
(de Art.78 a 81).
Esta última es la reglamentación vigente en nuestro medio acerca del ejercicio de la
prostitución. Sin embargo es un tema que sigue siendo polémico por lo cual se sigue trabajando
en el Consejo de Medellín.....
En Colombia la prostitución no es un delito, tampoco es protegida por ningún tipo de ley. El
Código Penal Ley 599 de 2002 en su artículo 214 prohíbe cualquier clase de proxenetismo. Hasta
ahí se entiende que el marco legal estipula la prostitución como un acto voluntario de
subsistencia. De ahí las alusiones de la Corte: "La corte no pretende desconocer el derecho al
libre desarrollo de la personalidad que tienen las prostitutas y travestís en cuestión. En modo
alguno ignora que las actividades de la prostitución y el travestismo en sí misma no están
prohibidos. Ambos pueden ejercerse pero de manera razonable y proporcionada".
17 ARANGO, JARAMILLO. Mario. Impacto del Narcotráfico en Antioquia. Editorial J,M Medellín 1988 p.35
18 ALCALDIA DE MEDELLÍN. Secretaria de Gobierno. La prostitución en Medellín. Un acercamiento a la problemática.
Litograun, 2003. Medellín 72-76 PÁGS131.

ANÁLISIS Y REFLEXIÓN SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS Y EL EJERCICIO DE LA PROSTITUCIÓN
En el desarrollo de este trabajo mucho se ha conceptualizado sobre ciudadanía, derechos
humanos y prostitución; pero finalmente, como lograr entrecruzarlos y trascender más allá del
discurso, para finalmente poner sobre la mesa la reflexión de ¿Cómo cada uno y cada una no
sólo del común y corriente, sino desde las instituciones mismas y el Estado, hemos facilitado
y/o vulnerado los Derechos Fundamentales de las Mujeres que Ejercen la prostitución de y en
la Ciudad de Medellín?
Entonces es necesario devolvernos nuevamente al concepto de ciudadanía, entendido como un
“espacio en el que se participa, se delibera, se comunica, se cede la palabra, se concierta”.
La historia nos dice y nos muestra otra cosa, como dice el titulo del articulo ya mencionado de
Juan Diego Parra del suplemento de El Colombiano, que dice: Las meretrices: Siempre
excluidas, siempre incluidas”: las mujeres que ejercen la prostitución han estado siempre
presentes en la ciudad, han ocupado un espacio físico, y han estado en la mirada de los
ciudadanos y gobierno, pero los únicos acercamientos que se ha tenido con estas mujeres han
sido para expulsarlas, criticarlas, estigmatizarlas e invisibilizarlas, y peor aún minimizarlas.
En 1951, por ejemplo, fue simple “subirlas a unas volquetas y llevarlas para el Barrio Antioquia”,
barrio que además las violento protestando contra ellas con el argumento de que dañarían el
sector.
Sin embargo, las mujeres en ejercicio de prostitución continúan allí, arraigadas en sus espacios,
sin dejarse despropiar, unas han perdido la vida, otras han sido expulsadas. Sólo unas cuantas, y
solas ellas han tenido su propia forma de ciudadanía.
Las mujeres que ejercen la prostitución en Medellín siguen siendo protagonistas silenciosas de
una ciudad que expropia, de una ciudad que abandona; aunque no tan organizadas y
empoderadas como las mujeres europeas, hoy hay indicios del inicio de su organización.
Corporación Primavera, Fundación Nace una Estrella, Rescatando Valores son organizaciones
lideradas por mujeres que aún desde la desesperanza, comenzaron una transformación y una
interlocución al interior de sí mismas y hoy pueden presentar a la Ciudad de Medellín una forma
de hacer Ciudadanía. Estas tres instituciones generan empleo, interlocutan con el gobierno y
contratan con él, desde y para sus necesidades, simplemente construyen ciudadanía.
Respecto al tema de derechos humanos… que pasa con los Derechos de las Mujeres que
ejercen la Prostitución, quien restituye o restablece sus Derechos? ¿Cómo sensibilizar a quienes
señalan, juzgan y excluyen a las mujeres que ejercen la prostitución, sobre el asunto que ellas
fueron niñas o adolescentes y en una etapa de su vida, por múltiples motivos, no tuvieron
acceso a algunos derechos fundamentales, como la educación, o la salud? Y si en ese momento
hubiesen tenido la oportunidad, quienes serían o representarían hoy para nuestro país?
Pero aún siguen siendo golpeadas por tales exclusiones y por esto, desde nuestra Corporación,
queremos restituirles este derecho.
Esta es una tarea que tiene que involucrar a ellas, a las organizaciones y a los sectores del
Estado, para que realmente se cumpla el objetivo de construir ciudadanía.

En las últimas décadas las ONGS Internacionales entran a participar con el Estado (Alcaldía de
Medellín. Programa una Vida más Digna), La Iglesia (Comunidad de Hermanas del Buen Pastor,
Comunidad de Hermanas Oblatas, Pastoral Social), y las Universidades (Universidad de
Antioquia, Luis Amigo), en la búsqueda e implementación de proyectos y programas para la
atención de las mujeres que ejercen la prostitución.
En este sentido, podemos decir que existe un avance en este campo, pero el trabajo aún es
difícil de recorrer, mientras la ciudadanía siga con sus miradas moralistas y paternalistas y
mientras el Estado no sea capaz de asumir su función de garante del bienestar social de su
pueblo.
La Corporación Espacios de Mujer…
Para referirse a esta población, Espacios de Mujer no utiliza los siguientes términos, por
considerarlos restrictivos:
PROSTITUTA: en el transcurso de la historia siempre ha tenido una acepción negativa,
invisibilizando a las mujeres como sujetas políticas.
PROSTITUIDA: es una palabra que se refiere solamente a mujeres que están obligadas a
la prostitución por una situación o sujeto externo. Utilizar este término significa negar su
libre elección frente al oficio y las hace aparecer como víctimas.
TRABAJADORA SEXUAL: no existe una identidad a nivel individual y colectivo por parte
de las mismas mujeres, con respecto a la necesidad de reivindicar este oficio como un
trabajo con garantías laborales y seguridad social.
MUJERES EN SITUACIÓN DE PROSTITUCIÓN: la prostitución no es una situación que se
vive pasivamente, como por ejemplo la pobreza, la guerra o la violencia, sino una opción
que en algún momento una mujer puede tomar bajo condicionamiento de las
circunstancias.
La Corporación Espacios de Mujer se ha apropiado del término MUJERES QUE EJERCEN LA
PROSTITUCIÓN, para referirse a la población sujeta de su misión, ya que esta es una definición
neutra que las incluye a todas: las que están obligadas y las que no. Además, es una definición
respetuosa porque insiste sobre la subjetividad (son ellas las que cumplen la acción de ejercer).
Su ser se queda integro: son mujeres que por diferentes circunstancias ejercen este oficio.
Actualmente la Corporación, ha ampliado su acción al concepto de mujeres en contexto de
prostitución, porque a través de este se incluye al grupo de mujeres que, por la cercanía a las
dinámicas de la prostitución, son vulnerables a ejercer este oficio.
Así mismo para la Corporación es importante haber construido un referente metodológico
conjuntamente con las mujeres, que hace parte de la filosofía de la organización.