Congreso Internacional SARE 2004 - Emakunde
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qué modelo de ciudadanía conlleva y en qué medida implica y afecta a las mujeres. Volveré sobre<br />
esto.<br />
Estas breves reflexiones apuntan a la idea de que cabe plantearse un modelo de ciudadanía de<br />
múltiples capas o niveles, lo cual implica tensiones prácticas y teóricas, un modelo que difícilmente<br />
puede encuadrase en términos de hombres/ciudadanos, naturaleza/cultura. Digamos, con<br />
otras palabras, que la articulación de comunidad moral y comunidad política no responde exactamente<br />
a las mismas fronteras y que, por otra parte, la discusión de la ciudadanía hoy no remite<br />
a la naturaleza sino a la cultura. En última instancia está sobre el tapete la capacidad y garantías<br />
del Estado-nación respecto de las oportunidades de vida de los individuos. Así, los nuevos flujos<br />
migratorios, la libertad o autonomía de los individuos, las nuevas formas de esclavitud y servidumbre,<br />
y el banco de pruebas de la construcción europea no son más que algunas de las partes<br />
del problema. Obviamente a estas alturas alguien estará pensando en la enormidad de la tarea,<br />
es cierto, pero eso nos indica la realidad y las dimensiones de los cambios que nos afectan. No<br />
obstante, sin asustarse, conviene ir por partes.<br />
3.<br />
Volviendo a la cuestión de la posición social quisiera ahora presentar un esbozo de uno de los aspectos<br />
implicados en el debate actual que afecta a la comprensión de la libertad o autonomía individual<br />
y uno de los puntos importantes en la argumentación neoliberal y en las concepciones<br />
propietaristas de los derechos y de la ciudadanía, vinculadas a una concepción del ser humano<br />
como “propietario de sí mismo” “como propietario de su persona”, lo cual viene a significar, como<br />
señala Capella, “capaz de disponer de su propia persona y de sus capacidades, fundamentalmente<br />
para enajenarlos” (2002: 148). Esta idea arranca de J. Locke, y también está detrás de la<br />
crítica de Kant a tratar a las personas como cosas, como medios y no como fines, aunque no puedo<br />
detenerme en ello, de lo que se trata es de constatar la vigencia hoy en día de esta idea, si bien<br />
ocultando u oscureciendo su génesis histórica y conceptual. Lo que se debate es la libertad o autonomía<br />
de los individuos, el acceso, la pertenencia y la participación en la ciudadanía, y el papel<br />
que juega el trabajo, el empleo libre, frente al exilio social, a las limitaciones de la libertad, a<br />
la subordinación civil, y, por tanto en relación con sus capacidades como ciudadanos, desde la<br />
perspectiva de su posición social en el mercado y en los contratos. Para las mujeres la ficción política,<br />
de acuerdo con Pateman, de la propiedad en la persona, articula el vínculo entre masculinidad,<br />
trabajo pagado y ciudadanía, nos permite ver la estrecha interrelación entre privado (familia,<br />
empresas) y el mundo público de la política. (No me interesa volver sobre la discusión feminista<br />
sobre público-privado, basta recordar que lo privado, lo personal es político y tampoco puedo<br />
más que señalar que la cuestión de las capacidades es básica para la democracia y la democratización,<br />
laboral y política). La cuestión de la propiedad de sí mismo, la propiedad en la persona<br />
o de “ser dueño de uno mismo” pueden ser entendidas como expresiones similares, pero hay<br />
matices importantes que no pueden pasar desapercibidos. Desde la perspectiva que nos interesa,<br />
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