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Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde

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trabajo doméstico, 31,3% a rentas monetarias (salariales en su mayoría) y 17,9% a salario social.<br />

No sería exagerado afirmar que el salario global calculado se corresponde con el salario que permite<br />

la reproducción del status social de dicho grupo, el salario de subsistencia histórica del que<br />

hablaban los clásicos. En todo caso, el dato importante es ese 50,8% de las necesidades familiares<br />

que quedan cubiertas con el trabajo doméstico. Aunque el "salario de subsistencia" no estuviese<br />

muy ajustado, el 50,8% de trabajo doméstico es un porcentaje lo suficientemente significativo<br />

como para poder concluir que el grupo de renta baja requiere necesariamente de dicho trabajo<br />

para asegurar su subsistencia y reproducción.<br />

La situación del grupo de renta media no difiere sustancialmente del de renta baja en lo que a necesidades<br />

de trabajo doméstico se refiere. El aumento de renta monetaria se destina fundamentalmente<br />

a contratar, de forma privada, los servicios ofrecidos por la Administración Pública y a incrementar<br />

otro tipo de consumo. Así, aunque las rentas globales sean un 26% superiores a las del<br />

grupo de renta baja, el trabajo doméstico continúa representando un porcentaje muy significativo,<br />

el 40,9%. Por tanto, la conclusión no difiere de la anterior: el grupo de renta media no puede subsistir<br />

ni reproducirse sin realizar trabajo doméstico.<br />

Las diferencias del grupo de renta alta se muestran especialmente agudas —y, significativas—<br />

cuando atendemos a la distribución de la renta global entre los tres tipos de ingresos considerados:<br />

el salario social es casi insignificante (2,2%), el trabajo doméstico disminuye notablemente<br />

(20,5%) y las rentas monetarias ocupan el porcentaje más importante (77,3%). De donde es difícil<br />

sostener que los hogares estudiados de renta alta necesiten del trabajo doméstico para asegurar<br />

su reproducción. Es más que probable que pudieran adquirir todos los servicios necesarios en el<br />

mercado (4).<br />

En conclusión, las valoraciones realizadas nos ratifican que el trabajo familiar doméstico —realizado<br />

fundamentalmente por las mujeres— es imprescindible para la reproducción del sistema socio-económico.<br />

Por tanto, es innegable que la aportación de las mujeres a la riqueza social es notablemente<br />

superior a lo que el discurso y las cifras oficiales nos quieren hacer creer.<br />

Esta conclusión reafirma la urgente necesidad de incorporar el trabajo familiar doméstico en los<br />

modelos reproductivos si se pretende representar la realidad y analizar sus relaciones sociales y<br />

económicas.<br />

2.3 LA APORTACIÓN NO<br />

TANGIBLE DE LAS MUJERES<br />

A LA RIQUEZA SOCIAL<br />

Como hemos destacado en anteriores ocasiones, el trabajo de cuidados tiene una componente<br />

importante subjetiva, intangible, imposible de cuantificar, que guarda relación con los necesarios<br />

(4) Naturalmente, como se advirtió más arriba, nos referimos sólo a aquellos bienes y servicios que tienen sustituto de<br />

mercado.<br />

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