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Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde

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a en la Wensminster Review las discusiones sobre este tema. El mismo año, la Sheffield Female<br />

Political Association presentó la primera petición de sufragio femenino en el Parlamento. Los argumentos<br />

del propio Mill eran claros: “la concesión del voto de las mujeres es una cuestión de justicia;<br />

y la justicia exige que no demos de forma caprichosa los derechos políticos a unos y se los neguemos<br />

a otros”.<br />

A nivel local, en Inglaterra, las mujeres que pagaban impuestos ejercían las mismas funciones que<br />

los hombres, especialmente en las áreas de higiene, asistencia social, educación y asuntos religiosos.<br />

Estaban autorizadas a firmar documentos oficiales y ostentar puestos de responsabilidad.<br />

Sin embargo el Parlamento se opuso durante casi un siglo a conceder el voto a las mujeres a nivel<br />

nacional. Cuando el derecho al voto se amplió a los hombres cabezas de familia y arrendatarios<br />

en los condados igual que en los pueblos, las mujeres continuaron excluidas junto con los hombres<br />

que no sabían leer y escribir. No obstante, a nivel municipal, continuaron ganando importantes<br />

derechos: en 1869 obtuvieron el sufragio municipal, en 1882 en Escocia, el derecho a elegir y a<br />

ser elegidas en los comités escolares, el derecho a votar en los consejos de los condados, a los<br />

cuales pudieron ser elegidas a partir de 1907. La negativa a conceder el voto a nivel nacional se<br />

mantuvo durante muchos años ante el rechazo por parte de los partidos políticos de asumir los derechos<br />

políticos de las mujeres.<br />

En lo que se refiere al caso francés, el siglo XIX se encuentra fuertemente influido por el Derecho<br />

Romano y el Código Napoleónico, lo que supuso que las mujeres sufrieran importantes restricciones<br />

en lo que se denominaron "oficios viriles" después de la Revolución Francesa. Por ejemplo, las<br />

mujeres francesas pudieron ejercer como testigos en documentos públicos a partir de 1792 pero<br />

este derecho fue derogado en 1803. En flagrante contradicción con este hecho, las mujeres, durante<br />

todo el siglo XIX pudieron testificar en juicios. En cuanto al derecho al voto, es preciso hacer<br />

notar que las mujeres podían votar como miembros del Consejo Superior de Instrucción Pública a<br />

partir de 1880 y en 1898 las mujeres que ejercían una actividad mercantil pudieron votar en los<br />

Tribunales de Comercio.<br />

En cuanto a la legislación laboral, debe recordarse la influencia del liberalismo en la regulación<br />

de las relaciones laborales entre personas empleadoras y empleadas. En este sentido sólo a partir<br />

del tercer tercio del siglo XIX se llevaron a cabo una serie de iniciativas destinadas a proteger a las<br />

mujeres y a los niños y niñas en su actividad laboral, iniciativas que en muchos casos se llevaban<br />

a cabo en contra de la voluntad de los trabajadores que veían en la mano de obra femenina una<br />

firme competidora frente al desempleo masculino. Aún así, en Francia, que en este sentido fue muy<br />

por delante de otros países, las mujeres disfrutaban de un permiso de cuatro semanas después del<br />

parto. En Francia, a partir de la ley del 3 de junio de 1874 se prohibió el trabajo de las mujeres<br />

y niños y niñas en las minas, pero fue la ley del 2 de noviembre de 1892 la que prohibió a los niños<br />

y niñas por debajo de los dieciocho años y a las mujeres trabajar en ambientes insalubres y<br />

peligrosos, lo que en la práctica supuso el privar a las mujeres de acceder a empleos cualificados.<br />

Estas medidas, en la práctica sirvieron para privar de derechos especialmente a las mujeres solteras<br />

que obtenían salarios mucho más bajos que los hombres a pesar de desempeñar en la mayoría<br />

de los casos las mismas jornadas de trabajo.<br />

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