Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde
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2. Una perspectiva<br />
feminista<br />
La cuestión de las condiciones de vida es una cuestión profundamente feminista ya que define el<br />
terreno en el que las mujeres se ven llamadas a desempeñar el papel de garantes finales. Por un<br />
lado, recae históricamente sobre ellas la responsabilidad del proceso de adaptar de forma efectiva<br />
las vidas a las rentas, a las condiciones de trabajo y a la inseguridad social, y por el otro, se<br />
les excluye de los lugares de decisión de las reglas sociales así como del gobierno de los procesos<br />
de producción y de distribución. Las mujeres tienen, por lo tanto, un gran interés, político y teórico,<br />
en analizar adecuadamente las condiciones de vida y reflexionar sobre la complejidad y sus<br />
profundas tensiones. Tienen también interés en que se explicite el reparto de las tareas (retribuidas,<br />
domésticas y de cuidar) y de las responsabilidades individuales y sociales respecto a la sostenibilidad<br />
de la vida.<br />
La complejidad de la vida como proceso en el tiempo se debe sobretodo a las múltiples capacidades<br />
individuales definidas en el espacio multidimensional como cuerpo, mente y relaciones sociales;<br />
en segundo lugar, a la interacción activa de los individuos, hombres y mujeres, con la organización<br />
social; finalmente, al papel del tiempo a la hora de asentar comportamientos consuetudinarios<br />
y convencionales que ayudan a interiorizar las reglas del comportamiento. Estos aspectos<br />
de la complejidad definen lo que podríamos llamar un sistema social vivible que constituye la<br />
base sobre la que se apoyan los procesos de producción e intercambio, determinados en el tiempo<br />
y en el espacio. Para definir este sistema en su concreción es esencial usar el conocimiento de<br />
los cuerpos, las pasiones de la vida y las relaciones que forman parte de la experiencia del cuidado<br />
de las mujeres. Para captar las trascendencias más relevantes y sus tensiones, también es importante<br />
atesorar los conflictos en los que actúan las mujeres. Se trata en primer lugar de un conflicto<br />
entre mujeres y hombres acerca del reparto de tareas, recursos y mutuas responsabilidades<br />
respecto a las y los miembros no autosuficientes de la población. Este conflicto de género se convierte,<br />
frecuentemente, en un conflicto entre generaciones que también contrapone a las mujeres<br />
entre ellas. El conflicto familiar es muy particular pues, generalmente, se negocia en un contexto de<br />
relaciones afectuosas, pero es afectado por pulsiones muy fuertes, que no se pueden aislar de<br />
otros conflictos como los de entre clases y grupos de interés que se esconden y descargan en los<br />
núcleos de convivencia doméstica, con efectos a menudo devastadores sobre la calidad de las relaciones<br />
íntimas entre hombres y mujeres y generaciones... (6)<br />
(6) En los núcleos familiares existe también un conflicto entre tradición y búsqueda continua de los modelos culturales<br />
y de identidad adaptados a vivir en contextos sociales en rápida transformación, en un mundo de sujetos nómadas y expuestos<br />
al estímulo de los medios de comunicación de masa.<br />
Las mujeres son un sujeto nómada por definición porque construyen su identidad contra corriente, contra los papeles establecidos<br />
por un poder que***<br />
El Human Development Report del <strong>2004</strong>, publicado por el PDNU, está dedicado a la fundamental libertad individual de<br />
elegir la cultura adaptando códigos de comportamiento social y de expresión que, partiendo de la vida individual, experiencia<br />
no aislada sino específica, sean capaces de tener en cuenta la multiplicidad de las situaciones y de los estímulos<br />
a los que están expuestos hombres y mujeres.<br />
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