Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde

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24.04.2013 Views

Etorritako guztioi, egunon. También nuestra bienvenida especial para quienes nos visitáis aquí en Euskadi en estos días. Queremos agradeceros enormemente la posibilidad que tenemos de pensar juntos, de elaborar también las propuestas, nuestras ideas, nuestros sueños en común para los próximos tiempos. Se suele decir que lo que no se ve no existe, y es cierto. Y lo que no se debate no se arregla, también. Y que una idea por muy maravillosa que sea nunca se puede llevar a cabo si no hay un proceso de aprendizaje. Identidad e igualdad son dos de los grandes debates que acompañan a otros dos debates que van parejos: — El debate sobre el Desarrollo Sostenible. Un desarrollo equilibrado, un desarrollo no sólo pensando en nosotros sino pensando también en nuestros hijos, en nuestras hijas, pensando en que el mundo no comenzó cuando nosotras y nosotros nacimos, ni terminará cuando nosotros vayamos a morir. No. — Y además, en segundo lugar, el debate sobre la pobreza. El debate sobre la pobreza es el gran debate de fondo que va a ordenar el nuevo orden mundial; que no puede ser basado en la guerra, en el aplastamiento, en la superioridad física, en la superioridad de los hombres sobre las mujeres por condiciones físicas. Es evidente que el nuevo orden mundial se tiene que configurar en un espacio de igualdad, en un espacio de respeto a la identidad, en un espacio compartido de la vida cotidiana, de la vida social, de la vida política entre hombres y mujeres. Y sólo si somos capaces de conjugar bien este binomio de la identidad y de la igualdad estaremos en condiciones de apostar por proyectos sanos de país y de personas. El debate creo además que se hace en un momento oportuno. No porque éste sea un tema que se venga trabajando precisamente desde este año, desde los últimos meses, pero es que en los últimos tiempos se han dado determinadas decisiones de naturaleza política, de naturaleza social, de naturaleza económica, que creo que vamos a tener ocasión de debatir en estas jornadas hoy y mañana, y que son de enorme interés. Yo personalmente creo que en gran parte el diseño en torno a la ciudadanía, el diseño en torno a las sociedades que hoy tenemos parte de lo que fue aquella declaración de título incompleto, como veréis, que en 1789 se refería diciendo: “Declaración del hombre y del ciudadano” (1789). Y decía en su artículo 16, más o menos: “Una sociedad que no tiene separación de poderes y que no tiene garantizados los derechos de las personas, no tiene Constitución”. Bueno, yo creo que eso es un principio que muchos años más tardes, bastantes años más tarde, sigue plenamente vigente. Yo estoy convencido que el siglo XIX y XX ha sido un siglo en el que, a veces con más voluntad que acierto, hemos intentando dar solución al primero de los paradigmas, la separación de los poderes, pero no hemos dado respuesta al segundo: garantizar los derechos de las personas. Y el gran dilema del siglo XXI, bajo mi punto de vista, el gran dilema constitucional en Europa, en España, en Euskadi, es exactamente cómo construir la sociedad: si construir la sociedad desde los poderes, con la inercia que hasta ahora llevamos desde esa separación de poderes que hemos construido más o menos de manera decente en el conjunto de 9

Etorritako guztioi, egunon. También nuestra bienvenida especial para quienes nos visitáis aquí en<br />

Euskadi en estos días. Queremos agradeceros enormemente la posibilidad que tenemos de pensar<br />

juntos, de elaborar también las propuestas, nuestras ideas, nuestros sueños en común para los próximos<br />

tiempos.<br />

Se suele decir que lo que no se ve no existe, y es cierto. Y lo que no se debate no se arregla, también.<br />

Y que una idea por muy maravillosa que sea nunca se puede llevar a cabo si no hay un proceso<br />

de aprendizaje.<br />

Identidad e igualdad son dos de los grandes debates que acompañan a otros dos debates que van<br />

parejos:<br />

— El debate sobre el Desarrollo Sostenible. Un desarrollo equilibrado, un desarrollo no sólo pensando<br />

en nosotros sino pensando también en nuestros hijos, en nuestras hijas, pensando en<br />

que el mundo no comenzó cuando nosotras y nosotros nacimos, ni terminará cuando nosotros<br />

vayamos a morir. No.<br />

— Y además, en segundo lugar, el debate sobre la pobreza. El debate sobre la pobreza es el<br />

gran debate de fondo que va a ordenar el nuevo orden mundial; que no puede ser basado en<br />

la guerra, en el aplastamiento, en la superioridad física, en la superioridad de los hombres sobre<br />

las mujeres por condiciones físicas.<br />

Es evidente que el nuevo orden mundial se tiene que configurar en un espacio de igualdad, en un<br />

espacio de respeto a la identidad, en un espacio compartido de la vida cotidiana, de la vida social,<br />

de la vida política entre hombres y mujeres. Y sólo si somos capaces de conjugar bien este binomio<br />

de la identidad y de la igualdad estaremos en condiciones de apostar por proyectos sanos<br />

de país y de personas.<br />

El debate creo además que se hace en un momento oportuno. No porque éste sea un tema que se<br />

venga trabajando precisamente desde este año, desde los últimos meses, pero es que en los últimos<br />

tiempos se han dado determinadas decisiones de naturaleza política, de naturaleza social, de<br />

naturaleza económica, que creo que vamos a tener ocasión de debatir en estas jornadas hoy y<br />

mañana, y que son de enorme interés. Yo personalmente creo que en gran parte el diseño en torno<br />

a la ciudadanía, el diseño en torno a las sociedades que hoy tenemos parte de lo que fue aquella<br />

declaración de título incompleto, como veréis, que en 1789 se refería diciendo: “Declaración<br />

del hombre y del ciudadano” (1789). Y decía en su artículo 16, más o menos: “Una sociedad que<br />

no tiene separación de poderes y que no tiene garantizados los derechos de las personas, no tiene<br />

Constitución”. Bueno, yo creo que eso es un principio que muchos años más tardes, bastantes<br />

años más tarde, sigue plenamente vigente. Yo estoy convencido que el siglo XIX y XX ha sido un siglo<br />

en el que, a veces con más voluntad que acierto, hemos intentando dar solución al primero de<br />

los paradigmas, la separación de los poderes, pero no hemos dado respuesta al segundo: garantizar<br />

los derechos de las personas. Y el gran dilema del siglo XXI, bajo mi punto de vista, el gran<br />

dilema constitucional en Europa, en España, en Euskadi, es exactamente cómo construir la sociedad:<br />

si construir la sociedad desde los poderes, con la inercia que hasta ahora llevamos desde esa<br />

separación de poderes que hemos construido más o menos de manera decente en el conjunto de<br />

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