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Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde

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Ahora bien, así planteada la no interferencia representa una cierta indiferencia al poder o a la dominación,<br />

y por tanto tolerante respecto de muchas relaciones, ya sea en el hogar o en otros sitios.<br />

Dentro del debate filosófico que se está produciendo sobre el republicanismo, hay algún enfoque<br />

que nos permite pensar en la posibilidad de hallar el nexo entre la libertad positiva y negativa.<br />

Philip Pettit (6) propone pensar la libertad como no-dominación, la cual exige que nadie sea capaz<br />

de interferir arbitrariamente en las elecciones de la persona libre. La promoción de la libertad<br />

como no dominación, representa que la gente está defendida de la posibilidad de interferencias<br />

arbitrarias en su vida.<br />

En los modernos estados del bienestar se está todavía muy lejos de conseguir la libertad como nodominación<br />

para las mujeres (y también para otros colectivos sociales). En la medida en que cualquier<br />

mujer puede ser maltratada arbitrariamente por su marido, el ser mujer es un distintivo de vulnerabilidad.<br />

Como bien señala Pettit las mujeres aún tienen que padecer una vulnerabilidad especial<br />

en sus hogares, en una variedad de puestos de trabajo y en las calles de diferentes ciudades.<br />

Esta vulnerabilidad es producto de un conjunto profundamente arraigado de prejuicios respecto<br />

del papel de las mujeres, y cuando las mujeres procuran, individual o colectivamente, por la mejora<br />

de su situación, a menudo se encuentran con que las instituciones de la sociedad les son hostiles.<br />

Este sería uno de los aspectos de la libertad como no-dominación, otro sería el de la independencia<br />

socioeconómica. La independencia ha sido teórica e históricamente el criterio central para la<br />

ciudadanía y, en los estados del bienestar, el trabajo remunerado es la clave para la ciudadanía.<br />

Sin embargo, no todas y todos los miembros de la sociedad tienen igual acceso al mercado laboral.<br />

De ahí la importancia de repensar la división del trabajo remunerado y no remunerado entre<br />

hombres y mujeres. Cuando se analiza el trabajo, se parte de la noción de que es sinónimo a empleo,<br />

es decir, únicamente se considera trabajo aquella actividad que, al vincular trabajo y remuneración,<br />

permite un grado de autonomía económica. Ahora bien, el trabajo remunerado es una<br />

forma particular de trabajo entre las distintas que existen. La mayoría de las familias —de las mujeres<br />

en especial—, dedican un mayor número de horas al trabajo no asalariado, y que, sin embargo,<br />

es necesario para la subsistencia de todos los individuos. Este “segundo” tipo de trabajo se<br />

encuentra atrapado en un sistema de reglas propio que, frecuentemente, entra en contradicción<br />

con los principios generales del trabajo remunerado. No olvidemos que el trabajo remunerado ha<br />

ido heredando los resultados de las luchas y pactos sociales entre las personas asalariadas y el capital,<br />

mientras que los trabajadores y trabajadoras no remuneradas carecen de muchos de los derechos<br />

sociales y políticos de las restantes personas trabajadoras. Es importante —aún hoy— pensar<br />

en una igualdad social, pero no sólo a partir de una participación política sino también a par-<br />

(6) Pettit, Ph. (1997) Republicanism: A Theory of Freedom and Government. Oxford: Clarendon Press. [Traducción Ed.<br />

Paidós, Barcelona, en prensa].<br />

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