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Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde

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doras sino para que se amplíen los derechos de los padres. El patrocinio estatal del cuidado paternal<br />

con esquemas de bajas para ellos constituye una novedad y representa una redefinición radical<br />

de las obligaciones y derechos del cuidado. Los primeros en ofrecer ese derecho, a partir de<br />

los años setenta, fueron los países escandinavos. La baja parental de género neutro produjo un<br />

elevado número de solicitudes por género y, más adelante se reservaron períodos especiales de la<br />

baja a los padres en forma de “cuota paternal” o “baja de los papás.” La legislación estipula, estimulando<br />

el cuidado paternal con una ligera presión, que si los padres no hacen uso de su cuota,<br />

la familia pierde el derecho a disfrutar de ese período de baja. Italia, que ya disponía de uno de<br />

los sistemas más generosos para las madres trabajadoras, aprobó una ley en marzo de 2000 que<br />

se parecía mucho a la escandinava y que aumentaba la baja si parte de ella la disfrutaba el padre<br />

(26). Que se adopten planes de bajas paternales indica que se ha producido un punto de inflexión<br />

en las políticas que tienen que ver con la conceptualización del cuidado desde una percepción<br />

de género, incluso aunque en la actualidad exista principalmente al nivel simbólico.<br />

Las madres (y padres) solteras de la mayoría de los países suelen tener acceso a las prestaciones<br />

adicionales o tienen prioridad a la hora de recibir servicios, aunque a menudo eso dependa de<br />

las necesidades. Pero el umbral marcado, el nivel de apoyo económico ofrecido, los requisitos adicionales<br />

(por ejemplo, la disponibilidad para trabajar) la edad del hijo o hija menor… todas estas<br />

características varían de forma significativa de país a país. Las distintas políticas representan unos<br />

patrones muy variados de reconocimiento de las necesidades y de hasta qué punto “merecen” per<br />

se ser madres a jornada completa, además de ofrecerse los diferentes paquetes de recursos dentro<br />

de los diferentes derechos (Hobson 1994, Sainsbury 1996).<br />

La maternidad fue el primer papel al que se le concedió algún tipo de derecho por cuidar. En los<br />

últimos años hay una floreciente bibliografía profesional sobre los hombres y las masculinidades<br />

que indica que el concepto del “padre cuidador” está suplementando el tan debatido concepto de<br />

la “madre trabajadora” (27). Se ha aumentado el derecho de los padres a cuidar de un bebé recién<br />

nacido y en algunos países el derecho de los padres a cuidar es un importante asunto a considerar<br />

en caso de separación o divorcio. Además de la inclusión parcial de la paternidad, también<br />

se han incluido algunos derechos sociales para quienes cuidan de personas discapacitadas y<br />

de la frágil tercera edad en muchos países y en algunos casos para quienes cuidan de familiares<br />

con enfermedades terminales. Esto a veces se cubre en forma de pago, como ocurre en la prestación<br />

por cuidados a personas discapacitadas en el Reino Unido o los créditos para las prestaciones<br />

suplementarias a la pensión de Noruega o la baja remunerada de Italia, o una combinación<br />

(26) A diferencia de la ley sueca, sin embargo, la baja paternal no tiene una cobertura financiera completa, lo que ac-<br />

túa en contra de los padres que desean acogerse a la baja, dado que su sueldo suele ser el mayor en el hogar.<br />

(27) Ver para obtener una visión general completa, Leira A. “Caring as a Social Right: Cash for Child Care and Daddy<br />

Leave”, Social Politics, Fall 1998, pp. 362-78 , B. Hobson (ed.) Making Men Into Fathers: Men, Masculinities, and the<br />

Social Politics of Fatherhood, Cambridge: Cambridge University Press, 2001.<br />

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