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Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde

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Foucault pretendía cuestionar la opinión según la cual ser cuidado debe constituir necesariamente<br />

un tipo de actividad pasiva (Foucault 1997) (7). La capacidad de verse a uno mismo o misma vulnerable<br />

no es algo muy valorado en nuestra sociedad. Hasta que reconozcamos que todos y todas<br />

recibimos cuidados no se podrán producir cambios en nuestra forma de pensar acerca del cuidado<br />

ni se producirá ningún cambio fundamental en la infravaloración del cuidado.<br />

Una vez todas las personas participantes se muestran dispuestas a considerarse receptoras de cuidados<br />

se producen dos efectos. El primero es que se normaliza el cuidado del yo como receptor y<br />

no solo como agente. Tal vez este cambio parezca pequeño pero socava totalmente la presuposición<br />

de que las personas son las únicas participantes racionales capaces de competir en el mercado<br />

y nos obliga a reconocer los límites de la vida del mercado como metáfora de todas las acciones<br />

humanas. El segundo es que ya no se ve a las personas receptoras de cuidados como “los<br />

otros.” Una vez las personas pueden empezar a juzgar a esos “otros” como si fueran ellas mismas,<br />

se necesitará un proceso social psicológico diferente con una empatía más genuina. Está claramente<br />

establecido que las personas son capaces de ejercer esa empatía, aunque su alcance esté<br />

limitado. Cambiar nuestra forma de comprender el cuidado permitirá expandir el alcance de la<br />

empatía.<br />

Si ignoramos las formas en las que se producen las dependencias de las demás personas en el<br />

cuidado nos permitirá seguir unas ideologías de cuidados competitivos y una indiferencia sin simpatía<br />

ante el resto. Reconocer nuestra propia vulnerabilidad socava esos procesos.<br />

4.2 EL CUIDADO FRENTE<br />

AL SERVICIO<br />

Aunque seguramente mi argumento esté equivocado. Si es correcto y todas las personas necesitan<br />

de forma tan absoluta cuidados, ¿cómo es posible que se suprima ese hecho? (8) ¿Cómo puede<br />

faltar un conocimiento como ese? La respuesta a esta pregunta es sencilla: no todos los cuidados<br />

se perciben como cuidar. En este caso la distinción importante es la que existe entre el cuidado y<br />

el servicio.<br />

Kari Waerness identificó tres formas de cuidado: el cuidado espontáneo, el cuidado necesario y el<br />

servicio personal. El cuidado espontáneo es una especie de acto “del buen samaritano” en el que<br />

no se establece ninguna relación de cuidado constante. El cuidado necesario es aquel en el que la<br />

(7) Estoy en deuda con Henk Manschot, de la Universidad de estudios humanistas (Utrecht, Holanda) por haberme in-<br />

dicado esta forma tan importante de comprender el proyecto de Foucault. También he aprovechado los debates mante-<br />

nidos sobre este punto con la Prof. Liane Mozere de la Universidad de Metz (Metz, Francia).<br />

(8) Entre otras y otros académicos filosóficos políticos que también han analizado la fragilidad y la dependencia hu-<br />

mana, ver (MacIntyre 1999; Kittay 1999; Sevenhuijsen 1998).<br />

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